Los asistentes a la ‘rave’ de La Peza empiezan a desmontar la fiesta ilegal
La Guardia Civil refuerza los controles para forzar la marcha de los asistentes, mientras cientos de ellos desalojan la zona tras una intensa limpieza
La Guardia Civil ha reforzado este miércoles los controles de acceso al municipio de La Peza (Granada, 1.120 habitantes). La Agrupación de Tráfico solo permitía el paso de los residentes de la localidad y los servicios indispensables, pero aseguraban tener órdenes de impedir que nadie más pudiera llegar al pueblo. El objetivo, según han explicado, es impedir que los asistentes a la rave que se celebra en la zona desde el pasado 30 de diciembre tengan más suministros. “Como siga entrando bebida, comida y combustible no se van en un año”, cuentan fuentes del instituto armado. Los responsa...
La Guardia Civil ha reforzado este miércoles los controles de acceso al municipio de La Peza (Granada, 1.120 habitantes). La Agrupación de Tráfico solo permitía el paso de los residentes de la localidad y los servicios indispensables, pero aseguraban tener órdenes de impedir que nadie más pudiera llegar al pueblo. El objetivo, según han explicado, es impedir que los asistentes a la rave que se celebra en la zona desde el pasado 30 de diciembre tengan más suministros. “Como siga entrando bebida, comida y combustible no se van en un año”, cuentan fuentes del instituto armado. Los responsables de la fiesta, en cambio, aseguran que esta ya ha acabado. La música no suena desde minutos antes de las 11 de la mañana. Y, aunque aún quedan asistentes, numerosas personas caminan ya hacia sus vehículos con sus mochilas, neveras y colchones y se ha formado ya una pequeña caravana de coches para abandonar el área. “Recogemos todo y nos vamos”, afirman desde la organización.
Esta mañana, con cara de incredulidad, dos operarios de una empresa de contenedores de Purullena —localidad a unos cinco kilómetros de La Peza— comprobaban cómo los agentes de la Guardia Civil les impedían el paso hacia el pueblo. Los paraban al inicio de la carretera GR-3201, donde media docena de vehículos y una quincena de agentes tenían instalado un amplio dispositivo. Los trabajadores relataban que su destino era la rave, cuyos organizadores habían contactado con ellos la tarde del martes para contratar una cuba en la que depositar toda la basura generada durante la fiesta. En la llamada no habían querido dar sus nombres, pero sí que habían hecho el pago, de 550 euros, por adelantado. “Mira, te llamo para decirte que no podemos pasar. Que tenemos el pago y todo está bien, pero no nos dejan llevaros la cuba”, le decía el operario a la chica que le había llamado el día anterior. La Guardia Civil insistía más tarde a los empleados: “Váyanse, porque no se les va a permitir el acceso en todo el día”. “Me sabe mal haber cobrado el dinero y no hacer el trabajo”, decía el otro de los operarios antes de abandonar la zona.
“Si evitas el acceso a los vehículos y las personas… el avituallamiento se merma”, explicaba un agente de la Guardia Civil. Durante los últimos días muchos vehículos han acudido al pueblo a comprar víveres, así como a bares y restaurantes cercanos a la autovía A-92 o localidades de la zona como Purullena. Este miércoles no han podido. Se les permitía salir, pero no volver. La carencia de bebida, comida y gasolina para los grupos electrógenos que daban electricidad a las carpas de comida y los seis escenarios de la fiesta es una clara invitación al desalojo de la fiesta. “El problema es que, mira, ahora no nos dejan ni limpiar. Nos están boicoteando, cuando lo que queremos es ya recoger todo y poder salir”, decía uno de los participantes en la fiesta, Marco, un treintañero que analizaba ya opciones, como que cada vehículo de los asistentes portara las bolsas de basura en su interior hasta contenedores más cercanos. “Esto hay que dejarlo limpio sí o sí”, insistía mientras a su alrededor pasaban decenas de jóvenes con sus bártulos para abandonar el área. “Ha sido increíble, pero todo acaba”, decía Patrizia, una joven italiana de 20 años.
Mientras varios agentes de tráfico impedían el acceso hacia La Peza a cualquier vehículo, sus compañeros registraban con minuciosidad cada coche, furgoneta, caravana o camión que saliera del pueblo. También pedían la documentación a los ocupantes y realizaban distintos test de alcohol y droga. Durante la hora y media que EL PAÍS estuvo presente nadie dio positivo, como en la mayoría de ocasiones durante los días previos, según han explicado los propios agentes. Su mayor preocupación es, sin embargo, la falta de horas de sueño de los conductores, que afirmaban tener distintos destinos como Granada, Almería o Barcelona. Fuentes de la Guardia Civil han explicado que en las últimas horas ha habido tres personas detenidas en estos controles. Uno por atentado a agente a la autoridad ―una agresión leve― y otras dos personas porque se les encontraron sustancias estupefacientes en una variedad y cantidad “compatible con el tráfico de drogas”. Hace días se produjo también otra detención de un chico que quiso saltarse el control antidrogas. “Para el movimiento que ha tenido la fiesta, son cifras mínimas, nada graves”, subrayan las mismas fuentes.