Feijóo prepara una ofensiva contra Sánchez por la sedición, obligado a un viraje en su estrategia
El volantazo del líder del PP despierta críticas internas a su equipo y las primeras dudas de algunos sectores sobre si llegará a La Moncloa
Todas las lunas de miel llegan a su fin. La de Alberto Núñez Feijóo como líder del PP se ha terminado al cumplirse justo siete meses desde que fue aupado a la presidencia del partido por un pacto de los barones para defenestrar a Pablo Casado. El político gallego abre ahora por fuerza un nuevo capítulo de su liderazgo en el partido, obligado a un viraje en su estrategia por haber dado al traste a la política de pactos de Estado con la que dijo que llegaba a...
Todas las lunas de miel llegan a su fin. La de Alberto Núñez Feijóo como líder del PP se ha terminado al cumplirse justo siete meses desde que fue aupado a la presidencia del partido por un pacto de los barones para defenestrar a Pablo Casado. El político gallego abre ahora por fuerza un nuevo capítulo de su liderazgo en el partido, obligado a un viraje en su estrategia por haber dado al traste a la política de pactos de Estado con la que dijo que llegaba al liderazgo (a diferencia de su predecesor). Al mismo tiempo, las encuestas detectan por primera vez un freno en la intención de voto de los populares. El líder conservador prepara una ofensiva contra Pedro Sánchez por la reforma del delito de sedición para tratar de salir del bache de la ruptura del Poder Judicial, que ha despertado críticas internas a su equipo y las primeras dudas de algunos sectores del partido sobre si llegará a La Moncloa.
Feijóo se había granjeado una imagen de barón moderado del PP como perfecto antagonista de Pablo Casado. Con esa aura llegó a la séptima planta de la calle de Génova, inaugurando una nueva estrategia del principal partido de la oposición, que tenía como uno de sus pilares ofrecer pactos de Estado. Sin embargo, el político gallego ha terminado mimetizándose con Casado al adoptar la misma decisión de mantener la parálisis de la justicia, arguyendo la agenda legislativa del Gobierno de Pedro Sánchez.
Por primera vez desde que llegó a la presidencia del PP, Feijóo se ha plegado a la tesis de los halcones del partido, que nunca vieron posible pactar con el presidente socialista, lo que lo obliga a reinventarse y a resetear su estrategia. “El PP es un partido nacido para defender la Constitución, para aplicarla y para sentirse orgulloso de ella”, había dicho hace solo unos días el líder popular en una entrevista en Esquire. Lo primero que ha tenido que hacer es dar un giro a su discurso.
Apenas 48 horas después de la ruptura, Feijóo compareció en Lugo sin el traje de hombre de Estado, con un discurso durísimo centrado en desacreditar al presidente del Gobierno, a quien llegó a situar fuera de la Constitución si reforma el delito de sedición. “El orden constitucional no es compatible con pactar un Código Penal con los que no están de acuerdo con respetar la ley”, defendió el líder popular el sábado en el entorno en el que se siente seguro, el PP de Galicia. “Sánchez parece no tener ningún límite, ningún freno, a la hora de negociar su supervivencia los próximos meses en La Moncloa”, cargó el Feijóo más casadista, con argumentos idénticos a los que utilizaba su predecesor. Obligado por su propia decisión de romper puentes con el Gobierno, el líder del PP se ve preso de reeditar el discurso del “¡Váyase, señor González!” de José María Aznar en los años noventa. “España merece un presidente mejor que el que tiene”, zanjó en Lugo Feijóo.
Presión a los barones socialistas
El líder del PP prepara ahora, además, una ofensiva centrada en la reforma de la sedición para tratar de desgastar al PSOE, según fuentes de su equipo. El PP pondrá todo el foco en esta reforma ―que el Gobierno ni siquiera ha presentado formalmente en el Parlamento ni ha anunciado cuándo la llevará adelante, si es que lo hace― y en buscar la división interna en el PSOE. “Vamos a preguntar todos los días a los barones socialistas qué opinan de que se reforme la sedición”, transmiten en Génova, confiados en que este asunto desgastará al Gobierno más de lo que le afectará al PP el volantazo del Poder Judicial.
En los sectores más moderados del PP preocupa, en cambio, que la ruptura de la única posibilidad de un pacto de Estado debilite la imagen de Feijóo como político de talante negociador y estadista. El líder del PP ya ha cerrado la puerta a acuerdos “con este PSOE” y en su equipo confirman que el Consejo del Poder Judicial queda bloqueado sine die porque “de la sedición no hay forma de escapar” y que tampoco ven posibilidades de grandes acuerdos con Sánchez. “La credibilidad del presidente para nosotros ha quedado muy dañada. Con Pedro Sánchez no se puede. Nos vemos en las urnas”, afirman en Génova.
El problema de esta nueva estrategia sin el talante pactista es que puede reducir el trasvase de votantes del PSOE al PP, que ya se estaba resintiendo por una caída en la valoración de Feijóo entre los votantes socialistas, según el CIS. Génova ansiaba un millón de votos del PSOE para llegar a La Moncloa por la vía de presentar a Feijóo como un político moderado y casi desideologizado, pero ahora se tiene que entregar a la confrontación más dura con los socialistas. “La legislatura se ha terminado”, lamentan los más moderados del PP.
En la dimensión interna, el volantazo del Poder Judicial también deja consecuencias. “Por un lado, hay alivio porque una parte de la opinión pública creía que te iban a engañar y no te han engañado. Pero por otro, Feijóo no llega a acuerdos, cuando los necesita”, analiza un dirigente del PP. Feijóo ha evitado su primera revuelta interna al plegarse a la tesis de los halcones del partido que lidera Isabel Díaz Ayuso, pero al mismo tiempo la presidenta de la Comunidad de Madrid sale fortalecida como quien le marca el paso, como sucedía con Casado. El viraje de Feijóo ha despertado, además, críticas internas a su equipo de colaboradores más estrecho, todos procedentes del Gobierno de la Xunta de Galicia, y a los principales pesos pesados de su dirección. “No es fácil tomar decisiones con la rapidez que exige esta ciudad. De todo el equipo, el que mejor se está acostumbrando a Madrid es Feijóo. La secretaria general [Cuca Gamarra] cojea, no está dando la talla”, se escucha en importantes centros de poder del PP.
En la cúpula de Feijóo se defienden ante el fuego amigo: “Una serie de gente está con que con Sánchez no se puede pactar nada. Eso no es cumplir con el espíritu de la Transición. Otros decían que nos iban a engañar, pero el pacto era muy bueno, coincidía con el 90% con la propuesta que presentamos en julio”.
Por primera vez, en algunos sectores del PP hay dudas sobre si Feijóo será capaz de llegar a La Moncloa. El freno en las encuestas ―aunque la mayoría sigue situándolo por delante del PSOE― es el principal síntoma de que la luna de miel del barón gallego se ha terminado. En el aterrizaje en Madrid hay turbulencias. El sábado, en Lugo, en su entorno seguro, Feijóo se sinceró y se quejó de la “trituradora” en la que se ha convertido la política. También dejó un mensaje que se podía leer entre líneas como dirigido al PP madrileño, que se ha presentado como ganador en la crisis del Poder Judicial. “Buena parte de los problemas de la política nacional es que creen que la única política importante es la que se desarrolla dentro de la M-30″, reflexionó. “Y fuera de Madrid ha habido grandes políticos y grandes presidentes del Gobierno”, se reivindicó el político gallego, quien, como su predecesor, tiene que plantar cara ante quienes dentro y fuera de su partido siguen suspirando por la reina de la M-30.