La familia de Primo de Rivera pide exhumar sus restos con discreción del Valle de los Caídos
Los descendientes del fundador de la Falange justifican el traslado del cuerpo porque la Basílica va a dejar de ser un lugar de enterramiento católico y el Gobierno agradece la predisposición de los descendientes
Los herederos de José Antonio Primo de Rivera han pedido al abad del Valle de los Caídos y a la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid que se exhumen de manera discreta los restos del fundador de la Falange, enterrados en la basílica cerca de la tumba que albergó los de Franco hasta octubre de 2019. En un comunicado, los descendientes de Primo de Rivera justifican la decisión en la Ley de Memoria Democrática, que la semana pasada fue ratificada e...
Los herederos de José Antonio Primo de Rivera han pedido al abad del Valle de los Caídos y a la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid que se exhumen de manera discreta los restos del fundador de la Falange, enterrados en la basílica cerca de la tumba que albergó los de Franco hasta octubre de 2019. En un comunicado, los descendientes de Primo de Rivera justifican la decisión en la Ley de Memoria Democrática, que la semana pasada fue ratificada en el Senado, y que prevé que el templo pase a ser un lugar de enterramiento civil, y en el deseo del político falangista de ser inhumado en un cementerio católico.
“El proceso de exhumación debe permanecer y permanecerá dentro de la estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles”, detalla el comunicado. La familia señala que se considera “obligada” a cumplir “la voluntad” de Primo de Rivera y “llevar a cabo la exhumación y correspondiente inhumación de sus restos mortales en un cementerio sagrado de acuerdo con el rito católico”, pero no especifica en qué camposanto será enterrado, aunque ya lo tienen decidido.
Sobre el comunicado, fuentes del Gobierno señalan que el Ejecutivo “agradece la predisposición” de la familia “para proceder a la exhumación y cumplir con la Ley de Memoria Democrática”. “La ley establece que antes de la exhumación se debe contactar con la familia y proceder de acuerdo a los cauces oportunos para llevarla a cabo, pudiendo inhumarse en la cripta de Cuelgamuros, si así lo quisieran, ya que José Antonio Primo de Rivera es una víctima de la Guerra Civil”, indican la mismas fuentes, que subrayan que el Gobierno “trabaja para que las más de 100 familias que han pedido encontrar los cuerpos de sus familiares en el renombrado a partir de ahora como Valle de Cuelgamuros, puedan darles la sepultura que desean”.
En el comunicado de los Primo de Rivera, la familia señala que, tras el traslado, “José Antonio seguirá manteniendo el sitio preeminente que le corresponde en la memoria de muchos españoles” y que “no podrá ser objeto de más humillaciones”. “Este traslado sería el cuarto que se produce desde su muerte, y su nuevo enterramiento sería el quinto de su mal llamado eterno descanso. Pocos restos humanos han viajado tanto como los de José Antonio. Pero, conociendo sus ideas, esta sería probablemente la última de sus preocupaciones”, señala el texto.
La ley de Memoria Democrática modifica el estatuto del Valle de los Caídos, una obra faraónica impulsada y ejecutada durante el franquismo para exaltar la dictadura y acoger los restos de víctimas de la Guerra Civil, que ahora pasa a denominarse Valle de Cuelgamuros y queda resignificado como un lugar de memoria democrática. La nueva norma veta que en ningún lugar del recinto —inaugurado el 1 de abril de 1959, 20 años después de la proclamación del triunfo del bando nacional en la Guerra Civil—, se lleven a cabo “actos de naturaleza política ni de exaltación de la Guerra, de sus protagonistas o de la dictadura”, según recoge el artículo 54, el mismo que la familia de Primo de Rivera esgrime para justificar su deseo de exhumar los restos. Así, en el apartado 3, el artículo señala que “las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil”.
En el mismo comunicado, que firma en nombre de la familia Fernando Primo de Rivera, duque de Primo de Rivera, se lamenta que la nueva ley elimine también 33 títulos nobiliarios instaurados entre 1948 y 1978, entre ellos el de conde del Castillo de la Mota y el suyo propio, que llevaba aparejado también grandeza de España. También se pide, “con laconismo joseantoniano”, que los medios de comunicación respeten el deseo de la familia de “llevar este proceso en la intimidad”.
El Informe de la Comisión de Expertos para el futuro del Valle de los Caídos, de noviembre de 2011, recomendó que “los restos del general Francisco Franco fueran trasladados al lugar que designara la familia”, como así se hizo en octubre de 2019. También indicó que los de Primo de Rivera permanecieran en el Valle de los Caídos, pero sin ocupar “un lugar preeminente en la Basílica” —actualmente están junto al altar, muy próximos a la que fue tumba de Franco— dada la “igual dignidad de los restos de todos los allí enterrados”.
En un mensaje de Twitter, el historiador Julián Casanova ha recordado que “hace años que familias de republicanos asesinados por el franquismo, robados de sus lugares de enterramiento y llevados al Valle de los Caídos sin su consentimiento solicitan recuperarlos”, sin éxito, pues el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, en cuyo término está el mausoleo franquista, se niega a autorizar la licencia de obra para ello.
José Antonio Primo de Rivera fue fusilado el 20 de noviembre de 1936 en Alicante, cuando tenía 33 años, condenado por un delito de rebelión militar. Su figura fue objeto de culto durante la dictadura como fundador y primer jefe de la Falange, el partido de inspiración fascista creado en 1933 que serviría de núcleo de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, la única formación permitida durante el posterior franquismo.
El historiador Casanovas ha recordado, tras conocerse la noticia de la próxima exhumación de Primo de Rivera, que los restos del fundador de la Falange estuvieron en el monasterio de El Escorial desde finales de noviembre de 1939, un lugar reservado solo a los reyes, cuando un cortejo de falangistas los trasladaron a pie desde Alicante, y que meses antes de la inauguración del Valle de los Caídos, Franco ofreció a sus hermanos, Pilar y Miguel Primo de Rivera, la basílica como lugar de enterramiento.