Vox celebra a Meloni y advierte a Olona que el partido nunca dejará de ser una alternativa de Gobierno en España

La exdiputada de la formación ultra asegura que tiene financiación de toda España para fundar un partido político, pero que aún no ha dicho que sí a nadie y cita a la ganadora de las elecciones italiana: “En España, como ha dicho mi queridísima Meloni, es tiempo de gobernar en unidad”

La exportavoz de Vox en el Parlamento de Andalucía, Macarena Olona, habla con los medios de comunicación a su llegada al hotel Alfonso XIII, antes de pronnunciar una conferencia.Alejandro Ruesga

Puede ser que, como coinciden varios exdirigentes territoriales de Vox —los que abandonaron el partido desengañados por las férreas directrices impuestas por la estructura piramidal de la formación ultra y que andan huérfanos de un altavoz que propague su malestar― Macarena Olona carezca de las dotes de estrategia necesarias para poder canalizar el descontento de los militantes en un partido político, pero su poder de convocatoria y la capacidad para generar de...

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Puede ser que, como coinciden varios exdirigentes territoriales de Vox —los que abandonaron el partido desengañados por las férreas directrices impuestas por la estructura piramidal de la formación ultra y que andan huérfanos de un altavoz que propague su malestar― Macarena Olona carezca de las dotes de estrategia necesarias para poder canalizar el descontento de los militantes en un partido político, pero su poder de convocatoria y la capacidad para generar desconcierto en torno a la formación que, como ella misma reconoce “le ha dado un portazo”, crece conforme pasan los días. Lejos de apagarse, la polémica por el cisma que los líderes de Vox consumaron con quien fuera su candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, les ha aguado a estos la fiesta por la victoria en Italia de la derecha ultra de la mano de la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni.

Olona lo niega, pero cada día que pasa avanza un paso más en su amago por abanderar una alternativa política a Vox. Ha pasado de asegurar en sus redes sociales que no pensaba crear un partido político porque no quería dar más pábulo a la fragmentación política actual, a sostener este mismo lunes en Sevilla que se lo plantearía “si Vox deja de ser alternativa” tras las elecciones municipales y autonómicas del año que viene y que cuenta “con la financiación suficiente” para ello. La exdirigente del partido de extrema derecha ha asegurado que ha recibido ofertas monetarias de toda España para liderar una nueva formación —aunque no ha querido decir de quiénes―y que incluso le llegaron a proponer—tampoco ha confirmado quién― concurrir como candidata a la Generalitat valenciana en las próximas elecciones autonómicas, pero que se negó porque se siente “en deuda con Andalucía”.

Aunque este lunes Vox aparentemente tenía mucho que celebrar tras la victoria de Meloni, la crisis abierta en la formación de Santiago Abascal con la expulsión de Olona ha puesto sordina a una euforia en la que el partido ultra estaba deseando zambullirse para frenar su declive en las encuestas a costa del PP de Alberto Núñez Feijóo. Por el contrario, su portavoz político y eurodiputado, Jorge Buxadé, ha tenido que insistir en el mensaje de unidad de un partido que siempre se había vanagloriado de ser compacto y atender a una sola voz. “El proyecto de Vox está fuerte y es una alternativa, con liderazgo y unidad interna”, ha señalado. “Si alguna vez Vox deja de ser alternativa social y patriótica, nosotros mismos desmontaremos esto”, ha respondido de forma velada a Olona para insistir en que existe “una evidente voluntad” por parte de “determinadas personas” de intentar socavar la unidad de Vox.

Olona, rodeada del selecto grupo de comensales —muchos venidos desde fuera de Sevilla― que compartía el almuerzo en el Hotel Alfonso XIII organizado por el Rotary Club Sevilla Corporate, que la había invitado a impartir la conferencia: La defensa de los derechos y libertades a través del Tribunal Constitucional: la inconstitucionalidad de los estados de alarma, no se ha querido dar por aludida. Antes de ofrecer su charla, con el mismo asunto que las celebradas en Granada y en Murcia en las últimas semanas, también apelaba a la unidad. Se ha hecho eco también de las primeras palabras que había pronunciado Meloni tras ser elegida primera ministra de Italia. “Escuchaba a mi queridísima Giorgia Meloni que es tiempo de gobernar con unidad y para todos los italianos y es la misma aspiración que deberíamos tener en España”. “Las banderas que enarbola Vox son absolutamente necesarias para que España vuelva a encontrarse a sí misma”, ha reconocido, pero para advertir inmediatamente de que “si dejara de ser alternativa, alguien tendría que defenderlas”

Y ese alguien, “ante la decisión de la cúpula de poner fin a nuestro camino conjunto”, ha señalado Olona, es ella misma. Se ha mostrado respaldada por los ciudadanos. “Cuando estaba en el suelo y estaba besando la lona, quienes me pusieron en pie fueron los españoles. Ahora ya no tengo el enorme pesar que sentía cuando escuchaba que me decían: ‘No nos abandones, vuelve a Vox’. Si yo no estoy en Vox es porque ellos no quieren”, ha zanjado.

“Silencio leal”

Aunque insiste en que está guardando un “silencio leal”, sus insinuaciones veladas y sin aclarar generan todavía más ruido en el fragor de su pugna con Vox. “No entiendo por qué la atacan si ella es la que tiene los planos del edificio”, sostienen en su entorno más cercano, cuando se les pregunta de dónde vienen “los golpes que no ha visto venir” y que la han hecho caer en el ring. Ella no oculta que ahora no se “siente utilizada” y que “disfruta de libertad”, pero esa reserva autoimpuesta, que cada día lo es menos, resulta muy elocuente.

Como Yolanda Díaz, una de sus némesis en el Congreso de los Diputados, Olona dice estar ahora en el proceso de “caminar y escuchar”. Esos primeros pasos los está dando en Andalucía, donde empezó a fraguarse la ruptura con la cúpula de su partido y donde pareció poner punto y final a su incursión en la vida política, alegando problemas de salud, a los que se sumaba un enfrentamiento con la dirección de la formación por la forma de gestionar el partido. El tramo del Camino de Santiago que recorrió a finales de verano ha abierto un punto y seguido, que podría ser aparte si Vox no es capaz de aprovechar el efecto Meloni en las próximas citas con las urnas.

Mario Conde: "Si después de entrar cuatro veces en la cárcel dijera que se me ocurre formar un partido, es que tengo una demencia senil en grado elevadísimo"

Fue un selfi junto a Mario Conde subido hace unos 15 días por Macarena Olona a las redes sociales con la frase: “La moral del éxito, la moral del fracaso”, puso a hervir Twitter con un torrente de cruces de publicaciones entre quienes defendían que la exdirigente de Vox posara junto a un banquero que había estado en prisión por fraude y apropiación indebida y quienes la criticaban por ese mismo motivo. Ella había acudido a una conferencia que el exbanquero había dado en Sevilla en un acto organizado por el Rotary Club Sevilla Corporate y aún no había sido expulsada públicamente por su partido.

Que una semana después, y en plena polémica con su ya expartido, Olona anunciara que Conde iba a presentar su intervención en ese mismo club, por invitación de su presidente, el abogado penalista Luis Romero, levantó todo tipo de suspicacias sobre una posible alianza estratégica entre ambos. El que fue presidente de Banesto se ha encargado de desmentirlo esta tarde de manera muy categórica: “Si después de entrar cuatro veces en la cárcel, dijera que se me ocurre formar un partido, es que tengo una demencia senil en grado elevadísimo”. “No es ni mi sendero, ni mi camino, ni mi vocación”.

En su intervención, Conde ha dejado claro que su admiración por Olona es, ante todo, por deformación profesional, porque ambos son abogados del Estado —“Macarena me devolvió la confianza en mi cuerpo [de funcionarios del Estado]; “Tenía competencia y valentía, aunque algunos lo llaman exabruptos”— y, en un aviso a navegantes, ha cuestionado que sean necesarios más partidos políticos apelando a un símil entre Lamarck y Darwin para defender las organizaciones, lo colectivo, frente a los personalismos derivados de la selección natural: “No sé si hacen falta más políticos, sino más gente competente, gente que haya demostrado algo en la vida”.

Olona ha repetido la misma conferencia que impartió en Granada, primero, y después, en Murcia, pero con la tranquilidad de no estar precedida por escraches —el público asistente y el lugar escogido tampoco animaban a ello—. Allí ha sacado pecho de su labor como abogada del estado que le llevó a firmar los recursos de su partido ante el Constitucional contra las sucesivas declaraciones del estado de alarma durante la pandemia, en una conferencia con un contenido mucho más político e ideológico que jurídico y en la que se ha referido a Vox como “la formación de la que yo formaba parte”.

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