Pedro Sánchez: “La rebaja fiscal de Andalucía a quien beneficia es a Madrid”
El presidente del Gobierno obvia a Marruecos al hablar del conflicto del Sáhara Occidental en la ONU
Pedro Sánchez está completamente lanzado en el giro progresista que inició en julio, en el debate del estado de la nación, y ahora remata con el nuevo impuesto a las grandes fortunas que el PSOE había descartado durante varios años —de hecho no lo incluyeron en el acuerdo de Gobierno de 2019 con Unidas Podemos— y que ahora parece la gran apuesta fiscal de los Presupuestos. El presidente, en la rueda de prensa de cierre de su viaje a N...
Pedro Sánchez está completamente lanzado en el giro progresista que inició en julio, en el debate del estado de la nación, y ahora remata con el nuevo impuesto a las grandes fortunas que el PSOE había descartado durante varios años —de hecho no lo incluyeron en el acuerdo de Gobierno de 2019 con Unidas Podemos— y que ahora parece la gran apuesta fiscal de los Presupuestos. El presidente, en la rueda de prensa de cierre de su viaje a Nueva York por la cumbre de la ONU, en la residencia del embajador español ante Naciones Unidas, ha hecho una encendida defensa de este impuesto, del que aún no hay muchos detalles, con la idea de que este es un momento excepcional en el que hay que profundizar en la “justicia social para buscar la justicia fiscal”. El asunto de los impuestos ha dominado la rueda de prensa, y Sánchez ha aprovechado tanto para defender su nuevo impuesto como para criticar la “competencia a la baja” que han iniciado varias comunidades del PP como Madrid, Andalucía o Murcia para ver quien los reduce más. Sánchez ha defendido en todo momento que con una crisis como la actual, y después de una pandemia que ha mostrado lo necesario que es una buena sanidad pública, no tiene sentido entrar en esta guerra de rebajas fiscales y mucho menos cuando esas mismas autonomías “con una mano bajan impuestos y con la otra piden recursos a Europa y a la Administración General del Estado”.
Sánchez cree además que esta polémica decisión de Andalucía de suspender el Impuesto de Patrimonio, que parece hecha para competir con Madrid, en realidad a quien beneficia es a la capital, que siempre ganará en esa batalla por el efecto capitalidad. El presidente del Gobierno ha asegurado al final de su viaje a la cumbre de Naciones Unidas en Nueva York que “la rebaja fiscal de algunos territorios, como Andalucía y ahora Murcia, a quien beneficia es a Madrid”. “Ninguna persona con gran patrimonio va a cambiar su residencia fiscal de Madrid a otro lugar. Y lo que se hace es dar argumentos a un territorio que atrae patrimonio por capitalidad. Esos territorios deberían competir con sus fortalezas, apostando por educación y sanidad publica, por una educación de calidad, por la transición energética”, ha sostenido el presidente.
Sánchez ha hecho una llamada a la “corresponsabilidad fiscal” y ha considerado que las rebajas anunciadas por Andalucía no tienen sentido en un contexto en el que el Gobierno central ha hecho “rebajas selectivas a la clase media y trabajadora en el IVA de la luz, el gas, a las pymes” y en la que se plantean nuevas tasas, provisionales, a las grandes energéticas y financieras y ahora el de las grandes fortunas, que se negocia dentro del Gobierno el PSOE y Unidas Podemos, y que “obedece al objetivo de construir una justicia social en nuestro país porque necesitamos construir un estado del bienestar fuerte que nos proteja de las grandes crisis, como la pandemia”.
El presidente ha criticado la “competencia a la baja” entre comunidades y en el que España está recibiendo y va a recibir la solidaridad europea en forma de 140.000 millones de euros. Y ha animado a una “reflexión del conjunto de la sociedad” sobre el modelo que quiere darse a sí misma. “En una legislatura en la que hemos visto cuán importante es contar con una sanidad y educación públicas de calidad (...), estas lecciones nos deben llevar a plantearnos qué estado del bienestar necesitamos y creo que es uno fuerte”, ha desarrollado el líder socialista. “Cada cual tiene el deber a contribuir en función de su esfuerzo a financiar el estado del bienestar, y no es solo un deber, sino una oportunidad para todos”, ha insistido, para asegurar que el principal reto de España es la desigualdad.
“La justicia social vendrá de la mano de la justicia fiscal y eso es bueno para todos porque todos viviremos en una sociedad más cohesionada. El Gobierno de España entiende que el principal desafío es la desigualdad”, ha insistido Sánchez, que está lanzando a la batalla ideológica alrededor de la fiscalidad y para ello ha citado al socialdemócrata sueco Olof Palme, otro gran referente de la izquierda mundial, como el día anterior se había declarado heredero de las batallas políticas de chileno Salvador Allende. El interés por el rearme ideológico del progresismo español en un año electoral y con las encuestas a favor del bloque de derechas es muy evidente desde hace semanas y se ha consolidad en Nueva York.
Preguntado por las duras palabras del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que este lunes se manifestó en una entrevista contrario a la estrategia del PSOE de poner en duda la solvencia de Feijóo, Sánchez ha respondido con parquedad aludiendo a sus 30 años de militante socialista: “Pocas veces he visto tanta unidad en el partido como la que existe en la actualidad”.
Antes de la rueda de prensa, Sánchez había mantenido una reunión clave con grandes fondos de inversión. Ahí, como ha sucedido otros años, tuvo el examen más difícil de todos: el de los altos ejecutivos con intereses en España. Entre los CEO presentes destacan algunos muy conocidos en el mundo financiero como Ray Dalio, de Bridgewater; Daniel Pinto, de JP Morgan; o Henry Kravis, de KKR. Pero también estaban representados Ares Management, Bank of America, Brookfield, Citybank, Lone Star, Morgan Stanley, Providence, Carlyle, L. Catterton y además acudió Jaime Malet, de la AmCham, la cámara de comercio norteamericana en España.
Las tres cuestiones clave
En ese examen, del que Sánchez salió muy satisfecho porque notó confianza en la economía española, los ejecutivos le preguntaron de forma muy directa sobre los asuntos centrales de la agenda económica, pero especialmente por tres que afectan mucho a sus intereses: los nuevos impuestos a grandes energéticas y banca —entre esos fondos hay propietarios de compañías españolas—, la nueva ley de vivienda y la política sobre el mercado inmobiliario —algunos tienen miles de viviendas en España— y la posibilidad de que la subida de los tipos de interés complique la gestión de la deuda pública y pueda traer turbulencias como las de la anterior crisis, la de 2010.
Sánchez, según varias fuentes presentes en la reunión, llevaba muy preparada su respuesta a estas cuestiones y ha tranquilizado a los fondos explicándoles que, en todo lo que tiene que ver con la legislación sobre el mercado inmobiliario —la nueva ley de vivienda está atascada en el Congreso porque Unidas Podemos y ERC reclaman ir más lejos en los topes a las subidas del precio del alquiler—, España garantiza que habrá seguridad jurídica y no se hará nada que no vaya en línea con la Unión Europea.
La ley está atascada y no está claro si saldrá adelante, pero en cualquier caso Sánchez tranquilizó a los inversores de que esta norma respetará todos los parámetros europeos. El representante de Lone Star, con una inversión enorme en inmobiliario en España, recordó que habían perdido mucho dinero en Irlanda por un cambio de legislación imprevisto y pidió seguridad jurídica en esta cuestión.
Esta vez no le preguntaron por pensiones o por la reforma laboral, como otros años —esta última ya está hecha—, pero sí estaban interesados en que les explicara los nuevos impuestos, aunque no hablaron del de las grandes fortunas porque aún no hay detalles y no preguntaron. Sánchez argumentó que la situación es excepcional y tiene que haber impuestos extraordinarios, aunque los ejecutivos se quejaron de esas novedades. Carlyle, por ejemplo, es el principal accionista de CEPSA.
El presidente les tranquilizó con la idea de que son temporales y además les garantizó que se adaptarán a lo que haga la Unión Europea, algo que siempre da confianza a estos inversores. También le preguntaron por la deuda española ahora que suben los tipos de interés, pero Sánchez les tranquilizó con la idea de que la situación es muy diferente a la de 2011 o 2012, cuando la prima de riesgo se disparó, porque ahora el BCE está decidido a respaldar a los países del sur, al contrario de lo que hizo entonces durante mucho tiempo —hasta que Draghi pronunció sus palabras de “haremos lo que haga falta” para defender el euro— y porque tanto las empresas como los ciudadanos están mucho menos endeudados que entonces.
En general Sánchez salió contento y confía en que se instale en el mundo financiero la idea de que España está mejor preparada que otros países europeos para soportar esta crisis. Sánchez por tanto maneja este doble registro: por un lado refuerza su batalla ideológica y plantea impuestos a las grandes fortunas y defiende la justicia social, y se presenta como candidato para presidir la Internacional Socialista, algo que se ha confirmado en Nueva York, y por otro habla el lenguaje de los inversores para convencerles de que sigan poniendo dinero en España.
Sánchez obvia el acuerdo con Marruecos sobre el Sáhara occidental
Sánchez ha cerrado su viaje con la intervención ante la asamblea general de la ONU, centrada este año en un condena rotunda a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y en un duro ataque contra el régimen de Putin. El presidente español ha hecho una defensa del multilateralismo y un mundo basado en reglas, frente a las violaciones permanentes de Rusia. Sánchez también se ha concentrado en la crisis alimentaria, uno de los asuntos que más preocupan a los líderes reunidos estos días en Nueva York. Pero el presidente también ha tenido, como es habitual, una parte dedicada al Sáhara Occidental. Y ahí se ha producido una novedad.
El discurso de Sánchez ha vuelto a la posición tradicional de España en este asunto, en el marco de las resoluciones de la ONU, y ha obviado por completo cualquier referencia al acuerdo que alcanzó el Gobierno con Marruecos en abril y que terminó en una carta del presidente en la que sancionaba el giro de la política española sobre este asunto porque remataba que España “considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso”. Nada de esto ha estado en el discurso de Sánchez en la ONU.
Fuentes del Gobierno señalan que esto no implica ningún cambio ni marcha atrás, y la carta del presidente de abril sigue vigente, pero no tiene por qué repetirla en cada ocasión. El discurso de Sánchez en la ONU volvió pues a la posición tradicional: “no podemos arrastrar conflictos del siglo pasado. Por ello, en lo que respecta al Sáhara Occidental, España apoya una solución política mutuamente aceptable, en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad. En este sentido, la labor del Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas es fundamental y cuenta con todo el apoyo de España. España también seguirá apoyando a la población saharaui en los campamentos, como ha hecho siempre, siendo el principal donante internacional de ayuda humanitaria en este contexto”, dijo el presidente.
La visita de Pedro Sánchez a Nueva York para asistir a la 77 Asamblea General de Naciones Unidas se ha concretado también este jueves en un nuevo anuncio, de 100 millones de euros para las organizaciones que trabajan en igualdad de género, entre ellas ONU-Mujeres. Como Gobierno feminista, ha señalado Sánchez, “nos preocupa especialmente la brecha de género” y ha justificado la decisión española “ante los procesos de retroceso de los que estamos siendo testigos” en varios países, como “Estados Unidos”. “España es líder en la conquista de derechos”. Sánchez no se ha posicionado, porque aseguraba que no conocía bien el caso aún, sobre los disturbios en Irán por la muerte de una joven que llevaba mal puesto el velo.
Y también te jueves Sánchez ha anunciado en su cuenta de Twitter que presentará su candidatura a liderar la Internacional Socialista. “Somos los socialdemócratas quienes hemos apostado siempre por avanzar, por conquistar nuevos derechos y libertades y lo seguiremos haciendo. Juntos, juntas, y con fuerzas renovadas”, ha asegurado.