Múltiples pruebas contra el presunto asesino en serie de Bilbao se perdieron al considerarse las muertes como naturales
La Ertzaintza trata de vincular entre sí al menos cuatro fallecimientos. La investigación topa con la dificultad de que algunos de los cuerpos fueron incinerados y no hay autopsias completas
La intrincada investigación acerca de un presunto asesino en serie en Bilbao que lleva a cabo la Ertzaintza amenaza con convertirse en “uno de los casos más complicados de la historia de la policía autónoma vasca”, según advierten fuentes de ese cuerpo policial. A la secuencia de al menos cuatro muertes con un aparente denominador común —hombres...
La intrincada investigación acerca de un presunto asesino en serie en Bilbao que lleva a cabo la Ertzaintza amenaza con convertirse en “uno de los casos más complicados de la historia de la policía autónoma vasca”, según advierten fuentes de ese cuerpo policial. A la secuencia de al menos cuatro muertes con un aparente denominador común —hombres que habían sido contactados en una red social gay por el presunto asesino, que tras quitarles la vida les desvalijaba— se suman nuevas dificultades. “Al haberse considerado inicialmente muertes naturales, algunos de los cuerpos han sido incinerados, las autopsias no son completas y no existen inspecciones oculares”, señalan fuentes de la policía autónoma. Además, el modus operandi que se analiza ha llevado a los investigadores a sospechar que el presunto homicida ha actuado también más allá de Bilbao y del País Vasco. “Se están mirando otros hechos en Madrid y Alicante”, apuntan las mismas fuentes.
La policía vasca ha solicitado ya ayuda a la Policía Nacional, ya que entienden que el tipo al que están buscando “no anda habitualmente por el País Vasco”. El cerco comenzó a cerrarse el pasado mes de diciembre en torno a un hombre de entre 20 y 30 años después de que otro, residente en el Casco Viejo de Bilbao (como el resto de las cuatro presuntas víctimas) denunciara que había tratado de asfixiarle, aunque había logrado zafarse de él.
En el forcejeo y la huida, el agresor se dejó una mochila con documentación y con éxtasis líquido, una sustancia estupefaciente que fue detectada al menos en uno de los informes forenses de los fallecidos.
Los investigadores creen que el autor de las muertes pudo usarla para anular la voluntad de sus víctimas. Se trata de una sustancia cuya sobredosis puede ser letal, pues puede provocar un paro cardiaco.
Esta denuncia se sumó a una previa de un familiar de unos de los fallecidos, que aseguraba que alguien había extraído importantes cantidades de dinero de su cuenta tras su muerte. Desde entonces, los investigadores tratan de vincular entre sí los hechos luctuosos, pese a las muchas dificultades que supone la ausencia de pruebas en algunos casos.
“Podría darse la situación de que, debido a que inicialmente se trataron como muertes naturales, no hubiese suficiente carga probatoria para acusar al presunto autor de homicidio, aunque sí de robo”, advierten fuentes de la Ertzaintza. Por eso, también ahora han ampliado el foco y se afanan en encontrar casos similares más allá del País Vasco que pudieran ayudar a encajar las piezas de este macabro puzle. El presunto asesino está en busca y captura por orden del juzgado de Bilbao que instruye las actuaciones y que ha decretado el secreto de sumario.
Las muertes detectadas en Bilbao con estas características sucedieron en el corto espacio temporal de tres meses, entre los pasados meses de septiembre y noviembre; en diciembre, un hombre logró escapar de su agresor. Los cuerpos de los fallecidos fueron encontrados en sus domicilios, donde presumiblemente habían quedado con su asesino a través de una red social de contactos. Los colectivos LGTBI ven en estas muertes una mortífera secuencia de ataques homófobos.