El ‘caso Ayuso’ que hereda Feijóo sigue abierto

La presidenta madrileña se niega a dar por cerrado su expediente y acusa al PP de Casado de seguir con sus ataques hasta con anónimos

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al terminar la Junta Directiva Nacional del PP, en el hotel Eurostars Tower de Madrid. Foto: ANDREA COMAS | Vídeo: EFE

El nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo dio por cerrado ayer de manera oficial el expediente informativo que el PP de Pablo Casado abrió contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante unas horas entre el 17 y el 18 de febrero. Los dos cargos más relevantes del PP “interino”, la coordinadora general Cuca Gamarra, y el presidente del XX Congreso extraordinario, Esteban González Pons, expresaron ayer su “confianza total y absoluta, del...

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El nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo dio por cerrado ayer de manera oficial el expediente informativo que el PP de Pablo Casado abrió contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante unas horas entre el 17 y el 18 de febrero. Los dos cargos más relevantes del PP “interino”, la coordinadora general Cuca Gamarra, y el presidente del XX Congreso extraordinario, Esteban González Pons, expresaron ayer su “confianza total y absoluta, del todo, en la honorabilidad de Isabel Díaz Ayuso”. Pons matizó que el expediente informativo que anunció el anterior secretario general, Teodoro García Egea, sobre el contrato de compra de mascarillas adjudicado por la Comunidad de Madrid en abril de 2020 y por el que el hermano de Ayuso consiguió una comisión de 283.000 euros, ahora está “cerrado, despejado y rechazado de plano”.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.Foto: Europa Press

El expediente ya había quedado en suspenso tras la cita del viernes 18 entre Ayuso y Casado. González Pons añadió que al nuevo PP “no le consta, por el momento, ningún tipo de irregularidad”, y tampoco le hacen falta “más explicaciones” de la afectada, aunque la Fiscalía Anticorrupción investiga ese polémico contrato. La investigación interna se da por finiquitada. Pero ni el PP ni la presidenta madrileña pueden dar aún por acabado el incidente.

El caso Ayuso es mucho más amplio que el citado expediente, que tampoco está claro si se llegó a iniciar, ya que ni se nombró instructor ni se reunió formalmente el Comité de Derechos y Garantías. El nuevo PP sí distribuyó en la tarde de ayer una nota de la aún presidenta de ese órgano disciplinario, Andrea Levy, en la que comunica el archivo de sus indagaciones tras haber recibido “información explicativa” que considera “suficiente en este momento”. Levy había anunciado el 22 de febrero, en plena crisis, que dimitía de ese cargo orgánico, pero al final no hizo efectivo el cese y por ahora sigue en el puesto.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, fue preguntado anteayer en la SER si creía suficientes las explicaciones de Ayuso y respondió que sí, pero matizó que ahora el organismo que actúa es la Fiscalía: “Creo a Ayuso, no tengo por qué dudar, pero si la justicia la señala tendrá que asumir su responsabilidad”. Nadie en el PP secundó ayer la estrategia del presidente andaluz.

Alberto Núñez Feijóo, el futuro presidente del partido, y Ayuso han podido hablar varias veces desde que estalló esta crisis. La madrileña no solo se autodescartó para competir ahora por el liderazgo nacional en el congreso de Sevilla, sino que apostó abiertamente por el presidente gallego, con el que tuvo varios enfrentamientos públicos durante la pandemia.

Ayuso respaldó en su día a Casado con igual vehemencia que ahora a Feijóo. Casado la nominó hace tres años por sorpresa y contra el criterio de muchos como la candidata en Madrid.

Ahora la presidenta se niega a dar por cerrada su disputa, al menos con el anterior equipo que dirigía el PP, incluso tras saludar brevemente a Casado cuando se tropezaron a la salida de la cita de la Junta Directiva de ayer en un hotel de Madrid. Como remachan en su entorno, Ayuso “ni olvida ni perdona”. La tarde anterior se había encerrado en su casa y escribió personalmente un texto de ocho folios desbordantes donde reclamaba saldar cuentas pendientes. “No es odio lo que siente, es tristeza”, matizan en su equipo más próximo. En la sala y fuera, en la puerta ante los periodistas, exigió explicaciones y reclamó incluso expulsiones. En su entorno acusan al propio Casado y a sus colaboradores más cercanos, personificados en Teodoro García Egea sin citarle, no solo de haberla perseguido durante meses sino de haber animado a periodistas a investigarla, y también a su familia, para destruirla.

Ayuso y sus colaboradores extienden esas maniobras hasta estos días, cuando señalan que desde la cúpula popular de Casado se filtró un supuesto anónimo a El Mundo con idéntico texto que el que llegó a partidos de izquierdas como Más Madrid.

“Han sucedido hechos gravísimos que, para volver a ganarnos la confianza de la opinión pública, habrá que investigar y expulsar a sus autores. Y saber por qué un estúpido anónimo acaba en forma de SMS en los teléfonos de nuestros adversarios políticos. Qué hay de cierto sobre que un alcalde de Ávila, que trabaja donde casualmente presentó su declaración el empresario de las mascarillas, ha sido quien ha filtrado los datos al partido. Porque el partido maneja más datos que ese anónimo, así se lo dicen a la prensa”, soltó Ayuso ante los 400 miembros de la dirección del PP.

La presidenta madrileña no estaba dispuesta a las concesiones ni a las recurrentes despedidas que se suelen regalar en estos casos a los políticos derrotados o en retirada. “No creo en las heridas cerradas en falso. Pido que quien ha formado parte de esta campaña sea puesto de inmediato en la calle”, insistió. Su intervención no cosechó grandes aplausos de un auditorio que se sintió mayoritariamente incómodo.

El breve discurso de despedida de Casado se emitió al final en abierto pese a un primer intento de que fuera a puerta cerrada para no hurgar más en las heridas internas. En el mismo no aludió explícitamente a ese enfrentamiento, aunque sí constató que no creía merecer los ataques.

El PP no ofreció en abierto y en directo para los periodistas la réplica de la presidenta de la Comunidad, pero sus servicios de prensa si la enviaron en diferido y casi íntegra. El importante equipo mediático de Ayuso actuó con rapidez. Tenían el texto completo y con titulares subrayados. Ayuso negó ante sus compañeros las acusaciones que la dirección de su partido le insinuó y luego retiró, reafirmó su proyecto político de confrontación con el Gobierno de Pedro Sánchez y de templanza hacia Vox y habló de su familia para salir en su defensa.

“¿A quién le importa cómo se sienta un chaval de 18 años, mi sobrino, que tiene que volver a clase cada día, una cuñada y unas niñas que viven en un pequeño pueblo o una madre, viuda y jubilada, sobre la que se arrojan insidias y que se la describe también como corrupta? O unos primos que por apellidarse Ayuso están perdiendo clientes o ascensos en su trabajo. O personas que ni estando ya en mi entorno personal son cuestionadas en sus puestos de trabajo. A todos les han robado el anonimato”, clamó la dirigente madrileña. Luego se reconoció “cansada del trato que se le ha dado, de tener que leer supuestas tramas y corruptelas”.

En su entorno justificaron más tarde la virulencia de su “incómoda” alocución pública en la necesidad de reivindicar su inocencia y destacar que ella “actúa noblemente y no por la espalda o con anónimos”. Añaden que no pretende convertirse en un Pepito Grillo del PP, del de Casado o el de Feijóo, pero sí exige “el restablecimiento de su honor y del daño sufrido por su familia”.

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