Los presidentes del PP cercan a Casado y la oposición, a Ayuso

El presente del líder popular está en manos de sus barones

El presidente del PP, Pablo Casado.AFP

No es suficiente con ganar las elecciones internas en un partido para tener el poder. El instrumento indiscutible que otorga de inmediato auctoritas y potestas es alcanzar la Presidencia del Gobierno. En ausencia del mismo, en el sistema político español la capacidad de los presidentes autonómicos es extraordinaria para determinar el devenir del partido en el ámbito nacional.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, vencedor en unas elecciones internas en segunda vuelta ...

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No es suficiente con ganar las elecciones internas en un partido para tener el poder. El instrumento indiscutible que otorga de inmediato auctoritas y potestas es alcanzar la Presidencia del Gobierno. En ausencia del mismo, en el sistema político español la capacidad de los presidentes autonómicos es extraordinaria para determinar el devenir del partido en el ámbito nacional.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, vencedor en unas elecciones internas en segunda vuelta —frente a la favorita del poder territorial, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y con el favor de la ex secretaria general María Dolores de Cospedal— lo va a comprobar en carne propia, si bien tenía indicios de que así podría ser. El mantenimiento del joven líder de los populares en el despacho presidencial de la calle Génova de Madrid (sede central del PP, en venta) no va a depender de las miles de personas que este domingo se manifestaron a las puertas de su centro de mando.

Por muy desagradable, vistosa y ruidosa que fuera la protesta contra él, con vítores a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, su presente está en las manos de los presidentes autonómicos. Unos miles de personas —muchos de ellos con declaración expresa de que votan a Vox, con descalificaciones a Pablo Casado y al secretario general, Teodoro García Egea, y a todos los medios de comunicación, sin excepción— no serán la palanca que defenestre a Casado. Su determinación por imponerse a Ayuso flaqueó en solo unas horas y su debilidad ostentosa acelerará sin duda su sentencia.

La claudicación ante Isabel Díaz Ayuso, al pasar de acusarla de presunta prevaricadora y de que su familia se aprovechase de la tragedia de la pandemia “con 700 muertos diarios” con la venta de mascarillas al todo aclarado, le convirtió en perdedor y en el principal responsable de la crisis.

Desde el poder territorial se le responsabiliza de haber perjudicado gravemente al partido por haber vertido acusaciones éticas y con posible mancha judicial a la presidenta de Madrid; y también porque se han desvanecido ante el primer requerimiento de los presidentes autonómicos. No midió Pablo Casado la potencia de tiro de la presidenta madrileña. La dimisión de Teodoro García Egea ya no le vale a los presidentes del PP. Ayuso ha ganado en el frente interno. Ahora, la presidenta madrileña tendrá que salir a campo abierto para defenderse de la oposición. Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos, harán continuas incursiones por las vías acusatorias abiertas por Pablo Casado. No le darán descanso.

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