El temporal en el golfo de Cádiz saca a flote decenas de fardos de hachís
La mala mar ha dejado un reguero de paquetes de droga y narcolanchas abandonadas entre las costas de Huelva y el Algarve portugués
Cuando un fuerte temporal azota el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar, los lugareños ya saben lo que viene después. El mar vomita un sinfín de troncos, trozos de embarcaciones, algas y plásticos de envoltorios de productos que hace décadas que no se venden. Pero, a fuerza de costumbre, otro género a la deriva se ha hecho cada vez más común. Los días de Navidad de alerta amarilla y naranja por lluvias y fenómenos costeros se han saldado con ...
Cuando un fuerte temporal azota el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar, los lugareños ya saben lo que viene después. El mar vomita un sinfín de troncos, trozos de embarcaciones, algas y plásticos de envoltorios de productos que hace décadas que no se venden. Pero, a fuerza de costumbre, otro género a la deriva se ha hecho cada vez más común. Los días de Navidad de alerta amarilla y naranja por lluvias y fenómenos costeros se han saldado con un rosario de fardos de hachís localizados entre las costas de Huelva y el Algarve portugués. Solo en esta última región ya llevan recuperados 985 kilos de droga a lo largo de la costa, según ha informado la Autoridad Marítima Nacional. A ese cargamento se suma un número aún por cuantificar de bultos localizados en Huelva, junto a tres narcolanchas encalladas en la playa.
Más de 200 kilómetros separan Matalascañas (Almonte), en el extremo de Huelva más cercano a la provincia de Cádiz, de Lagoa, en la región portuguesa del Algarve. Ese arco de costas salpicadas de playas y acantilados se ha convertido en el escenario de los hallazgos de fardos de hachís y lanchas semirrígidas de varios motores abandonados a su suerte, localizados en las últimas 72 horas. El 23 de diciembre, “sucesivas alertas” de vecinos comunicaron a la Policía Marítima de Portugal que estaban apareciendo bultos envueltos en arpillera en diversas playas de Albufeira, según ha informado la Autoridad Marítima de este país. Fue el inicio de un goteo constante de avisos y posteriores aprehensiones que, hasta este 26 de diciembre, sumaban 28 fardos y 985 kilos de droga, encontrados entre Albufeira, Lagoa y Silves.
Al otro lado de la frontera, el mar también ha escupido decenas de sacos, en un número y peso final aún por determinar. “Ha salido de alta mar por las inclemencias meteorológicas. Aún tenemos que hacer el pesaje”, han explicado fuentes de la Guardia Civil de Huelva. La cuantificación total podría superar los 40 sacos y las 1,3 toneladas de droga, según ha adelantado el medio local Huelva Información. Además, los agentes han hallado abandonadas, al menos, tres narcolanchas en las playas de Matalascañas y Cuesta Maneli (Moguer).
Los hallazgos han provocado la apertura de sendas investigaciones ya en marcha en la Policía Judiciaria de Portugal y la Guardia Civil española. Por ahora, no hay detenidos, ni se han localizado náufragos de posibles siniestros en el mar. La principal hipótesis es que el temporal haya frustrado alijos que estaban en curso y que la mala mar haya provocado la pérdida de los cargamentos e incluso las lanchas de este tipo de portes que los narcos realizan desde el norte de Marruecos.
En los últimos meses, el cerco policial vigente en el estrecho de Gibraltar ha hecho que las mafias se dispersen hacia zonas más alejadas del Campo de Gibraltar, tanto hacia el interior del Mediterráneo, como hacia el golfo de Cádiz, en el Atlántico. Además, los traficantes han cambiado su modus operandi y son capaces de aguantar con las narcolanchas cargadas de droga varios días en alta mar, hasta que ven la ocasión propicia para hacer la descarga de droga en tierra. De hecho, estas investigaciones entre el Algarve y Huelva se suman a otra abierta en San Fernando, después de que el pasado 22 de diciembre embarrancase una narcolancha en una zona de marismas de San Fernando, en la que acabaron dos personas detenidas, acusadas de intentar introducir 1,3 toneladas de hachís. Sin embargo, en este caso, la Guardia Civil no ha podido precisar si este accidente se produjo por el mal tiempo o por un error de cálculo de los traficantes.
Esa forma de proceder propicia aún más los naufragios o la pérdida de fardos, valorados en miles de euros en la economía ilícita que mueve el narcotráfico. De hecho, no en pocas ocasiones los temporales acaban con hallazgos de fardos, semirrígidas y fallecidos en el mar, a lo largo de la costa. Con tanta frecuencia ha pasado que hasta en Barbate (Cádiz) hace décadas que tienen acuñado el término busquimano para referirse a quien, de motu proprio o por encargo, se pone a recorrer la costa a la caza de fardos o pastillas (los sacos de arpillera ocultan en su interior decenas de éstas envueltas con esmero para que no se mojen).
Una persecución el 29 de noviembre de 2014 entre la Guardia Civil y tres narcolanchas en las que los traficantes transportaban 2,4 toneladas de hachís acabó en un naufragio con dos fallecidos en Sancti Petri, Chicana. El suceso quedó eclipsado por lo que ocurrió después: más de 70 personas acabaron detenidas, después de lanzarse a las playas de toda la provincia —apareció droga en Conil, Chiclana o Cádiz capital— a intentar rescatar alguna pastilla. Pese a que los busquimanos solían responder a un perfil concreto —jóvenes sin trabajo que, en Barbate, llegaron a dedicarse a eso principalmente—, tras este hundimiento acabaron apresados gaditanos y turistas de todas las edades y profesiones. Tras este último temporal, sin curiosos amigos de lo ajeno de por medio, la duda está en si lo recuperado dará de sí como para desembocar en la caída de una nueva mafia de la droga.