Antonio Muñoz, el gestor que cambió la imagen exterior de Sevilla

El próximo alcalde de la capital andaluza, tras la renuncia de Juan Espadas para concurrir a las elecciones autonómicas, ha trabajado para convertir su ciudad en destino turístico internacional

El teniente de Alcalde de Sevilla y futuro primer edil, Antonio Muñoz, durante un acto en el Palacio de Dueñas en Sevilla, el 11 de noviembre.Joaquin Corchero (Europa Press)

“Sevilla lleva unos años despertando y es gracias a Antonio Muñoz. A mí me denegó la licencia para abrir un bar, pero me hizo cambiar la mentalidad”. Es lo que afirma la responsable de un restaurante en el barrio de Los Remedios de la capital andaluza, después de comentarle a un camarero que ya es casi seguro que el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento hispalense será el nuevo alcalde. Su designación como ...

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“Sevilla lleva unos años despertando y es gracias a Antonio Muñoz. A mí me denegó la licencia para abrir un bar, pero me hizo cambiar la mentalidad”. Es lo que afirma la responsable de un restaurante en el barrio de Los Remedios de la capital andaluza, después de comentarle a un camarero que ya es casi seguro que el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento hispalense será el nuevo alcalde. Su designación como sucesor de Juan Espadas era un secreto a voces, que el propio Muñoz ya no negaba en todas las semanas en las que el actual regidor, Juan Espadas, ha ido prolongando su relevo. Desde que el secretario general del PSOE de Andalucía confirmó que su intención era dejar la alcaldía para centrarse en recuperar la Junta de Andalucía, comenzaron a surgir posibles sucesores y el nombre de Muñoz es el que se ha ido afianzando por encima de otras opciones a pesar de su tenue perfil político.

Amigos, colaboradores, representantes de los tres sectores en los que ha desarrollado su tarea en el Ayuntamiento en los siete años de mandato de Espadas y muchos de los concejales en la oposición coinciden en que Muñoz, ante todo, es un buen gestor, que sabe escuchar y que tiene una visión cosmopolita de Sevilla. “Esto es un vértigo para él, porque esta no es su carrera, su carrera es la gestión, esa es su vocación”, señala la periodista Mercedes de Pablos, que compartió bancada con Muñoz como concejal en los primeros años de Espadas como líder de la oposición al Gobierno municipal de Juan Ignacio Zoido. El propio Muñoz se ha resistido a entrar en las quinielas, aunque su exposición pública ha crecido en los últimos meses.

“Si [Alfredo Sánchez] Monteseirín es el responsable de la transformación de Sevilla hacia dentro con las peatonalizaciones, Muñoz ha ejecutado la transformación hacia afuera, la visión de lo local a lo global de Espadas”, explica Josu Gómez Barrutia, asesor en España de The Future Society, un gabinete de expertos nacido en Harvard Kennedy School, y especialista en innovación. Muñoz ha sido el principal artífice de situar a Sevilla en el mapa europeo y mundial como destino turístico a través de una audaz política de posicionamiento en el exterior para, además de visitantes, atraer inversiones. “Ya somos la capital del Sur de España, pero queremos ser la metrópolis del Sur de Europa. Hemos querido ser ambiciosos y quitarnos los complejos”, apuntaba a este diario hace unos años.

Sevilla asistió a la apuesta exitosa por el crecimiento económico de Málaga, basado en un modelo turístico que tiene a la cultura como gran complemento al sol y playa, mientras la capital de la comunidad autónoma carecía de un plan de futuro. Esa inercia y la comparación, en la que salía perdiendo la capital, han pesado como una losa entre los sevillanos. En buena medida, Muñoz ha sido el responsable de diseñar una estrategia que ha pasado por ampliar las conexiones aéreas del aeropuerto de la capital hispalense para garantizar no solo la llegada de turistas, sino también de asistentes a grandes convenciones y eventos internacionales que, además de posicionar a Sevilla, más allá de sus fiestas y tradiciones, ha logrado atraer inversiones millonarias para la ciudad.

Muñoz entendió el potencial transformador del turismo durante su infancia en Málaga, donde vio cómo se desarrollaba la Costa del Sol. La prematura muerte de su madre obligó a la familia a regresar a La Rinconada, el municipio sevillano donde había nacido en 1959. “Eso fue un shock para él y le determinó a estudiar Económicas y Empresariales para poder trabajar en el sector turístico. Ese ha sido el ámbito en el que él es un verdadero profesional”, señala De Pablos.

El grueso de su carrera política se ha desarrollado como director general de Planificación y Ordenación Turística en la Junta de Andalucía, director de Turismo y del área de Hacienda en la Diputación de Sevilla y como consejero delegado y director del área de Economía y Turismo en el Ayuntamiento hispalense. Muñoz se afilió al PSOE en 1983 y forma parte de la Agrupación Centro de Sevilla.

Su perfil, más técnico que político, y su desapego por la vida orgánica del partido —muy similar al de Espadas antes de saltar a primera línea como secretario general del PSOE-A― puede pesar a la hora de consolidarlo como aspirante a la alcaldía en las próximas elecciones municipales. Espadas ya ha manifestado que su intención, como secretario general de los socialistas andaluces, es que sea él quien concurra. Pero, de nuevo, su gestión, es su mejor baza para apuntalar esa candidatura. Su voluntad de simplificar los trámites para las licencias de obras, la apuesta por las declaraciones responsables o la unificación de los expedientes de urbanismo y medio ambiente para agilizar las concesiones ha sido aplaudida por los empresarios y profesionales. “Queda mucho por hacer, pero todo lo que se ha hecho en Urbanismo, en algunos casos iniciativas pioneras ha sido por el empeño de Antonio”, reconoce la decana del Colegio de Arquitectos de Sevilla, Cristina Murillo.

Conciliar las ‘dos Sevillas’

“Tiene una visión moderna y alineada con la vanguardia de lo que ocurre en otras capitales europeas”, afirma un colaborador cercano dentro del área de Urbanismo. Ese talante que su entorno considera cosmopolita, progresista e innovador le ha hecho estar ausente de lo que muchos sevillanos denominan la “Sevilla eterna”, esa parte más tradicional de la ciudad, apegada a los actos cofrades y religiosos en general. “Antonio es laicista y es partidario de una estrecha colaboración con las hermandades porque forman parte del tejido social que vertebra la ciudad, pero él nunca va a hacer el discurso de un obispo, sino el de un edil o un alcalde; no va a ocupar un papel que no le corresponde”, señala De Pablos.

Muñoz pudo haber vivido en cualquier otro lugar, pero eligió Sevilla porque le apasiona la ciudad, dicen de él varios de quienes lo conocen. Suele ir andando a todas partes y disfruta de la vida sevillana, sobre todo de la que se cuece en el ámbito cultural y académico y la que bulle en la zona de la Alameda de Hércules, donde vive.

Reservado y tímido —sus amigos reconocen que tardaron mucho tiempo en saber que era homosexual, aunque él no lo esconde y acude con su pareja a actos oficiales—, quienes lo tratan destacan también su amor por su familia —en especial su hermana y sus sobrinos― y su cercanía, una capacidad de empatizar que le servirá para convencer a los escépticos de que no es demasiado moderno para la ciudad.

En este tiempo Muñoz se ha hecho cargo de tres de las carteras más relevantes de la ciudad: Turismo, Urbanismo y Cultura y esa diversificación de funciones ha podido limitar su acción en este último ámbito. “Su talante y sensibilidad lo han convertido en un referente en el ámbito de la Cultura, pero el hecho de tener que compatibilizarlo con las otras áreas ha podido ralentizar su influencia”, reconoce Ricardo Iniesta, fundador y director del grupo teatral Atalaya. Una apreciación que comparte Castillo desde el punto de vista urbanístico. “Aunque en las tres áreas tiene lagunas, ha puesto a trabajar las tres de un modo aceptable, lo que demuestra su capacidad de organización y liderazgo”, indica un representante de la oposición que prefiere mantener el anonimato.

“Muñoz tiene una visión estratégica a medio y largo plazo”, recalca Gómez Urrutia. Ahora tiene la oportunidad de ponerla en marcha, aunque, como le recuerdan empresarios, profesionales y miembros de la oposición aún quedan grandes asignaturas pendientes como la conexión entre la estación de Santa Justa y el aeropuerto, los túneles de la S-40 (la circunvalación más externa de la ciudad), o el metro, medidas para las que el talante negociador de Muñoz deberá ponerse a prueba tanto con la Junta de Andalucía como con el Gobierno central. La pobreza enquistada de barrios como Amate, Los Pajaritos y Las Tres Mil Viviendas, los más pobres de España, es otra gran asignatura pendiente, donde Muñoz también tendrá que demostrar su capacidad de gestión.

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