El giro a la derecha de Casado en la convención del PP despierta recelos en los barones populares
Varios presidentes advierten de que es “un error” escorarse, perder el centro y hablar de derogar las leyes sociales
Pablo Casado proclamó el domingo que el PP va a “poner orden” en Cataluña. En el cierre de la convención nacional de los populares, ante 9.000 simpatizantes que llenaron la plaza de toros de Valencia, el presidente del partido planteó un discurso de inspiración recentralizadora con dos administraciones en el punto de mira: la catalana y la vasca. Casado avisó de que si llega al poder, recuperará la competencia en prisiones de ambas...
Pablo Casado proclamó el domingo que el PP va a “poner orden” en Cataluña. En el cierre de la convención nacional de los populares, ante 9.000 simpatizantes que llenaron la plaza de toros de Valencia, el presidente del partido planteó un discurso de inspiración recentralizadora con dos administraciones en el punto de mira: la catalana y la vasca. Casado avisó de que si llega al poder, recuperará la competencia en prisiones de ambas comunidades, aprobará una ley audiovisual para intervenir TV3 y pondrá en marcha un “plan de refuerzo legal e institucional para garantizar la unidad nacional”. Con ello busca poner en pie lo que definió como un “nuevo constitucionalismo militante”, a pesar de que la Constitución española, a diferencia de la alemana, por ejemplo, no impide reformar los elementos nucleares del sistema, como el orden democrático liberal, ni tampoco impone una adhesión positiva a la Ley Fundamental ni al resto del ordenamiento jurídico. La intervención del líder popular, en un giro conservador que achica el espacio a Vox, ha despertado recelos en los barones moderados del PP y ahuyenta a posibles aliados, como el PNV.
Para ese nuevo constitucionalismo militante, Casado dijo que usará “toda la ley”, no solo la que hay, sino “la que se necesite”, abriendo la puerta a reformas y nuevas normas. El líder popular desplegó una batería de iniciativas con un aroma recentralizador, cuya medida más clara en ese sentido es la recuperación de la competencia de prisiones de Cataluña y País Vasco. “Un plan”, defendió, “para recuperar el orgullo de ser español”.
Casado eligió la estrategia de Isabel Díaz Ayuso frente a la de los barones más moderados del partido. Además de esa reivindicación españolista, se comprometió a derogar todas las leyes del Gobierno de izquierdas, incluidas la de la eutanasia y las de memoria histórica; apostó por la “cultura de la vida” en referencia velada a las corrientes antiabortistas, y abogó por regular la inmigración con una ley “de integración” ante el “efecto llamada” que “colapsa” autonomías. El discurso gusta al PP madrileño de Ayuso, pero no así a algunos barones moderados, según las fuentes consultadas en las presidencias autonómicas en manos de los populares.
En términos generales, los barones del PP —salvo Ayuso— creen que es una equivocación inclinarse a la derecha. “Fue un discurso que ha hecho daño a Vox, pero primero tenemos que asegurar el centro para ir después a por Vox”, considera un presidente autonómico. “Es un error escorarse a la derecha. Yo soy partidario de comerse el centro. Cogiendo el centro, Vox no será un problema”, apunta este barón, que cree que el voto de la extrema derecha es “tan ideológico que es muy difícil de arrebatar. Tiene que caer por su propio peso”.
Los presidentes autonómicos populares advierten del riesgo de que el PP pierda el centro. “Yo puedo entender ese discurso dentro de su estrategia de aglutinar todo a la derecha del PSOE, porque ya tiene a Cs y ahora va a por Vox”, apuntan fuentes de otra presidencia. “Pero eso tiene riesgos: por un lado, que si te comes todo, no pactas con nadie. Por otro, que para acercarte al electorado de Vox te tienes que alejar del centro, y eso hace que lo ocupe el PSOE. Y en España, quien gana las elecciones es quien ocupa el centro. Hay que calibrar”.
En algunas presidencias populares chirrían también las propuestas de Casado para derogar leyes vigentes, como la de la eutanasia. “Es una ley que va a asumir con normalidad la sociedad”, defiende otro barón. De la misma forma, la crítica velada del líder del PP a la exhumación de Franco —“son más valientes con los dictadores muertos que con los vivos”, dijo Casado sobre el Gobierno— tampoco gustó a algunos mandatarios. “Son cosas que no nos van a dar más votos”, apunta uno. En general, varios presidentes creen que temas como la eutanasia o la memoria histórica “son debates que no hay que abrir ahora”.
Las propuestas recentralizadoras también incomodan a los mandatarios autonómicos del PP. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha marcado distancias con la recuperación de la competencia de prisiones de Cataluña y País Vasco, aunque coincide en que esta cesión no se debería haber producido. “Volver a recuperar esa competencia no es fácil, no creo que haya precedentes”, apuntó el lunes por la noche en 13 TV. Feijóo vino a matizar las palabras de Casado el domingo acotando la promesa: “Políticamente decimos que no estamos de acuerdo con esa transferencia, y creo que es lo que expresó el presidente Casado”. El barón gallego hizo hincapié en que el PP defiende la Constitución “desde el primer artículo hasta el último”, así como “los estatutos de autonomía”.
Ese tipo de propuestas tienen el problema también para el PP de que pueden espantar a posibles aliados, como el PNV, un partido en el que todos los Gobiernos del PP se han apoyado para gobernar. Su presidente, Andoni Ortuzar, alertó el lunes a Casado del “grave error” de situar al PP en la “extrema derecha”. “Desde los años ochenta Cataluña tiene la competencia de prisiones y ni Aznar ni Rajoy movieron ni un dedo para quitarles esa transferencia; la propia ley que tanto sacraliza Casado no le permitiría hacer eso que dice”, se quejó Ortuzar.
La dirección del PP niega que el líder haya girado a la derecha mirando a Vox, y destaca el entusiasmo con el que recibió la plaza de toros de Valencia el discurso de Casado. “¡Puigdemont, a prisión! ¡Puigdemont, a prisión!”, corearon los simpatizantes populares. “De cara a los militantes, que están a la derecha del votante, a Casado le ha salido bien”, analiza un veterano exdirigente del partido, que cree que el movimiento de Casado es para fortalecerse internamente ante el entusiasmo que despierta Ayuso en sus bases. “Ahora bien, la duda que se debería plantear Casado”, alerta, “es si es mejor hacer ese discurso duro, que Ayuso ha demostrado que triunfa en Madrid, o es preferible seguir la estrategia de Mariano Rajoy, con la que consiguió mayoría absoluta en 2011, de intentar no generar rechazo en ninguna parte de sus potenciales votantes”.