La convención del PP aplaza la cuestión del liderazgo de Casado, que se medirá en las próximas generales
El cónclave popular sirvió para tejer complicidades y reavivar el patriotismo de partido
La convención itinerante del PP salió bien para el partido y no se saldó negativamente para su presidente, Pablo Casado. A pesar de los tropiezos, los desatinos en la elección de las figuras invitadas, la última imagen fue la de una plaza de toros de Valencia a rebosar, donde se oyeron aclamaciones a un líder del partido que daba la vuelta al ruedo. Casado no organizó est...
La convención itinerante del PP salió bien para el partido y no se saldó negativamente para su presidente, Pablo Casado. A pesar de los tropiezos, los desatinos en la elección de las figuras invitadas, la última imagen fue la de una plaza de toros de Valencia a rebosar, donde se oyeron aclamaciones a un líder del partido que daba la vuelta al ruedo. Casado no organizó esta convención para que de ella saliera su candidatura a la presidencia del Gobierno y su liderazgo del partido más allá de las elecciones de 2023, porque eso queda pendiente de lograr la presidencia del Gobierno en las elecciones de invierno de 2024. El cartel electoral próximo llevará su cara, salvo una hecatombe interna por la que ni siquiera sus menos afines apuestan.
Los ecos de la convención popular reverberan con el discurso esencialmente conservador de Pablo Casado, que removió a algunos barones del PP. En sus lares, allá donde gobiernan, necesitan más amplitud de ideas y de propuestas. Y nada más indeseable que la dirección nacional entorpezca sus caminos, pues buscan ser votados por toda la derecha, el centro, y la parte que se pueda del centroizquierda. Esa preocupación, siempre presente, quizá se agudizó este domingo, ante el paralelismo entre los asuntos que invocó el presidente del PP y los que se le escuchan a Vox permanentemente.
Nada pudo objetar la presidencia de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ante los principios y políticas esbozadas por Casado en la convención y que forman parte de su bagaje. Pero tampoco los barones territoriales ven un referente que copiar, al menos en su totalidad, en los discursos de la presidenta madrileña. “Madrid no es España”, es el latiguillo de los barones, tras abrirse el debate sobre si el PP debía seguir a Ayuso —dado su éxito arrollador en las elecciones de la comunidad madrileña del pasado 4 de mayo—. Cada cual conoce el terreno en el que gobierna y la idiosincrasia de su sociedad. Algunas de las proclamas que el domingo lanzó Casado en el coso valenciano no están en la agenda de sus barones territoriales. La promesa de fulminar leyes del actual gobierno de izquierda no conmovió a presidentes autonómicos, al menos, los de algunas regiones. La derogación de la ley de eutanasia para sustituirla por una ley de cuidados paliativos, como defendió Casado si llega a gobernar, no es del todo compartida en su partido por cuanto que la sociedad no la rechaza mayoritariamente. Y es que la confusión deliberada entre eutanasia y cuidados especiales para quien está a punto de morir no sufra lo más mínimo no la repiten los barones populares.
Las diferencias en los proyectos y en las prioridades no alteran, sin embargo, los planes de la dirección nacional. Nadie lo pretendía. Una semana de discursos, de intercambio de opiniones, de afianzamiento de complicidades, son algunas de los efectos de la convención, según resaltan dirigentes populares. No se venía a disputar el liderazgo de Pablo Casado ni a echar más fuego a la tensión soterrada, pero casi permanente entre los equipos del presidente nacional y la gobernante madrileña. Esta ha sido la actitud de la mayoría de los líderes regionales, provinciales y locales del PP. Si Casado llega a La Moncloa, de la mano de Vox, su carisma crecerá extraordinariamente. Si no lo logra, la disputa por su sustitución se abrirá de inmediato. Pero puede estar satisfecho por la celebración de la convención. Al margen, o por encima de los dirigentes, muchos cuadros medios y militantes reforzaron su espíritu de grupo, de familia, y el patriotismo de partido.