El comportamiento ultra de Vox en el Congreso se saldará con una reprimenda verbal
Los demás partidos descartan una sanción más dura contra el diputado que insultó a una socialista
La conducta y el comportamiento que están explorando determinados diputados de la formación ultra Vox en el Congreso en las últimas semanas, y que llegó a su cenit la semana pasada con el intento de expulsión del parlamentario José María Sánchez García por llamar “bruja” a la socialista Laura Berja, no tendrá más consecuencias que “una reconvención verbal” por parte de la presidenta de las Cortes, ...
La conducta y el comportamiento que están explorando determinados diputados de la formación ultra Vox en el Congreso en las últimas semanas, y que llegó a su cenit la semana pasada con el intento de expulsión del parlamentario José María Sánchez García por llamar “bruja” a la socialista Laura Berja, no tendrá más consecuencias que “una reconvención verbal” por parte de la presidenta de las Cortes, Meritxell Batet. Y ni siquiera directa. La mayoría de los partidos con representación en la Cámara y en la propia Mesa del Congreso, donde se dirimen este tipo de asuntos, están en contra de imponer al diputado, que ya ha tenido varios incidentes verbales de ese tipo, alguna sanción más dura.
El PSOE fue, en el primer momento, el partido que demandó una actuación contundente por parte de la Presidencia del Congreso tanto contra el diputado ultra como ante la dirección de su grupo parlamentario, Vox, que le conminó ese día a no abandonar el hemiciclo tras la orden de expulsión dada en ese momento por el presidente en funciones, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El portavoz del grupo socialista, Héctor Gómez, se lo requirió verbalmente a Batet tras el episodio de crispación que se vivió el martes de la semana pasada en la Cámara. Batet citó al final de aquella jornada al portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, y en su despacho le recriminó con dureza su actitud y la de su compañero de grupo y le advirtió de que esa conducta no podría volver a suceder: “En ningún caso se puede socavar la autoridad de la Presidencia”. A los dos días, el mismo parlamentario tildó de “maleducado” y “autoritario” al presidente de una comisión que le volvió a llamar al orden, en este caso el popular Carlos Aragonés.
Expulsión unos días
Fuentes de la dirección de los grupos del PP, Unidas Podemos, el PNV o ERC expresaron su malestar por esa postura que constatan de “creciente crispación premeditada” protagonizada desde Vox, tanto en sus intervenciones como en el trato con representantes de algunos medios de comunicación, pero descartaron pedir sanciones, una competencia que el artículo 104 del Reglamento del Congreso atribuye a la Presidencia. Los diputados, en casos de grave indisciplina, podrían ser expulsados de la Cámara y hasta se podría prohibir su presencia física en el Congreso durante un periodo de tiempo. Algo totalmente inusual. Hasta ahora solo se han producido dos expulsiones.
Una de ellas fue en 2011 al entonces diputado de ERC, Gabriel Rufián, que ahora sin embargo promueve una estrategia diferente para confrontar contra Vox: “¿Cómo evitar que Vox lo enfangue todo? Ignorando las provocaciones de sus líderes envalentonados e interpelando a sus votantes de clase trabajadora desinformados. No sé si es la vía, pero al menos es una nueva vía. Y en Esquerra la exploraremos”. Es una táctica que quieren seguir, en teoría, otros partidos del Congreso, como apuntan desde Podemos, para no concederle a Vox el foco mediático cuando quiere provocar mucho ruido.