El Monje, uno de los líderes del crimen organizado irlandés, detenido en un restaurante de Fuengirola
El arrestado lidera una organización cuyo enfrentamiento con el mortífero clan de los Kinahan ha provocado una veintena de asesinatos
El 24 de septiembre de 2015, dos hombres aparcaron un vehículo robado en una urbanización de La Cala de Mijas (Málaga). Uno de ellos entró al complejo residencial armado y con un pasamontañas ocultándole la cara. Buscaba a un hombre y lo localizó en el aparcamiento. Lo persiguió a la carrera por la zona comunitaria y le disparó 15 veces. En el suelo, junto a la piscina, lo remató con dos...
El 24 de septiembre de 2015, dos hombres aparcaron un vehículo robado en una urbanización de La Cala de Mijas (Málaga). Uno de ellos entró al complejo residencial armado y con un pasamontañas ocultándole la cara. Buscaba a un hombre y lo localizó en el aparcamiento. Lo persiguió a la carrera por la zona comunitaria y le disparó 15 veces. En el suelo, junto a la piscina, lo remató con dos tiros en la cabeza. La víctima era Gary Hutch, de 33 años, miembro de una organización criminal liderada por su tío, Gerry Hutch, alias El Monje. Este atribuyó el asesinato a la mafia de los Kinahan, sus antiguos socios y ahora enemigos. En 2016, Hutch supuestamente se tomó la justicia por su mano y mandó a sus sicarios al Regency Hotel de Dublín, donde entraron disfrazados de policías y asesinaron a un miembro del clan rival. Desde entonces, El Monje se esfumó de la vida pública y ha sido buscado por las autoridades irlandesas. Hasta que el pasado jueves fue detenido en Fuengirola por la Guardia Civil mientras estaba en un restaurante con su mujer. Ya en prisión pendiente de extradición, se le atribuyen, al menos, dos asesinatos en Irlanda. No ha cometido delitos en España.
Su búsqueda no ha sido sencilla. Las autoridades irlandesas pidieron colaboración a la Guardia Civil en marzo. Los agentes localizaron entonces a Hutch, de 58 años, en Lanzarote, donde tenía una casa en propiedad. Cuando fueron a por él, descubrieron que ya se había ido, dos días antes, con destino al aeropuerto de Málaga. Como llevaba un billete de ida y vuelta, los agentes lo esperaron en la fecha de regreso. Pero Hutch nunca apareció: se había quedado en la Costa del Sol. En el lugar se cree que podría contar con más protección de sus compañeros, además de pasar más desapercibido, como hacen otros muchos huidos de la justicia. En esos días Irlanda lanzaba también una orden europea de detención y entrega (OEDE) por lo que, oficialmente, El Monje pasaba a ser fugitivo internacional y una de las personas más buscadas de su país. Mientras, dejaba de pagar los recibos domiciliados en Canarias.
Los agentes comenzaron entonces seguimientos a su entorno más cercano. Fueron tras los pasos de su mujer, sus amigos, supuestos colaboradores. Todo les llevó, con paciencia, al número 12 de la plaza de la Constitución, un bloque de cinco plantas en pleno centro de Fuengirola (Málaga). Las entradas y salidas de su pareja eran constantes y las sospechas se confirmaron cuando el objetivo policial se asomó unos momentos a una de las terrazas. Era él. Vivía encerrado; no salía jamás del piso. Hasta la tarde del jueves 12 de agosto. Por primera vez salió, solo, mirando para todas partes permanentemente, cambiando de acera y de dirección cada poco tiempo. “Estaba obsesionado con la seguridad”, cuentan fuentes de la investigación. Tanto, que decidió volver a su casa momentos después.
Después, hizo un segundo intento de salir a la calle. Pasó por una terraza y después fue a un restaurante cercano al edificio de Correos y a pocos minutos de su refugio junto a su mujer. En el lugar, mientras miraban la carta con el menú, varios agentes de la Guardia Civil se le acercaron para detenerlo. “Reaccionó tranquilo”, subrayan las mismas fuentes. Lo llevaron hasta los baños del establecimiento, comprobaron que portaba una documentación falsa —un pasaporte con nacionalidad croata— y finalmente lo trasladaron hasta dependencias policiales. Las autoridades irlandesas solicitaron entonces el registro de su vivienda, que se llevó a cabo al día siguiente, el viernes 13 de agosto.
Su detención ha causado revuelo en Irlanda, donde era uno de los criminales más buscados. Según los medios locales, que han llevado el arresto a sus portadas, la última vez que se le había visto en la isla fue en febrero de 2016 durante el funeral de su hermano, Eddie Hutch, asesinado a tiros a los 59 años apenas días después del asalto de su organización al Regency Hotel. Algunos sicarios se vistieron de policías y entraron al establecimiento armados con subfusiles de guerra AK47 durante una velada de boxeo. Varios hombres recibieron disparos, pero solo uno –David Byrne, de 34 años y lugarteniente de los Kinahan– murió días después a causa de los balazos. Entonces la guerra entre ambos clanes, que se desarrolló en parte en la Costa del Sol e incluso salpicó a Mallorca, acumulaba una veintena de muertos. Entre ellos el sobrino de El Monje, Gary Hutch, en La Cala de Mijas. Por este asesinato, uno de los sicarios de Kinahan, James Q., fue detenido en 2016 en Marbella. En 2018 fue juzgado y condenado a 22 años de prisión por la Audiencia Provincial de Málaga. El autor material, sin embargo, nunca fue localizado.
Las investigaciones quedaron a cargo del Equipo de Huidos de la Justicia de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que han contado con la colaboración de la Garda Siochana —la policía irlandesa— y Europol, así como con el Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil en el momento de la detención y con diferentes unidades de la Comandancia de Málaga. El Monje fue puesto a disposición del juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, que lo envió en prisión a la espera de que sea extraditado a Irlanda.