Robles avisa de que las embajadas no podrán seguir en Kabul si Estados Unidos no garantiza su seguridad

Washington estudia dejar 650 militares en Afganistán para proteger las legaciones diplomáticas de países de la OTAN

Las últimas tropas alemanas retiradas de Afganistán forman ante un avión A400M a su llegada a la base de Wunstorf, en Baja Sajonia, este miércoles.HAUKE-CHRISTIAN DITTRICH / POOL

Después de haber sacado a sus últimas tropas, España podría retirar a su personal diplomático de Afganistán. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha advertido este miércoles que solo si Estados Unidos mantiene un contingente militar en Kabul podrán seguir abiertas las embajadas occidentales tras la salida de las últimas tropas de la OTAN. “Solo si se queda una fuerza americana [en la capital afgana], las embajadas nos podremos quedar”, ha señalado Rob...

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Después de haber sacado a sus últimas tropas, España podría retirar a su personal diplomático de Afganistán. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha advertido este miércoles que solo si Estados Unidos mantiene un contingente militar en Kabul podrán seguir abiertas las embajadas occidentales tras la salida de las últimas tropas de la OTAN. “Solo si se queda una fuerza americana [en la capital afgana], las embajadas nos podremos quedar”, ha señalado Robles en el Seminario Internacional de Seguridad y Defensa, organizado en Madrid por la Asociación de Periodistas Europeos.

La titular de Defensa ha reconocido que todos sus homólogos de la OTAN comparten la inquietud sobre la situación en la que quedará el país asiático tras la marcha de las tropas estadounidenses, cuya fecha límite es el próximo 11 de septiembre, 20º aniversario de los atentados contra las Torres Gemelas, aunque podría estar casi acabada este 4 de julio, Fiesta Nacional de Estados Unidos. España completó la repatriación de su contingente el 13 de mayo y este martes y miércoles lo hicieron Alemania e Italia. “No es una retirada vergonzante, pero sí hay preocupación. Parece como si les abandonáramos a su suerte”, ha reflexionado Robles.

Los expertos militares consideran que la retirada de Afganistán, anunciada por el expresidente estadounidense Donald Trump y mantenida por su sucesor, Joe Biden, fue una decisión política y que no se daban las condiciones necesarias sobre el terreno. Una caída del Gobierno prooccidental de Kabul después de 20 años de presencia militar extranjera sería un duro golpe para los países de la OTAN, que han perdido a miles de soldados y han desembolsado cientos de miles de millones en esta campaña. Solo España ha sufrido 102 bajas mortales y ha gastado 3.500 millones en su operación militar.

El temor es que, tras la salida de las tropas internacionales, el Gobierno de Ashraf Ghani se derrumbe en pocos meses como un castillo de naipes y no sea capaz de resistir el embate de los talibanes, como ya sucedió tras la retirada soviética en 1989. Las conversaciones de paz que el Gobierno de Kabul y los talibanes mantienen en Doha (Qatar) no han dado aún ningún resultado. Los países occidentales se han comprometido a mantener abiertas sus embajadas, pero creen que las autoridades afganas no pueden garantizarles la seguridad, por lo que piden la protección de Estados Unidos.

En este momento, según fuentes de Defensa, está sobre la mesa la idea de que Washington deje en Kabul un contingente de unos 650 militares que prestarían seguridad tanto a su propia representación diplomática como a las demás legaciones de países de la OTAN. Además, Turquía podría hacerse cargo de la seguridad del aeropuerto de la capital afgana, siempre que se llegue a un acuerdo sobre quién financia la operación, y en las mismas instalaciones se levantaría un hospital de campaña.

Finalmente, Washington se ha mostrado dispuesto, según las fuentes consultadas, a desplegar una fuerza de reacción rápida de operaciones especiales en un país próximo a Afganistán, que estaría preparada para realizar en cualquier momento una operación relámpago de extracción de residentes extranjeros o incluso una incursión de castigo contra los talibanes o el Estado Islámico.

El objetivo de todas estas medidas es dar tranquilidad a la comunidad extranjera residente en el país para que no se produzca una desbandada de personal diplomático y de negocios que traslade la imagen de una inminente caída del régimen. Para apuntalar al Gobierno de Ghali, la OTAN está estudiando nombrar a un enviado especial para Afganistán y firmar un acuerdo de asociación que permita seguir prestando apoyo a las autoridades de Kabul.

Más allá de la seguridad de las embajadas, Robles se ha mostrado preocupada por el respeto a los derechos humanos y la situación de la mujer en el país asiático tras la salida de las tropas internacionales. “No podemos permitirnos retroceder 20 años”, ha advertido.

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