Los riesgos del narco
La Guardia Civil desarticula una banda criminal dedicada a la distribución de hachís que perdió a uno de sus integrantes en alta mar, mientras que otros dos murieron en un accidente de helicóptero en Sevilla
Dos fallecidos en un accidente de helicóptero, un desaparecido en alta mar y dos camiones interceptados con una tonelada de hachís entre su carga. Es el rastro de mala suerte que ha dejado para una organización de narcotraficantes ahora desarticulada por la Guardia Civil. Habían organizado un entramado empresarial con sede en la Costa del Sol y Campo de Gibraltar, además de Barcelona y Pontevedra, dedicado a transportar grandes cantidades de hachís desde Marruecos hasta la costa andaluza y, desde ahí, repartirla oculta en...
Dos fallecidos en un accidente de helicóptero, un desaparecido en alta mar y dos camiones interceptados con una tonelada de hachís entre su carga. Es el rastro de mala suerte que ha dejado para una organización de narcotraficantes ahora desarticulada por la Guardia Civil. Habían organizado un entramado empresarial con sede en la Costa del Sol y Campo de Gibraltar, además de Barcelona y Pontevedra, dedicado a transportar grandes cantidades de hachís desde Marruecos hasta la costa andaluza y, desde ahí, repartirla oculta entre mercancía legal hacia Europa en camiones. Ahora todos los integrantes han sido arrestados en la operación Naasdam-Libélula, que ha incluido la incautación de dos narcolanchas.
“Es mala suerte, pero también consecuencia del riesgo que corren los narcotraficantes en su labor”, afirman fuentes de la Guardia Civil. De hecho, es habitual que estas organizaciones aprovechen días de marejada o lluvia para trasladar hachís desde la costa marroquí hasta la de Andalucía porque esos días el helicóptero policial no puede perseguirles. “Pero con mala mar te la juegas mucho”, insiste un agente. Es lo que ocurrió a mediados del año pasado a este grupo de narcos, cuando perdieron el rastro de una embarcación a 40 millas de la costa granadina con uno de sus integrantes a bordo, “sin que se haya vuelto a tener noticias de su paradero”, informa la Guardia Civil. También esos días, a finales de julio de 2020, dos miembros de la banda criminal estrellaban su helicóptero contra un árbol en una finca de olivos de Pedrera, en Sevilla. La aeronave no disponía de plan de vuelo, volaba muy bajo para evitar radares y tanto el piloto como el copiloto –de 30 y 42 años, uno de nacionalidad española y otro colombiano— fallecieron en el acto.
La Guardia Civil ya seguía la pista a la organización varias semanas antes del accidente y a unos días del mismo habían intervenido en Salamanca un camión que escondía 705 kilos de hachís escondidos en un envío de aceite de oliva con destino a Francia. La investigación permitió conocer que traían la droga desde Marruecos y la introducían en distintos puntos de Andalucía por mar o aire. “Se iban adaptando para hacer el mejor negocio posible”, cuentan desde la Guardia Civil. Además, contaban con un punto de mantenimiento y repostaje de la aeronave accidentada en el municipio malagueño de Casares, ubicado en la montaña cerca de la Costa del Sol a mitad de camino entre Estepona y Sotogrande.
La banda disponía de una red de empresas de transporte de mercancías en distintos puntos de la península ibérica —Málaga, Pontevedra y Barcelona— para distribuir el hachís oculto entre mercancía legal. Inicialmente, su sede estaba dividida entre la Costa del Sol y Campo de Gibraltar, pero ante la presión policial decidieron recomponer filas y trasladarse hasta Jerez de la Frontera. Allí, sin embargo, no tuvieron mejor suerte: los investigadores interceptaron otro envío de 330 kilos de hachís en un camión.
Finalmente, la Guardia Civil, dio el golpe definitivo interviniendo dos narcolanchas de 12 y 16 metros de eslora, ambas con motores de 900 caballos de potencia y “perfectamente preparadas para el transporte de hachís”. Estaban ocultas en naves industriales propiedad de las empresas investigadas y pertenecientes a la organización criminal. En total han sido detenidas 11 personas en una investigación dirigida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba) y llevada a cabo por agentes del Equipo contra el Crimen Organizado de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil de Málaga, el Órgano de Coordinación Contra el Narcotráfico (OCON-SUR) y el Centro Regional de Análisis e Inteligencia contra el Narcotráfico (CRAIN).