Un barrio de Valencia sale a la calle en apoyo de la pareja de fruteros que sufrió una agresión racista
Vecinos de Benicalap piden una sociedad “libre de odio” tras la detención de tres jóvenes por lesionar e insultar al grito de “moro de mierda” a un comerciante de origen paquistaní y a su mujer
La agresión racista del pasado viernes a una pareja que regenta una frutería en el popular barrio de Benicalap de Valencia tuvo como respuesta una concentración de repulsa y apoyo a los comerciantes. Alrededor de un centenar de personas se concentró este martes para reclamar una sociedad “libre de odio” y reivindicar la convivencia pacífica entre las gentes de distinta procedencia que ha marcado a un barrio, cuyo topónimo, Benicalap, da ...
La agresión racista del pasado viernes a una pareja que regenta una frutería en el popular barrio de Benicalap de Valencia tuvo como respuesta una concentración de repulsa y apoyo a los comerciantes. Alrededor de un centenar de personas se concentró este martes para reclamar una sociedad “libre de odio” y reivindicar la convivencia pacífica entre las gentes de distinta procedencia que ha marcado a un barrio, cuyo topónimo, Benicalap, da cuenta de su origen musulmán.
Entre los concentrados, pero en un segundo plano, se encontraba el comerciante de origen paquistaní agredido por tres jóvenes, que le propinaron puñetazos y patadas mientras lanzaban gritos como “moro de mierda” o “vete a tu país” y arrojaban el género de la frutería al suelo. Su mujer también fue golpeada, insultada y recriminada por casarse con “un moro”. El frutero declinó realizar manifestaciones y tan solo confirmó que era la primera vez que había sido víctima de un acto así durante los seis años que tiene la tienda.
Los tres agresores fueron detenidos el mismo viernes por la Policía Local gracias a la rápida llamada de un vecino. Los concentrados reivindicaron la solidaridad de los habitantes del barrio y recordaron cómo se ha ido formando con inmigrantes venidos de múltiples procedencias. Ascensión vino de La Mancha y echó raíces en un barrio el barrio tolerante que la acogió como una más, explicó sobre su abuela Juan Manuel Rodilla. Este vecino de Benicalap recordó que el antiguo esplendor de la fábrica, cerrada hace años, de La Ceramo, ubicada justo en frente de la plaza donde tuvo lugar la concentración, se debió a los reflejos dorados de su loza, obtenidos gracias una técnica que se introdujo en la península Ibérica con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII.
Otro vecino, Mohamed M Boirick, de origen mauritano, señaló que están “muy preocupados” porque ha detectado que situaciones de racismo “se están repitiendo últimamente muchísimo”, con “muchos migrantes” que “no tienen donde vivir”, “duermen en cajeros” y “sufren golpes”. “Genera preocupación en un barrio que siempre ha sido de convivencia e interculturalidad”, añadió. “Vemos ese tipo de actos racistas y no lo vamos a permitir”, subrayó el hombre que lleva 15 años en Valencia y “trabaja con chavales aprendiendo convivencia e integración a través el fútbol”.
Boirick recordó que en Benicalap conviven “más de 62 nacionalidades” y llamó a “aprovechar esa riqueza”, con aulas en las escuelas en las que estudian alumnado negro, español, árabe o gitano. “Tenemos que convivir y luchar para que este tipo de racismo no pueda sobrevivir”, sostuvo.
A la movilización, convocada “sin siglas” y bajo el lema Benicalap lliure de racisme (Benicalap libre de racismo), se sumaron asociaciones vecinales, colectivos como la Federación Unión Africana de España, Plataforma Intercultural España, Crida Contra el Racisme i el Feixisme, Obrim Fronteres, CIEs NO y la Asociación Africana Unida de España (AFUE).