La Laponia española lucha contra los estragos de ‘Filomena’ desde el tractor
Agricultores de Teruel se organizan para limpiar las calles de sus pueblos con su material y sus vehículos
Hace tres semanas, los 450 vecinos de Torrecilla de Alcañiz (Teruel) celebraban que les había tocado un quinto premio de la lotería de Navidad. El número de la tienda del pueblo. Este domingo, el picoteo era para felicitarse por haber limpiado sus calles en unas horas. Filomena no pudo con ellos. “15 remolques y tractores y 30 o 40 personas con pala. Todo el que pudo colaboró. A las tres de la tarde nos estábamos tomando una cerveza. Ahora el pueblo está completamente limpio, y cuando digo limpio es como cualquier ...
Hace tres semanas, los 450 vecinos de Torrecilla de Alcañiz (Teruel) celebraban que les había tocado un quinto premio de la lotería de Navidad. El número de la tienda del pueblo. Este domingo, el picoteo era para felicitarse por haber limpiado sus calles en unas horas. Filomena no pudo con ellos. “15 remolques y tractores y 30 o 40 personas con pala. Todo el que pudo colaboró. A las tres de la tarde nos estábamos tomando una cerveza. Ahora el pueblo está completamente limpio, y cuando digo limpio es como cualquier otro día del año”, cuenta José Senli, agricultor de 57 años.
A la región que comprende parte de Teruel, Cuenca y Soria la llaman la Laponia española por su poca densidad de población. Este fin de semana la zona ha añadido un motivo para recibir este nombre gracias al paisaje nevado que ha dejado el temporal. José, que tiene sobre todo almendros y olivos, ha sido uno de los agricultores voluntarios que ha contribuido a retirar la nieve. “El pueblo hizo un bando por la megafonía y convocó a los vecinos, quien más quien menos tiene algo con lo que ayudar”, cuenta al teléfono. Lo relata desde su casa, mientras se escucha la tele de fondo: “Como no podemos ir al campo, aquí estamos echando la mañana”.
A 13 kilómetros, en Alcañiz (16.000 habitantes), su sobrino David Miranda, de 38 años, está de vuelta a casa. Son las ocho de la mañana de este martes. A las seis estaba preparado con su tractor junto a otros compañeros para echar sal en las calles de su municipio. “El sábado nos subimos a las abonadoras —los vehículos con los que normalmente distribuyen el abono― pero en seguida vimos que lo primero que había que hacer era darle con la pala”, señala. En sus labores de limpieza, Miranda llegó a quedarse atrapado en su tractor. “Tuvimos que ponernos cinco con la pala a quitar la nieve para poder salir”, relata.
Aragón también ha sufrido severamente los estragos del temporal y la ola de frío. Seis de los diez municipios que han registrado las temperaturas más bajas en las últimas horas se hallan en Zaragoza y en Teruel. Las características del territorio, vasto y con poca población y muy distribuida, han representado un reto para las Administraciones. La ministra de Defensa, Margarita Robles, explicaba este lunes que la Unidad Militar de Emergencias había desplazado a 200 efectivos y 50 vehículos a la comunidad autónoma para despejar las vías. Muchos de sus habitantes recibían desde sus ventanas y con alegría a los militares. Los miembros del Ejército, la Guardia Civil y protección civil han supuesto en muchos casos la garantía de seguir conectados para estas poblaciones, que ya de por sí tienen muchas dificultades para no caer en el olvido.
El Gobierno aragonés ha informado de que durante la mañana de este martes aún es necesario el uso de cadenas en 54 tramos de la red autonómica y permanecen cerradas 9 tramos de carreteras. Entre el domingo y el lunes, hasta 2.300 camiones llegaron a estar varados en la A-68 y la A-23. Además, toda la educación no universitaria sigue suspendida.
“En la España despoblada tienes que aprender muchísimo de los que saben. Son los agricultores los que te dicen cuándo hay que echar la sal, a qué horas hay que salir, qué medios hay...”, señala Ignacio Urquizu, alcalde de Alcañiz (PSOE). “He pasado de estar en la universidad y escribir libros sobre el futuro de la socialdemocracia a afrontar una pandemia y un temporal como alcalde de mi pueblo. Yo entiendo que para uno de Móstoles, Alcañiz es un barrio, pero es la segunda localidad de Teruel y tiene una influencia sanitaria de 70.000 personas”, detalla por teléfono.
Urquizu explica que ya desde principios de la semana pasada comenzaron a trabajar en el plan de emergencia. Hicieron acopio de toda la sal posible, 25 toneladas, y elaboraron un listado de todos los recursos disponibles, tanto públicos como de empresas privadas de la zona. En el dispositivo también estaban involucrados policía local, protección civil, bomberos, guardia civil y la cooperativa de agricultores. “A lo largo de toda la semana fuimos llamando a todo el mundo para advertirles de que probablemente les necesitáramos y cuando comenzó todo nuestra labor fue la de coordinación. Tú a esta calle a tal hora, tú a limpiar este colegio...”, indica el alcalde. “Todos los años tenemos nieve, pero 10 o 15 centímetros, lo de este año no lo había visto nunca”, añade Miranda, el agricultor.
El pueblo se ha mantenido informado gracias a un grupo de Telegram en el que hay 900 vecinos. El Consistorio también puso anuncios durante toda la semana en medios y emisoras locales para que la gente supiera a qué teléfono dirigirse. “Y otros que me conocen, directamente me llamaban a mí”, remata Urquizu. Hasta que puedan regresar al campo a recoger las pocas olivas que les quedan, José y David, y cientos de compañeros de la agricultura continuarán luchando contra Filomena en la Laponia española.