El Rey interviene por videoconferencia en un acto por primera vez desde que inició la cuarentena
Felipe VI alerta del riesgo de que el Mediterráneo se convierta en una “línea de fractura” entre Norte y Sur
El Rey ha comparecido este viernes por primera vez en público desde que, el pasado lunes, tuvo que iniciar una cuarentena tras haber estado en contacto el día anterior con una persona que dio positivo al coronavirus. Felipe VI ha intervenido telemáticamente en el V Foro de la Unión Por el Mediterráneo (UPM) que se celebra en Barcelona. Al jefe del Es...
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El Rey ha comparecido este viernes por primera vez en público desde que, el pasado lunes, tuvo que iniciar una cuarentena tras haber estado en contacto el día anterior con una persona que dio positivo al coronavirus. Felipe VI ha intervenido telemáticamente en el V Foro de la Unión Por el Mediterráneo (UPM) que se celebra en Barcelona. Al jefe del Estado se le ha visto sentado, con chaqueta azul, camisa blanca a rayas y corbata celeste, en una dependencia del palacio de La Zarzuela ante un cuadro abstracto, con buen aspecto físico y voz clara.
El Rey ha explicado que su propósito inicial era acudir personalmente al palacio de Pedralbes en Barcelona, donde se celebra el foro, pero su plan, “lamentablemente, se vio frustrado por tener que ser confinado de manera preventiva debido, a la pandemia”. Felipe VI ha calificado su aislamiento de “preventivo”, aunque la Casa Real no ha revelado aún si se ha hecho alguna prueba diagnóstica ni cuál ha sido el resultado. El protocolo sanitario vigente recomienda que su realización sea “cercana a la finalización de la cuarentena”, pero ello no impide realizar un PCR o prueba similar en cualquier momento. La cuarentena de Felipe VI acabará el próximo miércoles, si da negativo al coronavirus. Mientras, la Reina pronunció el pasado miércoles un discurso que el Rey tenía que dar en Sevilla y el lunes próximo lo hará en Valencia.
En su intervención telemática, en la que ha combinado el inglés y el español, el Rey ha alertado del riesgo de que el Mediterráneo se convierta en una “línea de fractura” entre dos mundos, el norte y el sur, “cada vez más ensimismados y alejados entre sí”; y ha reconocido que la situación es hoy “más compleja y difícil de gestionar” que hace 25 años, cuando se puso en marcha el Proceso de Barcelona, antecedente de la UPM.
Los objetivos que se marcaron entonces ―hacer del Mediterráneo “un espacio de paz y estabilidad, de prosperidad compartida”― están lejos de alcanzase, ha lamentado; y, en este cuarto de siglo, la situación regional ha cambiado mucho, “no siempre en la mejor dirección”.
Una muestra de ello son los “diversos conflictos y tensiones que se superponen y alimentan recíprocamente”, los “crecientes desequilibrios económicos y sociales” y las “preocupantes fracturas culturales que amenazan poner en riesgo la esencia misma del proyecto euro-mediterráneo”, a los que se suma ahora una “excepcional emergencia sanitaria”.
Pese a ello, ha llamado a los 42 países miembros de la UPM (32 europeos y 10 del Magreb y Oriente Próximo) a superar el “desánimo” y el “desinterés”; y ha apelado a la “corresponsabilidad” y a tener “objetivos claros” para que el Mediterráneo no se convierta en un escenario “cada vez más inestable e impredecible”.
La pandemia no solo ha impedido al Rey acudir personalmente a Barcelona, sino que ha limitado la presencia física en el foro al secretario general de la UPM, el egipcio Nasser Kamel; el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell; la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya; y su homólogo jordano, Ayman Safadi. Los restantes participantes, incluido el comisario de Vecindad y Ampliación de la UE, Olivér Várhelyi, lo han hecho por videoconferencia. El Rey ha deseado a todos “buena salud y éxito en su responsabilidad de velar por la paz, la estabilidad, el progreso y el bienestar de todos los pueblos del Mediterráneo”.
En la clausura del foro, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abordado el fenómeno de la inmigración, “que debería ser segura, humana y legal” y ha subrayado que se trata de “un reto compartido” para los países del norte y el sur, que debe ser abordado con “una voluntad genuina de afrontar su complejidad de manera global, conjunta, decidida” y “con vocación de encontrar soluciones a sus múltiples dimensiones”.