El PP endurece sus advertencias ante la división en el grupo sobre la moción de Vox

La cúpula popular no consulta a sus diputados y avisa de que no cabe el voto en conciencia

La portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra.EUROPA PRESS/E. Parra. POOL - Eu (Europa Press)

El PP se reserva para el último momento, incluso hasta que su líder, Pablo Casado, suba mañana jueves a la tribuna, comunicar el sentido exacto de su voto en la moción de censura de Vox que se debate desde este miércoles en el Congreso. Entre los 89 parlamentarios del grupo, que la dirección popular ha decidido por ahora no reunir para consultarles su opinión, cunde la división. Unos diputados se decantan por la abstención, par...

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El PP se reserva para el último momento, incluso hasta que su líder, Pablo Casado, suba mañana jueves a la tribuna, comunicar el sentido exacto de su voto en la moción de censura de Vox que se debate desde este miércoles en el Congreso. Entre los 89 parlamentarios del grupo, que la dirección popular ha decidido por ahora no reunir para consultarles su opinión, cunde la división. Unos diputados se decantan por la abstención, para no desengañar más al electorado que se pasó a las filas de Vox. Otros prefieren marcar distancias con la ultraderecha y votar no. El PP no aceptará desmarques en conciencia.

El corrillo se ha improvisado en unas dependencias del Congreso. Es la víspera del debate de la moción de censura registrada por Vox y un grupo de veteranos diputados del PP diserta sobre “qué sería menos malo” para esa formación a la hora de votar el jueves. Esas son las opciones. No tienen ninguna información directa de la dirección de su grupo o de su partido. Nadie les ha citado oficialmente para pedir su opinión, ni para anticiparles aún el botón que tendrán que apretar: la abstención o el no. Casado sí ha preguntado en su entorno y hasta en comidas con los miembros del equipo de mayor confianza. Pero los diputados del PP de base también tienen su opinión. Muchas veces contradictoria.

“Si votara con el corazón o con las entrañas tendría que votar no, porque no nos podemos asociar de ninguna manera con un partido ultra; pero si lo piensas con la cabeza lo mejor sería abstenernos, porque no podemos renunciar definitivamente a esos casi cuatro millones de votos que tiene Vox, muchos de ellos procedentes del PP, que no lo entenderían”, expone un parlamentario popular con varias décadas de militancia. Otro diputado con experiencia acumulada también en los órganos del partido añade: “Yo votaría no, porque los de Vox nos atacan, porque soy un liberal de centro y no puedo entender sus posiciones más ultras”. Un compañero de filas tercia: “La abstención nos deja más lugar para argumentar, para explicarnos, para dar luego una razón y la contraria”.

El debate anticipado en un pasillo del Congreso continúa. Un diputado popular hace sus cálculos para justificar su tendencia hacia la abstención: “Vox no es un partido asimilable a nuestra tradición, pero la mitad de su electorado, al menos, procede del PP y si algún día conseguimos que vuelvan a nuestras filas pueden ser 30 diputados más”. Otro parlamentario acota: “El cuerpo me pide votar no, sobre todo cuando veo las provocaciones y las cosas que nos dice Macarena Olona”, en alusión a la secretaria general de Vox en el Congreso.

Olona, para condimentar el debate de la moción, ha llegado a presionar al PP asegurando que “todo lo que no sea un sí a la moción de censura, es un sí a este Gobierno socialcomunista”. El portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, aportó más sal a la herida el martes y despachó al PP como “ese partido contemplativo que antes lideraba la oposición”.

El periodista insiste: ¿He entendido vuestras posiciones pero si os consultaran qué diríais? El diputado más curtido replica: “Ah, pero has comprendido nuestros argumentos porque yo no”.

La cúpula del partido, mientras tanto, sigue con su estrategia del escondrijo, tan compleja ya de escudriñar. No solo no quieren adelantar si votarán no o se abstendrán sino que tampoco han anticipado formalmente quién será su portavoz en la sesión. En pocas horas, la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, indicó el martes a primera hora en TVE que ante estos debates “siempre ha sido el presidente del partido” el que ha llevado “a cabo” la defensa de la posición de los populares y apuntó un vaticinio que parecía un anuncio: “No creo que vayamos a cambiar”. A media mañana, ya en el Congreso, precisó: “En política nunca nada es definitivo y hay que estar preparado siempre para todo”.

Los mensajes del PP, a pocas horas de comenzar la moción, iban dirigidos a imponer autoridad y evitar cualquier desmarque. El lunes se le preguntó a Pablo Casado si contemplaba alguna escisión de voto, sobre todo por los recados que ha enviado públicamente la anterior portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, partidaria de apoyar la moción, y el líder auguró que no lo veía posible. Insistió en que el PP es un partido “serio”, como el martes reiteró Gamarra, y ratificó que en este caso no existe el voto en conciencia.

El PP aprobó en un congreso del partido un reglamento que solo permite el voto en conciencia para temas que “afecten exclusivamente a cuestiones éticas o morales que pongan en cuestión sus convicciones más profundas”. Gamarra precisó que este no es el caso, que el PP tiene una tradición de funcionamiento interno muy disciplinado que no facilita ese tipo de deserciones.

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