Ana Pontón, candidata del BNG a la Xunta: “Tenemos que acabar con esa Galicia gris y decadente que nos deja el PP”
La líder del Bloque, que escala posiciones en las encuestas, reclama la nacionalización de Alcoa y promete residencias públicas "para que el derecho a una vejez digna no se convierta en un negocio”
Ana Pontón Mondelo (Sarria, Lugo, 1977) ingresó en Galiza Nova y el BNG con solo 16 años y en estas elecciones, las segundas en las que es candidata a la presidencia de la Xunta, compagina la intensidad de la campaña con la lactancia materna, todas las noches, cuando regresa a casa con su bebé, Icía, nacida a finales de enero. A medida que pasan los días, las encuestas mejoran los resultados de la formación nacionalista y ya esbozan un empate en escaños con el PSdeG-PSOE. Pontón asegura que palpa la “simpatía” en la calle.
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Ana Pontón Mondelo (Sarria, Lugo, 1977) ingresó en Galiza Nova y el BNG con solo 16 años y en estas elecciones, las segundas en las que es candidata a la presidencia de la Xunta, compagina la intensidad de la campaña con la lactancia materna, todas las noches, cuando regresa a casa con su bebé, Icía, nacida a finales de enero. A medida que pasan los días, las encuestas mejoran los resultados de la formación nacionalista y ya esbozan un empate en escaños con el PSdeG-PSOE. Pontón asegura que palpa la “simpatía” en la calle.
Pregunta. El BNG llegaba a la convocatoria electoral de abril, que se suspendió por la crisis del coronavirus, con un tanto a su favor: el acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez en el que arrancaba una larga lista de compromisos al PSOE en infraestructuras, industria, tarifas energéticas, autogobierno o educación. ¿La pandemia ha diluído esta posición de salida ventajosa para el Bloque?
Respuesta. Agua pasada no mueve molino. Mi sensación en esta campaña es que vamos con una enorme potencia hacia el 12 de julio. Si el PP pensaba que el confinamiento podía amilanar las ganas de cambio que hay en un sector muy importante de la sociedad gallega, creo que se equivoca. Al contrario, lo que estamos viendo es que nos sentimos desbordados por una gran corriente de simpatía. Son unas elecciones muy abiertas, porque más allá de lo que intenten trasladar las encuestas, casi un 30% de gallegos y gallegas no tienen decidido su voto y estoy convencida de que podemos hacer historia, con una mujer por primera vez en la presidencia de la Xunta.
P. Usted suele decir que solo hay dos formas de gobernar Galicia: desde un partido sumiso a Madrid o desde la óptica del BNG.
R. En estas elecciones hay dos modelos. Por un lado está el inmovilismo que representa el PP, que nos demostró que su Gobierno se basa en la sumisión a Madrid, y por otro está el modelo del BNG: defender los intereses de Galicia, que ahora es más importante que nunca. Si con un solo diputado en Madrid llegamos a ese acuerdo de gobierno e hicimos más por Galicia que Feijóo en 11 años, ¿qué no seremos capaces de hacer liderando la Xunta?
P. ¿Qué lección debe sacar un político de la pandemia?
R. Estamos ante un cambio de era. Hay que apostar por los servicios públicos y por una economía verde y que defienda lo local, ciudades más sostenibles y un medio rural que se ponga en pie y acabe con tantos años de abandono. En este sentido, una de las mejores vacunas frente a las pandemias también es la biodiversidad, porque es una vacuna natural, que hace de barrera. Menos eucalipto en nuestro país significaría más biodiversidad, menos incendios y más futuro. Ese es el modelo en el que lleva trabajando el BNG donde gobierna. En Galicia tenemos todo para ser la envidia de Europa, pero necesitamos un Gobierno con confianza en el país.
P. Respecto al cierre de Alcoa, desde el principio usted defiende la nacionalización.
R. Es la única solución. En un momento en el que estamos viendo en Europa, por ejemplo en Alemania, que están nacionalizando empresas de sectores estratégicos, me sorprende que el PP y el PSOE no apuesten con decisión por llevarla adelante y salvar la única fábrica de aluminio primario que hay en el Estado español. Me duele ver que detrás de este pasotismo está la discriminación de Galicia, porque estoy convencida de que si en vez de estar hablando del 30% del PIB de Lugo estuviéramos hablando del 30% del PIB de Madrid esa decisión se habría tomado hace semanas. Yo, si soy presidenta, el día 13 llamaré a Pedro Sánchez para decirle que la Xunta quiere participar en esa nacionalización y no dejar caer una empresa demasiado importante para Galicia.
P. ¿Sería lo primero que haría al llegar a la Xunta?
R. Una de las primeras cosas, sí. Y también le diría que en Galicia tenemos derecho a una tarifa eléctrica propia que haga más competitivas nuestras empresas, porque somos grandes productores de energía. Es inconcebible que Euskadi, que produce mucha menos energía que Galicia, consiguiese a través de su Gobierno rebajar la factura de la luz a sus empresas y que a los gallegos nos digan que va a cerrar Alcoa precisamente por los precios de la energía. Hay que acabar con este modelo de corrupción y expolio en el que las eléctricas mandan y colocan a exministros o expresidentes en sus consejos de administración mientras nos estafan a cada uno y colectivamente.
P. Usted ha dicho muchas veces que no hay que creer en las encuestas, pero ya se habla de empate en escaños entre el BNG y el PSOE.
R. Soy precavida. Estamos en un clima muy volátil. Llevamos mucho tiempo en las calles protestando contra los recortes en sanidad, por lo que está pasando en las residencias, por lo que pasa en Alcoa, y lo que hace falta es que todo ese inconformismo y rebeldía que hay en la sociedad gallega se concentre en la papeleta del BNG, porque esa es la garantía para amargar la noche electoral a Feijóo y a Casado.
P. ¿Por qué en Galicia ha ganado Feijóo ya tres veces seguidas?
R. Tenemos que romper con esa tendencia. Creo que es posible, que el cambio es imparable y que vamos a dar la sorpresa, porque hay una mayoría que lo quiere así. A esa mayoría la están intentando desmovilizar diciéndole que está todo hecho, que van a ganar los de siempre, pero yo le digo a las personas que no se conformen con esa campaña que le interesa a la derecha y que superen los miedos y las barreras. Para no seguir viendo cómo Galicia va lentamente hacia una decadencia en la que cada vez hay menos población, la gente joven emigra, las empresas cierran sin que pase nada y tenemos un idioma en crisis perpetua. Tenemos que acabar con esa Galicia gris que nos deja el PP.
P. ¿Qué pasó en las residencias de ancianos, con casi la mitad de los muertos por coronavirus de Galicia, y unos 120 sin llegar a ser trasladados a un hospital?
R. Pues es evidente que falló el Gobierno gallego, por no proteger a las personas cuando más necesitaban a las instituciones. Es necesaria una investigación para saber lo que pasó, es muy grave que a estas alturas no se haya sancionado a ninguna de las residencias y haya un oscurantismo terrible. Se ve que el PP, una vez más, está preocupado por defender los intereses de las empresas. Y se ve también que el modelo no funciona, que hay que apostar por una red pública de residencias para que el derecho a una vejez digna no se convierta en un negocio.
P. El pasado lunes, en el debate televisivo, usted dijo que “la política sin ética ni principios es como una cáscara vacía que puede flotar, pero no lleva nada dentro”.
R. En Galicia llevamos mucho tiempo viendo cómo la política, de manos del PP, es manipulación y mentiras y necesitamos restaurar los principios básicos de la democracia, que todos los ciudadanos seamos iguales, que no haya censura en los medios públicos. Y sobre todo recuperar el verdadero sentido de la palabra política, que es dar solución a los problemas de las personas. Acredito que hay otra forma de entender Galicia y de hacer política. Porque Amancio Ortega no necesita de la política, pero los trabajadores de Bershka sí.
P. En esta campaña el BNG planteó ideas como la creación de un Amazon gallego o una banca pública autonómica.
R. Lo que nos deja la covid de aprendizaje es que precisamente las ideas que defendemos desde el nacionalismo son el futuro. Hoy estamos hablando de que es necesario cuidar el medio ambiente, caminar hacia una economía verde, confiar en lo público frente a las privatizaciones, apostar por lo próximo, por lo local. Esa es la gran transformación pendiente que tenemos en este país con enormes recursos y capacidad.