España y Reino Unido inician la negociación pos-Brexit sobre Gibraltar

La mesa de diálogo para trazar la futura relación con el Peñón se abre este martes

La verja con Gibraltar, el pasado 16 de marzo.MARCOS MORENO

El futuro de Gibraltar tras el Brexit empieza a dilucidarse esta semana. Representantes de España y de Reino Unido se reunirán este martes para diseñar un esquema que sobreviva a la ruptura definitiva con la Unión Europea, prevista para el próximo 31 de diciembre. El Gobierno español aspira a crear una relación más equilibrada con el Peñón, un pequeño territorio de gran prosperidad enclavado en una de las zonas más pobres de España. Sin renunciar a la reclamación histórica de la soberanía —pero...

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El futuro de Gibraltar tras el Brexit empieza a dilucidarse esta semana. Representantes de España y de Reino Unido se reunirán este martes para diseñar un esquema que sobreviva a la ruptura definitiva con la Unión Europea, prevista para el próximo 31 de diciembre. El Gobierno español aspira a crear una relación más equilibrada con el Peñón, un pequeño territorio de gran prosperidad enclavado en una de las zonas más pobres de España. Sin renunciar a la reclamación histórica de la soberanía —pero también sin plantearla como objetivo en esta negociación—, el Ejecutivo pretende incidir en la fiscalidad, los derechos de los trabajadores y las cuestiones medioambientales.

El diálogo con Londres arranca con plazos muy estrechos para el objetivo que se persigue. Las partes se han resistido a iniciar este proceso tan simbólico por videoconferencia, lo que ha retrasado el primer contacto hasta que las restricciones de movilidad derivadas del coronavirus han empezado a relajarse. En el encuentro de este martes participarán representantes del Ministerio de Exteriores y del Gobierno británico, entre los que se incluye la delegación gibraltareña. España confía en tener un esbozo de acuerdo para el mes de octubre, según explican fuentes gubernamentales a EL PAÍS, de forma que el nuevo marco pueda estar listo a final de año. Se trata de un escenario muy ambicioso teniendo en cuenta la sensibilidad de los asuntos que se abordarán.

El Brexit obliga a trazar nuevas normas entre España y el Peñón, cuya relación hasta ahora se regía por la pertenencia de ambos territorios a la Unión Europea. España ha querido aprovechar esa oportunidad para corregir algunas disfunciones con la colonia británica, etiquetada como paraíso fiscal por sus reglas ventajosas para empresas y capitales y la falta de intercambio de información con las autoridades tributarias españolas.

Para construir este nuevo escenario, las partes tomarán como base lo logrado con el tratado fiscal sobre Gibraltar —el primer documento sobre la colonia británica firmado entre Reino Unido y España desde el Tratado de Utrecht, en 1713— y con los memorandos de entendimiento que regulan la relación desde que se produjo el Brexit formal y que se prolongarán hasta final de año. Tanto el Gobierno español como las autoridades gibraltareñas consideran que esos acuerdos constituyen un buen punto de partida para proyectar el futuro. El diálogo de los próximos meses se ordenará por rondas, con una evaluación a mitad del proceso para encarar la parte final.

El equipo de Exteriores presentará un plan que incluya mejoras en fiscalidad y también un esquema estable que regule los derechos de los más de 9.000 son españoles que cruzan cada día la verja entre España y el Peñón para trabajar. Se trata de un colectivo clave para un territorio de 34.000 habitantes que no podría desarrollar su actividad empresarial sin la aportación de los trabajadores del exterior (casi 15.000 si se suma el resto de europeos). A la vez, Gibraltar esgrime que las rentas que perciben estos empleados resultan indispensables para el Campo de Gibraltar, la mancomunidad gaditana que circunda el Peñón y que registra bajos niveles de ingresos y ocupación.

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Los logros de los acuerdos del tabaco, que a finales de este mes fijará en un máximo del 32% la diferencia entre el precio medio de la cajetilla a ambos lados de la verja, auguran más mejoras en esta línea. Cualquier avance requerirá ampliar también la coordinación policial y aduanera. Los tráficos ilícitos que se producen en esa región del mapa (drogas, migrantes…) arrojan mucho margen de mejora en la cooperación entre autoridades, históricamente reacias a entenderse por el litigio de la soberanía.

Con la sospecha de que esa reclamación histórica reduce a corto plazo las posibilidades de colaboración, el Gobierno plantea una negociación alejada de ese ámbito. No le resultará sencillo. El ejemplo vivido la semana pasada en el Congreso a cuenta del debate sobre el tratado fiscal del Peñón revela los puntos débiles de este ejercicio. El pasado jueves el PP sumó por sorpresa sus votos a los de Vox para derribar ese pacto con Londres que trata de cerrar algunos de los focos de elusión fiscal para la hacienda española. Aunque el tratado finalmente se aprobará por el apoyo del resto de la Cámara, esos dos grupos parlamentarios acusaron al Gobierno de renunciar al debate de soberanía y de conformarse con un tratado que, en su opinión, consagra las prácticas fiscales gibraltareñas y otorga entidad jurídica a sus gobernantes.

El otro flanco por el que la negociación puede descarrilar es el proceso general entre el Reino Unido y la Unión Europea para pactar el futuro pos-Brexit. Aunque formalmente son esquemas separados, los desencuentros que viven Londres y Bruselas pueden enrarecer el clima de la mesa sobre Gibraltar. El encuentro de este martes servirá para tomar la temperatura a un ejercicio que las dos partes observaban con optimismo antes de la pandemia.

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