El Gobierno se abre a pactos con Cs y agentes sociales para aislar al PP

Calvo dice que no hay cambio de socios, pero Arrimadas acepta negociar los Presupuestos

La vicepresidenta Carmen Calvo, en el Congreso, este miércoles.J.J. Guillen (Europa Press)

El pacto con Ciudadanos para la prórroga del decreto de alarma no implica que el PSOE vaya a cambiar de aliados —“no hay cambio de mayorías, somos un Gobierno progresista”, aseguró este jueves la vicepresidenta primera, Carmen Calvo— pero sí abre una puerta que el Ejecutivo piensa explorar para ampliar apoyos —en La Moncloa se habla de nuevo de “geometría variable”— y al tiempo aislar al PP, con el que se han roto los puent...

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El pacto con Ciudadanos para la prórroga del decreto de alarma no implica que el PSOE vaya a cambiar de aliados —“no hay cambio de mayorías, somos un Gobierno progresista”, aseguró este jueves la vicepresidenta primera, Carmen Calvo— pero sí abre una puerta que el Ejecutivo piensa explorar para ampliar apoyos —en La Moncloa se habla de nuevo de “geometría variable”— y al tiempo aislar al PP, con el que se han roto los puentes tras el órdago de Pablo Casado. El Gobierno trabaja en un acuerdo con los agentes sociales sobre los ERTE, que apoya Ciudadanos, para buscar el máximo de unidad y dejar en evidencia la posición del PP.

El acuerdo con Ciudadanos de momento es puntual y se limita al estado de alarma y la desescalada. Pero implica que en los próximos días habrá mucho más contacto entre ambos grupos —ya lo ha habido en las últimas horas al máximo nivel, también entre los equipos técnicos— y este giro inquieta a algunos aliados de la investidura, en especial al PNV y a ERC, que este jueves mostraron sus recelos. “No es bueno cambiar de caballo en mitad del río. El Gobierno tuvo esa obligación de salvar la votación y tiró de Ciudadanos. Pero la coherencia política se la vamos a dar los de la investidura. No creo que un partido como Ciudadanos, que se juega su supervivencia, pueda darle apoyo”, señaló en TVE Andoni Ortuzar, líder del PNV. “El PSOE debe decidir si se lanza en los brazos de Ciudadanos o si mantiene las mayorías de la investidura”, exigió Oriol Junqueras, líder de ERC, en Radio 4.

En el Gobierno son conscientes de que es muy difícil incorporar a Ciudadanos a acuerdos más relevantes, como el de Presupuestos, sin arriesgarse con ello a romper las costuras de la mayoría y perder al PNV o tener un problema en la propia coalición, dadas las diferencias entre Unidas Podemos y la formación de Inés Arrimadas.

Los ministros consultados van desde un “es imposible” pactar unos Presupuestos con Ciudadanos al “hay que intentarlo”. Siempre ha habido sectores del PSOE más proclives a acercarse a Ciudadanos y otros más a la izquierda e inclinados por Unidas Podemos. El grupo de Pablo Iglesias está más cómodo con la actual mayoría con ERC, pero esta vez no ha planteado ningún veto a Ciudadanos, porque su prioridad es mantener estable el Gobierno y la coalición, y más en un momento de fuerte ofensiva de la oposición de PP y Vox. Por lo que todos los escenarios están abiertos, aunque ninguno es sencillo.

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, el 5 de mayo. En vídeo, Montero defiende contar con C's para aprobar los Presupuestos.

El Ejecutivo está muy satisfecho del giro político que ha supuesto la decisión de Arrimadas de cerrar un pacto con Pedro Sánchez y quiere explorar al máximo esa vía en las próximas semanas. Esta apuesta de Cs coincide además con una negociación avanzada con los agentes sociales —patronal y sindicatos— para la extensión de los ERTE más allá de la duración del decreto de alarma. Ese fue núcleo del acuerdo con Arrimadas cerrado el martes. Serviría para reforzar la imagen de unidad frente a la pandemia que quiere ofrecer el Ejecutivo y así dejar aún menos espacio político a la posición del PP, que está señalando que votará “no” en la próxima prórroga del decreto de alarma.

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El Gobierno quiere jugar a todas las bandas, y ante la posibilidad de que no sea factible finalmente un acuerdo de Presupuestos con Arrimadas —hay discrepancias de fondo en asuntos centrales, como la fiscalidad de las grandes empresas, que forma parte del tronco del pacto del PSOE-Unidas Podemos— el Ejecutivo no quiere romper ningún puente con ERC. Al contrario, intentará ayudar a que triunfe el sector de los republicanos que apuesta por el acuerdo.

Calvo, ya recuperada del coronavirus que la llevó a estar hospitalizada varios días, lo dejó muy claro en una entrevista en TVE: “Nos hubiera gustado que un partido de izquierdas como ERC pudiera seguir participando. Nos hemos comprometido, y lo vamos a seguir haciendo, a dialogar para que Cataluña tenga un futuro”, dijo para abrir la puerta a recomponer la mayoría. Fuentes de ERC señalan que no hay ruptura con el PSOE, pese a su negativa a la prórroga, que se intentó evitar hasta el último momento. Pero el horizonte de unas elecciones catalanas en pocos meses y la competición con Junts per Catalunya complica todo. “El no de ERC me produjo perplejidad. Están muy volcados en la competición electoral. Vieron el árbol y no el bosque”, señaló Calvo.

La gran novedad es que, por primera vez desde hace más de un año, la puerta de una posible colaboración entre Ciudadanos y el Gobierno de izquierdas se ha abierto. De momento el pacto es puntual, pero los movimientos provocan inercias y nuevas dinámicas. Una vez dado este paso de un primer acuerdo entre Arrimadas y Sánchez, que para Cs ha supuesto vaivenes internos y mucha presión externa, el siguiente costará menos.

Así lo creen en la cúpula de la formación, aunque este primer paso “no ha sido fácil”, reconocen fuentes del equipo negociador de Ciudadanos, porque han tenido que reconstruir puentes entre dos formaciones con la interlocución rota. “No es que la relación fuera mala con el PSOE, es que directamente no la había”, señala un dirigente de Cs al tanto de las conversaciones.

El PSOE y la formación liberal acaban de abrir un canal de comunicación hasta ahora inexistente, y eso ya es bastante: entre Arrimadas y Sánchez, que han hablado largo y tendido y, en un segundo nivel, entre Carlos Cuadrado, vicesecretario general de Cs, y Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia del Gobierno, que cerraron los detalles del pacto. El acuerdo incluye además que Cs tendrá una interlocución preferente con el Ejecutivo con contactos semanales.

Ciudadanos insiste, a pesar de ello, en que no tienen ninguna intención de convertirse en un socio estable del Gobierno, pero al mismo tiempo afirma que su mano tendida no acaba en la votación del miércoles. Primero, porque están dispuestos a aprobar nuevas prórrogas del estado de alarma si fueran necesarias desde el punto de vista sanitario, explican fuentes de la dirección. La formación coincide con el PSOE en que para restringir movimientos no hay otro instrumento jurídico válido. Arrimadas pone un límite: no aprobará más prórrogas si el Gobierno aprovecha para incluir medidas que no tengan que ver estrictamente con la gestión sanitaria.

Pero además la líder de la formación liberal mantiene la mano tendida a Sánchez para aprobar unos Presupuestos de reconstrucción, confirman fuentes de su máxima confianza. No será fácil porque la política económica de Ciudadanos y Unidas Podemos es casi como el agua y el aceite, y porque el partido de Arrimadas quiere evitar cualquier subida impositiva y pretende un “enfoque liberal” de la salida de la crisis, prácticamente imposible de asumir por la coalición. Pero Arrimadas necesita demostrar al electorado que perdió en noviembre que su partido es útil, así que está muy dispuesta a los acuerdos y señala que le basta con limitar la influencia de Podemos en la coalición.

La líder de Ciudadanos quiere que las cuentas sean fruto de un consenso político lo más amplio posible y con los agentes sociales, aunque si hace falta cree posible un acuerdo de Presupuestos en los que no esté la derecha. Cs insiste en que se trata de unos Presupuestos de emergencia, exclusivamente por la pandemia, y no un salvavidas político para Sánchez y su Gobierno, que no les gusta y que habrían preferido que no se hubiera formado. El siguiente paso, que sería romper alguno de sus Gobiernos autonómicos con el PP, como el de Madrid (en el que hay profundas discrepancias entre los socios) y abrirse a nuevas mayorías con el PSOE, se descarta hoy por hoy tajantemente en la dirección de Ciudadanos. Aunque todo movimiento genera nuevas inercias.

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