La estafa telefónica de los 1.500 secuestros virtuales

Interior detecta un repunte en una modalidad delictiva que llegó a registrar casi cuatro casos al día en julio de 2016

Un guardia civil investiga un secuestro virtual, en una imagen cedida por el instituto armado.GUARDIA CIVIL

“O pagas 10.000 euros o te enviamos un vídeo cortándole un dedo a tu hija”. A comienzos de este año, una mujer de 69 años residente en Madrid recibió la llamada de un hombre con acento extranjero que le aseguraba tener secuestrada a su hija y le exigía la rápida entrega de una cantidad de dinero si quería volver a verla con vida. Con un lenguaje muy violento, consiguió que la mujer se dirigiera mientras hablaba con él por teléfono hasta una sucursal bancaria para sacar el dinero que reclamaba. En el último momento, la Policía impidió que lo hiciera después de que el marido de la víctima avisar...

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“O pagas 10.000 euros o te enviamos un vídeo cortándole un dedo a tu hija”. A comienzos de este año, una mujer de 69 años residente en Madrid recibió la llamada de un hombre con acento extranjero que le aseguraba tener secuestrada a su hija y le exigía la rápida entrega de una cantidad de dinero si quería volver a verla con vida. Con un lenguaje muy violento, consiguió que la mujer se dirigiera mientras hablaba con él por teléfono hasta una sucursal bancaria para sacar el dinero que reclamaba. En el último momento, la Policía impidió que lo hiciera después de que el marido de la víctima avisara al 091 y de comprobar que la hija supuestamente secuestrada se encontraba, en realidad, en su puesto de trabajo ajena a todo lo que ocurría.

Este es el último caso conocido de los llamados secuestros virtuales, una estafa telefónica en el que los delincuentes llaman a la víctima, en la mayoría de los casos elegida al azar, e intentan hacerla creer que algún familiar suyo está secuestrado para exigirle dinero por su liberación. Empiezan pidiendo hasta 10.000 euros, aunque luego rebajan la cantidad de manera significativa, a veces a los 500 euros. En los últimos cinco años se han registrado en España 1.474 denuncias por este delito, según el Sistema Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior. La mitad de ellos se produjeron en 2016, con 765 casos –en julio de aquel año se contabilizaron 107, casi cuatro al día-, y aunque desde entonces las cifras han registrado un descenso muy acusado hasta quedar en 104 denuncias en 2018, el último año refleja un ligero repunte hasta los 136 episodios, según recoge una respuesta parlamentaria del Gobierno al diputado de EH Bildu Jon Iñarritu a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Según este documento, en estos cinco años Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Foral de Navarra han detenido o investigado a 17 personas, cuatro de ellas el último año.

Estas son las cifras conocidas, porque como admite el inspector jefe Juan Alcolea, responsable de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional, “es un tipo de delito que tiene una alta cifra negra [casos no denunciadas y, por tanto, desconocidos por la policía], ya que mucha de la gente que sufre el intento de estafa y no paga, no acude a comisaría a comunicarlo”. Alcolea destaca otro hecho dificulta aún más la persecución de este delito y explica, en gran parte, el bajo número de detenciones: “En la inmensa mayoría de los casos investigados, los autores no están en España, sino en Sudamérica y, más concretamente, en Chile”. Se trata de delincuentes encarcelados que, pese a ello, se hacen con teléfonos móviles para extorsionar en España, detalla. “Llaman al azar a números de teléfonos fijos, a veces consecutivos. Ha habido casos en que lo han hecho a la sede del PP o a una oficina de la Seguridad Social. Hacen numerosas llamadas fallidas, pero con que uno pague, les compensa”, añade el experto policial, que señala que se está en trámite crear equipos de investigación conjuntos con la policía chilena.

El cobro de la falsa extorsión tampoco es problema para estos delincuentes, pese a la distancia. “La inmensa mayoría de las veces apremian a la víctima para que vaya a un locutorio y haga un envío de dinero al país de los estafadores, aunque últimamente se ha dado algún caso de pagos en bitcoins [moneda virtual usada en Internet]”, señala el capitán al frente de la Sección de Homicidios y Secuestros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Este agente, que pide que no se difunda su identidad, destaca que es un tipo de delito de difícil prevención: “No podemos evitar que un delincuente recluido en una cárcel de Chile, Colombia o Perú llame a España. La clave es conseguir la colaboración de bancos y las oficinas de envío de dinero para que nos avisen si llegan a sus establecimientos una persona que muestra un alto grado de nerviosismo para hacer un envío de dinero mientras habla con teléfono. También damos información a los ciudadanos para que sepan cómo actuar si reciben una de estas llamadas”.

En estos cinco últimos años, los expertos policiales han detectado como los delincuentes han perfeccionado la estafa. “A veces se aprovechan de que las víctimas han subido datos personales a las redes sociales para hacer más creíble el falso secuestro”, recalca el mando de la Guardia Civil. El inspector jefe Alcolea añade que hay delincuentes que han dejado de amenazar con un secuestro: “Hemos detectado casos de llamadas en el que los estafadores ser presentan como el abogado de un familiar de la víctima al que acaban de detener y que pide el envío urgente de dinero para pagar una multa y le pongan en libertad”.

Los dos expertos coinciden en señalar en la existencia de una variante, denominada mexicana, más sofisticada. En ella, los delincuentes localizan a un ciudadano español de viaje en el país norteamericano y, tras conseguir cambiar de hotel mediante artimañas, realizan la llamada de extorsión. Es lo que les ocurrió en octubre de 2013 a los cuatro integrantes del grupo musical Delorean en la capital mexicana. Tras conseguir con amenazas que se aislaran en un hotel distinto al que ocupaban, los delincuentes llamaron a sus familiares en el País Vasco para exigirles el pago de cinco millones de pesos mexicanos (300.000 euros). La rápida intervención de la Policía Nacional y la Ertzaintza impidió que el secuestro virtual acabase en estafa consumada. Otros terminaron pagando, aunque según destaca el inspector jefe Alcolea, no son muchos: “En 2019 solo tenemos constancia del pago en cinco casos por un total de 5.700 euros”.

Decálogo para evitar ser víctima

Policía Nacional y Guardia Civil han elaborado sendos documentos con recomendaciones muy similares para que los ciudadanos sepan cómo actuar ante un secuestro virtual. Este es un resumen de ellos:

  1. No descuelgue o cuelgue rápidamente si le llaman desde un número con el prefijo 056, el de los teléfonos de Chile, o con número oculto.
  2. Desconfíe si le dicen que han secuestrado a un familiar. También si le ponen voces de fondo que simulan serlo.
  3. Mantenga la calma ante la violencia verbal del delincuente.
  4. Deje hablar al delincuente y, si es posible, grabe la conversación.
  5. Intente hacer una pregunta muy personal de la persona supuestamente retenida para poder deducir si se trata de un falso secuestro.
  6. Procure localizar a la supuesta víctima del secuestro por otra línea y avise a la policía.
  7. No dude en cortar la comunicación. Posiblemente el estafador desista y busque otra víctima.
  8. No pague la extorsión. Le exigirán el envío rápido de una cantidad de dinero no muy elevada.
  9. No facilite datos personales, familiares, de ubicación o de contacto. No publique información personal en redes sociales.
  10. Escriba inmediatamente todo lo que recuerde y acuda a denunciar los hechos, aunque no haya pagado.

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