Armenia y Georgia: dos países y dos historias en un mismo viaje
Este itinerario está diseñado para conocer en profundidad la historia y la hospitalidad de dos naciones que han sabido conservar su identidad a lo largo de los siglos
¿Por qué quedarte con uno si puedes visitar ambos países en un mismo viaje? Armenia ofrece paisajes inéditos alejados del turismo de masas, aventura, monumentos, Patrimonio de la Humanidad y una gastronomía desconocida pero sorprendente. El país, ubicado en la región del Cáucaso, entre Europa y Asia, es fácilmente visitable y apta para todos los bolsillos. En sus más de 20.000 kilómetros cuadrados encontrarás lugares tan espectaculares como el monte Aragats (4.000 metros de altitud), y también la pintoresca garganta del río Debed, uno de los escenarios favoritos del país para practicar senderismo.
Armenia, además, presume de un gran patrimonio arquitectónico, inscrito en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Hablamos, por ejemplo, de los monasterios de Geghard, el Haghpat o el Sanahin, de la catedral de Zvartnóts y las iglesias de Echmiadzin. Pero si lo que buscas es vida urbana, Ereván, su capital, te la ofrecerá con los ojos cerrados.
Y ¿qué hay de Georgia? Este país, admirado por los que aman la naturaleza, es una joya por descubrir en Europa. Ubicada a orillas del Mar Negro, en la cordillera del Cáucaso, durante siglos ha servido como enlace entre civilizaciones, atravesándola la Ruta de la Seda, la arteria comercial más importante del mundo.
¿Sabías que se cree que en Georgia nació la primera civilización de Europa? En 1991, se encontró un cráneo de hace 1,8 millones de años en Dmanisi. Se cree que se trata de la primera persona en Europa, a la que los científicos denominaron Homo Georgicus, que significa “el ser humano de Georgia”. Los rostros de los primeros europeos, llamados Zezva y Mzia, también se han reconstruido y pueden verse en el Museo-Reserva de Dmanisi. Por supuesto, alberga lugares fascinantes también reconocidos por la Unesco, como Svetitskhoveli, uno de los monumentos arquitectónicos georgianos más complejos y la iglesia más grande de todas las que han sobrevivido hasta nuestros días; el monasterio de Gelati, el Alto Svaneti y las selvas tropicales y los humedales colchicos. Y, por si esto fuera poco, la cultura vinícola es una de las más antiguas del mundo. El vino georgiano cuenta con más de 8.000 años de vida.
Quedarse con uno de estos países sería, por lo tanto, una elección difícil. Sabiendo que se pueden visitar ambos en una misma ruta de 12 días, EL PAÍS Viajes ha diseñado un itinerario muy especial que partirá desde España el próximo 25 de marzo de 2026. En Armenia, se recorrerá Ereván, una de las ciudades más antiguas del planeta, y enclaves como Echmiadzin, Noravank o el monasterio de Geghard. Mientras que, en Georgia, se adentrarán en las callejuelas de Tbilisi, los viñedos de Kakheti, las fortalezas de Mtskheta y los paisajes de Gudauri, donde el Cáucaso se muestra en todo su esplendor. Siempre con un guía local de habla hispana, en un grupo reducido y el acompañamiento de nuestro experto y periodista ambiental, César Javier Palacios, cada detalle está pensado para que el viaje sea cómodo, enriquecedor y lleno de momentos memorables.
Únete al grupo privilegiado de viajeros que recorrerán ‘Armenia y Georgia, una historia viva entre montañas’. Antes, te avanzamos algunos de los puntos fuertes de este viaje experiencial. ¿Preparado?
Primera parte: de la capital de Armenia a Dilijan, la pequeña Suiza
La arquitectura, la cultura y las costumbres de Ereván son una fusión armoniosa de lo antiguo y lo moderno. En la ciudad conviven edificios de nueva construcción con estructuras del siglo XIX dotados de una hermosa ornamentación, e incluso es posible observar edificios que combinan elementos antiguos y modernos en una misma estructura. Pero que no te engañe: esta ciudad es tan antigua que quizá no te des ni cuenta: fue fundada en el año 782 antes de Cristo, por lo que se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo.
El centro de Ereván fue dominado por enormes edificios de estilo soviético, pero ahora, debido a las construcciones activas de la actualidad, aparecen muchos edificios modernos. Resultan imprescindibles la plaza de la República, que fue diseñada por el estilo tradicional de arquitectura armenia e incluye la Casa de Gobierno, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Correo Central y la Galería de Arte Nacional, junto con los monumentos principales de la capital como la “Estatua de Gato”, del famoso escultor Fernando Botero, ubicada en el museo al aire libre y centro de arte moderno Cafesjian, en el Complejo Cascada.
Para disfrutar de las vistas de la ciudad, hay que subir hasta la Cascada; y si te gusta la música, debes dirigirte al Teatro Nacional de Ópera y Ballet en la calle Abovyan. Quizá te llame la atención que algunos de sus edificios son de color rosa. Al igual que Jaipur, en la India, conocida popularmente como “la ciudad rosa”, la capital armenia debe su color a la piedra toba rosada utilizada en numerosas construcciones.
La historia de la ciudad es amplísima, pero uno de los lugares más simbólicos es el monumento de Tsitsernakaberd. En 1995, un pequeño museo circular subterráneo fue abierto junto al monumento, donde se puede apreciar y aprender información básica de los hechos ocurridos en 1915. Cada 24 de abril, miles de personas se reúnen para recordar a las víctimas del genocidio armenio de 1915 perpetrado por el Gobierno turco.
La ciudad de Echmiadzin, en Armenia, es conocida por su catedral, centro espiritual para los armenios, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco. Fue la primera iglesia cristiana del mundo. Y, actualmente, cuenta con un museo donde se conservan las reliquias más veneradas de la iglesia apostólica armenia.
Otra de las joyas de su arquitectura medieval es el magnífico templo de Zvartnots, el templo de los ángeles celestiales, construido en el siglo VII, que también es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nos encanta porque tiene un magnífico aspecto con impresionantes ornamentos y arcos que desde lejos parece que están colgados del cielo.
Como decíamos al principio, Armenia es conocida por sus monasterios. Uno de los que seguro deben figurar en tu lista de lugares por ver es el de Saghmosavank, también llamado ‘monasterio de los Salmos’. Está situado a unos 20 kilómetros de la capital y representa el segundo período del desarrollo de la arquitectura medieval armenia, datando del siglo XIII.
El monasterio de Khor-Virap posee una historia fascinante, tanto religiosa como cultural. Se alza en el valle de Ararat, frente a la mítica montaña del mismo nombre, donde, según la tradición bíblica, se detuvo el arca de Noé. Su importancia radica en que está conectado con Gregorio I el Iluminador, que introdujo el cristianismo en Armenia y al que se le considera el primer católico del país.
El monasterio Noravank, un centro religioso y cultural del siglo XII, está a unos 122 kilómetros de Ereván y se encuentra en un lugar inaccesible, con una naturaleza impresionante. En el pintoresco desfiladero del afluente del río Arpa, en un acantilado entre asombrosas rocas rojas, encontramos este monasterio que deleita con su belleza y singularidad.
Por último, el monasterio de Geghard, parcialmente excavado en la montaña adyacente. Rodeado por acantilados, fue incluido por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad. El complejo monástico fue fundado en el siglo IV, también por Gregorio I el Iluminador, en el lugar de un manantial sagrado en el interior de una caverna. Aunque hay inscripciones que apuntan a que se remonta al año 1160, la iglesia principal fue construida en 1215.
Seguimos en Garni, Armenia, el pueblo donde se encuentra el templo pagano Garni, que fue construido en el siglo I después de Cristo por el rey Tiridates I de Armenia. Probablemente, fue dedicado al dios helenístico Mitra. El templo se levanta sobre una capa triangular, y es el único ejemplo de la cultura pagana que sobrevivió en Armenia. Después de adoptar el cristianismo en el año 301, el templo pagano ha perdido su importancia, convirtiéndose la fortaleza de Garni en la residencia de verano de los reyes armenios. A día de hoy se conservan las ruinas del palacio real y los baños, construidos con unos mosaicos de una gran belleza.
Antes de marcharnos del país, visitamos dos lugares llenos de magia: el lago montañoso de Sevan, que ocupa un 5% del área de superficie de Armenia; y Dilijan, uno de los centros turísticos y conocida como “La pequeña Suiza de Armenia”. Se dice sobre él: “Si en el paraíso hubiera montañas, bosques y manantiales de aguas minerales, sería Dilijan”.
Segunda parte: de Tbilisi a los montes glaciares del Cáucaso
El viaje por Georgia empieza por la puerta grande, concretamente, por su capital. Tbilisi aguarda con toda su belleza: con sus calles estrechas, casas de colores, balcones tallados, barrios antiguos y excelentes ejemplos de arquitectura moderna. El recorrido comienza desde la iglesia de Meteji, para disfrutar después de la espectacular vista del casco antiguo. Hay que pasar por las hermosas callejuelas, los principales monumentos de la ciudad, el casco viejo, la antigua fortaleza de Narikala y los históricos baños de azufre, de donde proviene el nombre de la capital. Más tarde, la visita al Museo de Historia confirma que Georgia realmente es el país del famoso Vellocino de Oro.
Una vez conocida la capital, el viaje se desvía hacia Kakheti, la región conocida por su espectacular vino. ¿Sabías que Georgia tiene una ciudad del amor? Es Signagi, una pequeña y hermosa ciudad del siglo XVIII que impresiona por su antigua muralla y pequeñas casas de madera, además de por las vistas del valle de Alazani y de las montañas del Gran Cáucaso.
El viaje por Georgia continúa hasta Gremi, monumento arquitectónico del siglo XVI, su ciudadela y la iglesia de los Arcángeles en Kakheti. Termina, ahora sí, por una impresionante carretera a lo largo del río Terek que lleva a Kazbegi, cuyo nombre actual es Stepantsminda, la principal ciudad de la región. Desde Kazbegi se puede llegar hasta Gergeti, iglesia de la Trinidad situada a 2.170 metros sobre el nivel del mar. Si el tiempo lo permite, antes de marchar se echar un vistazo a uno de los glaciares más grandes del Cáucaso, el monte Kazbegi, de nada más y nada menos que 5.047 metros de altitud. ¡Así sí que puede terminar cualquier viaje!
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