Mongolia nómada: una experiencia que todo viajero anhela una vez en la vida
Si quieres conocer el país del nomadismo por excelencia, toma nota, esto es lo que deberías visitar
¿Quieres experimentar el espíritu nómada al menos una vez en la vida? Entonces tu destino es Mongolia. En el corazón de Asia, entre el desierto de Gobi al sur y Siberia al norte, aún existen tribus que viven del nomadismo. Donde se encontraba la antigua capital del Imperio Mongol, Karakorum, hay un paisaje plagado de lagos y volcanes donde todavía es posible conocer el modo de vida de los pocos nómadas que quedan en el mundo.
Mongolia lleva en sus raíces la historia del nomadismo. Ya en la Edad del Bronce hay registros de que se practicara este estilo de vida. Desde los hunos hasta el gran Genghis Khan, quien en el siglo XIII logró unificar a todas las tribus y crear un país nómada conquistando territorios de Europa hasta el Pacífico, creando el mayor imperio continuo que se conoce.
“Hay muchos países que todavía conservan un estilo de vida nómada, porque hay que tener en cuenta que solo en los últimos 5.000 años de la historia del mundo el ser humano ha sido sedentario. Con las primeras ciudades, hacia el 3000 antes de Cristo, es cuando se empieza a dejar el nomadismo. Además de Mongolia, el país nómada por excelencia, hay otros lugares donde todavía quedan comunidades nómadas. Principalmente en África, que es donde más hay. Los tuareg son una de las principales tribus; y también en el Amazonas, en Arabia y Oriente Medio, donde viven los beduinos”, explica Álvaro Planchuelo, arquitecto, y uno de los expertos de EL PAÍS Viajes.
Será él, precisamente, quien acompañe el próximo 15 de agosto de 2026 a un grupo de aventureros por Mongolia durante 13 días. El viaje Tesoros naturales y culturales de Mongolia propone conocer la vida nómada del país y sus enclaves más auténticos: la capital Ulán Bator y la antigua Karakorum; el lago Khuvsgul, rodeado de montañas y un verde intenso; impresionantes paisajes esteparios y conocer de primera mano la vida de una familia nómada… Sin duda, este país es el sueño para cualquier viajero.
Dónde encontrar al nómada mongol: las principales ubicaciones
Mongolia es tres veces más grande que España y tiene tan solo tres millones y medio de habitantes, encontrándose la mayoría en las principales ciudades. En Ulán Bator viven alrededor de un millón de personas, después están repartidos en el resto de las ciudades como Morun, Darjan y Erdenet. “Esto quiere decir que es un territorio totalmente salvaje y despoblado donde viven cuatro millones de cabezas de ganado, sobre todo caballos, yaks y camellos. Es una inmensidad para la vida salvaje. Los nómadas son los que se encargan del ganado y de llevarlos a los pastos. Van moviéndose en campamentos de yurtas, que en Mongolia se llaman gers. Eso hace que haya un espíritu nómada en casi todo el país”, subraya Álvaro Planchuelo.
Entre las principales tribus que se pueden conocer a día de hoy en Mongolia están los tsaatan, habitantes del norte y conocidos como “hombres-reno” —actualmente quedan unos 200—. Mientras, en el oeste encontramos los kazajos, cazadores que van con sus águilas. En la ruta de EL PAÍS Viajes se recorrerá la estepa central y otros lugares donde el nomadismo aún se practica.
La primera parada de este viaje son las dunas de Elsen Tasarkhai, ubicadas en el parque nacional de Khögnö Khan, que cuenta con unas 47.000 hectáreas y que alberga fabulosas dunas de arenas que se extienden unos 80 kilómetros al sur. Las montañas del parque nacional se consideran sagradas, siendo conocido este mini desierto como el “pequeño Gobi”. El río Tarna proporciona el agua necesaria para el pasto de ganado y las tribus nómadas que lo habitan frecuentemente.
La siguiente parada para conocer la Mongolia nómada es Karakorum, que fue la antigua capital del gran Imperio Mongol en el siglo XIII. Allí se encuentra el primer monasterio budista del país llamado Erdene Zuu, construido en 1586 y destruido posteriormente durante las purgas de 1937, quedando actualmente poco de su esplendor, tan solo las murallas y tres templos importantes. También se conserva la estatua Boovon Khad, un símbolo fálico del siglo XVIII realizado por los monjes del monasterio para avergonzar a los monjes jóvenes que no seguían las reglas; y la roca de tortuga, que estaba en Karakorum.
La tercera visita del recorrido llevará a las aguas termales de Tsenkher, un manantial sulfuroso que aflora con una temperatura de 85ºC a 1.860 metros sobre el nivel del mar. Mucha gente acude para someterse a un tratamiento médico tradicional. De las aguas termales, se dirigirán hacia el parque nacional del lago Terkhiin Tsagaan cruzando varias cordilleras en dirección norte. Se trata de un accidentado complejo volcánico, actualmente inactivo, que alberga uno de los lagos más atractivos de Mongolia, famoso por su riquísima fauna de aves y protegido por la Convención de Ramsar. “En el camino vamos a parar en Zayiin Khuree Khiid, que fue un antiguo monasterio budista y, actualmente, es el museo local de la provincia de Arkhangai. Siguiendo la ruta, se parará en el cañón del río Chuluut y en la gigantesca roca Taikhar que se relaciona con las creencias mitológicas locales”, señala Álvaro Planchuelo, que ha diseñado este viaje al milímetro.
El lago salado de Zuun Nuur es otro de los sitios donde suelen asentarse las familias nómadas de Mongolia. Es un paisaje realmente virgen rodeado de verdes montañas y bosques. ¿Sabías que es el segundo lago más profundo de Asia Central y que contiene un 1% del recurso mundial de agua dulce del mundo? Cuenta, además, con 134 kilómetros de longitud y 39 kilómetros de ancho.
Por último, el lago Khuvsgul es otra de las visitas imprescindibles para seguir el rastro de los nómadas. Es el segundo lago más grande del país y un lugar repleto de vida con más de 200 especies. Frente al lago, donde viven los pastores tsaatan, terminamos este magnífico viaje.
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