De Delfos a las Termópilas: los escenarios para revivir la antigua Grecia

En este viaje a la Grecia de los dioses y de los mortales, caminarás por la historia. Nunca antes la habrás visto con los mismos ojos, es el momento de volverte a enamorar de Grecia

Delfos, el oráculo de los dioses.Michael Abid / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Existen muchos lugares para entender la civilización, aunque ninguno como Grecia. El país, y su capital, Atenas, son, con sus más de 3.000 años de historia, un excelente lugar para entender de dónde venimos y cuáles son los pilares de la cultura occidental. Atenas es la fuente del mundo helenístico, el Partenón, la Acrópolis, Delfos… son escenarios excelentes desde donde parte un viaje a la Grecia más antigua, la que nos ocupa ahora mismo. Una Grecia a la que viajamos que está plagada de mitología, de batallas épicas entre dioses y mortales, pero también de oratoria, con los grandes pensadores y filósofos, por algo está considerada la cuna de la democracia. Por aquí han pasado los personajes más encumbrados de todos los siglos, desde Julio César hasta Winston Churchill, porque Grecia es y será siempre pura inspiración para viajeros, arqueólogos, filósofos, pensadores, políticos y amantes de la historia.

De la mano de Carlos Romero, doctor en Humanidades y Ciencias Sociales, y profesor universitario de Historia de Occidente e Historia del Pensamiento Occidental, y EL PAÍS VIAJES recuperamos todo ese esplendor histórico y cultural en un viaje por la Grecia antigua. Del 17 al 22 de marzo de 2025, un grupo de viajeros recorrerán el país en busca de, precisamente, todos estos conocimientos y tesoros. Esta propuesta no se trata solamente de un viaje, sino más bien de un curso universitario. El objetivo es aprender sobre la portentosa civilización griega, pero del mejor modo posible: caminando sobre la historia. Si estás interesado, en este enlace puedes encontrar más información.

Es importante señalar, antes de partir, que lo que entendemos hoy por Grecia Antigua abarca cuatro grandes periodos históricos: la Edad Oscura (1.200-800 a. C.), la era Arcaica (800-500 a. C.), la época Clásica (500-330 a. C.) y la época Helenística (330-30 a. C.). La Clásica es la que encumbró a Grecia, la mayoría de obras literarias, esculturas o edificaciones más emblemáticas se hicieron entonces, es el periodo de tiempo más glorioso de Grecia, con los grandes personajes y las grandes batallas; la posterior es la que está marcada por Alejandro Magno, el periodo helenístico fue la consolidación política y militar de aquella Grecia esplendorosa, pero que desembocaría en su decadencia como civilización. Fue entonces cuando los romanos conquistaron Grecia y, entonces, el pueblo heleno perdió su independencia. Este viaje no se centra en ninguna época en concreto, sino en todas, aunque predomina la parte clásica por encima de las demás.

La Puerta de los Leones de Micenas.Bildarchiv Monheim GmbH / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Micenas, la Grecia más mística

Empezamos en Micenas, una de las ciudades más antiguas de Grecia, que se creó en la época más oscura —hace 3.000 años—. Un lugar remoto en el que se planificó la batalla de las batallas: la Guerra de Troya. Aquí es donde vivía el rey de los reyes griegos, Agamenón. Sus ciclópeas murallas nos dan una idea de cómo era de grande esta ciudad en su momento. Tanto que muchos ciudadanos griegos creían —y de ahí ese nombre— que esas construcciones habían sido hechas por los cíclopes, los gigantes de un solo ojo.

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Un ejemplo lo podemos ver en la Puerta de los Leones, uno de los monumentos más antiguos de Europa, construido en el siglo XIII antes de Cristo sobre el lado noroeste de la acrópolis. Junto con la Puerta de los Leones, el Tesoro de Atreo, forma parte de las mayores maravillas arqueológicas del mundo que se pueden visitar en Micenas.

La ciudad de Micenas se encuentra en la cima de una colina rocosa, rodeada de montañas, en la península del Peloponeso. Aquí se fusionan extrañamente mitología, medias leyendas, historia real y tragedia. Cuando vemos la colosal muralla que rodea la fortaleza, que en algunos lugares alcanza los ocho metros de espesor, resulta difícil negar que los cíclopes participaron en su construcción.

Antiguo teatro de Delfos.Victor Lacken / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Delfos, el oráculo

Delfos es el origen de todo, el “ombligo del mundo”. En la antigua Grecia -en el siglo IV antes de Cristo- era el oráculo más importante del mundo, el símbolo de la unidad helenística, por el que pasaron todos los personajes que conformaron siglos y siglos de historia. Pero sólo puedes entenderlo una vez pisas este lugar tan sumamente mágico.

Los griegos eran grandes constructores, entendían la orografía como nadie, abrazaban el territorio, por eso sus construcciones no alteraban el paisaje, sino que estaban integradas en él. Eso ocurre, cómo no, en Delfos. Este lugar sagrado estaba perfectamente pensado, situado en la ladera del monte Parnaso, un lugar mítico al que a Apolo le encantaba viajar en compañía de las musas.

Era aquí donde la Sibila, una mujer sabia a quien se le atribuían capacidades sobrenaturales, ejercía sus artes proféticas. Delfos se convirtió, no solo en un lugar sagrado, sino también en un lugar de provecho económico. Hoy en día visitar este lugar y sus ruinas es una experiencia casi mística, desde aquí se aprecia el mar y el monte Parnaso. Sin duda, el oráculo de Delfos junto con Olimpia eran los dos lugares más importantes de la Grecia clásica.

El antiguo teatro de Epidauro.Georgios Tsichlis / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Epidauro y su antiguo teatro

En la pequeña ciudad de Epidauro se encuentra el santuario más importante en honor al dios Asclepio, el dios de la medicina, y el teatro antiguo de Epidauro, ambos inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sobre la colina se construyó un teatro que cuenta con unas condiciones acústicas increíbles. Es muy común ver cómo los visitantes se sitúan en el centro del teatro y en la punta de la gradería. Tan solo un susurro o la caída de una moneda se puede escuchar perfectamente en toda la estructura.

El santuario y su templo eran valorados como el lugar de curación más famoso del mundo clásico, un lugar al que acudían muchos enfermos para sanar. Además, muchos estudiantes residían allí para aprender la ciencia médica. Por esa razón, de alguna manera, se lo podría considerar, a día de hoy, como una de las primeras facultades de medicina del mundo.

Atenas sobre el mar Egeo.Sergey Borisov / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Atenas, la ciudad de Grecia

Atenas es una ciudad eterna. Caminar por esta ciudad es caminar por la historia, por los mitos y las ideas que han forjado nuestra civilización. Y es que el valor de Atenas no reside tanto en lo que se ve, sino sobre todo en lo que se siente, en lo que el viajero intuye, imagina y comprende al pasear por ella.

Esta ciudad, consagrada a la diosa Atenea, fue la cuna de la democracia y la polis más grande y más importante de Grecia. Era el faro que iluminaba al resto de ciudades helenas, que la veían como su principal modelo e inspiración. La lista de los hijos eminentes que Atenas ha regalado a la historia humana es interminable: allí vivieron Heródoto, Esquilo, Sócrates, Platón, Fidias, Jenofonte, Hipócrates, Aspasia y Pericles, por mencionar unos pocos protagonistas.

Atenas es la cuna de la democracia, la polis más importante de Grecia. Aquí podrás encontrar sus mejores museos: el Museo Arqueológico de Atenas, un inmenso museo que contiene riquezas que ilustran el arte griego desde el Paleolítico hasta el periodo Helenístico. Se trata de uno de los mejores museos del mundo en su ámbito. Algunas de las obras más notables que encontrarás son la colección micénica que incluye las máscaras funerarias de oro, la estatua de bronce de Poseidón, la máquina de Anticitera, el efebo de bronce de Anticitera y los frescos murales de Akrotiri de Santorini.

En el viaje por la ciudad, que se realizará junto a EL PAÍS VIAJES y al profesor Carlos Romero, se visitarán muchos de sus lugares y rincones mágicos, como el Hefestión, el Odeón de Herodes, la antigua ágora, el museo de la Acrópolis o el Pnyx. Y, cómo no, también habrá un paseo en torno al Partenón, emblema por excelencia de la civilización griega, que ofrece unas vistas majestuosas de la ciudad. Sin duda, es un momento perfecto para enamorarnos de Atenas.

Estatua de Leónidas en Thermopylae.Ian Dagnall / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Playa de Maratón y las Termópilas

En la playa de Maratón (hoy un importante municipio de la costa noreste de Ática) se libró una de las batallas más épicas de todos los tiempos. La Grecia clásica empieza y acaba con una guerra en Maratón. En la I guerra Médica (en la que tuvieron lugar unas tres batallas) contra los persas sucedió algo que pasaría a la historia. Nadie se podía explicar cómo los griegos, aquel pueblo desconocido y pequeño en el mapa, habían conseguido vencer al gran imperio persa. Fue un milagro militar, una victoria épica, que encumbró a los griegos y los situó en el mundo. Diez años después de la primera gran derrota a los persas, el hijo de Darío I, Jerjes I, intentó vencer a los griegos de nuevo. Se libraron entonces tres grandes batallas: las Termópilas, Platea y Salamina. Las Termópilas son el escenario de una de las guerras más famosas de todos los tiempos, símbolo de heroísmo a lo largo de los siglos.

Por su ubicación estratégica, el paso de las Termópilas convirtió la región en escenario de importantes operaciones militares. La más popular de su historia fue la batalla del 480 antes de Cristo, entre griegos y persas. Los 300 soldados espartanos y los 700 tespios de Leónidas, traicionados por Efialtes, fueron masacrados por orden de Jerjes, después de haber luchado heroicamente. Para recordar todo este legado conviene visitar el monumento a Leónidas.

Corinto, la antigua ciudad griega.Keval Bharadia / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Corinto

La antigua Corinto era una ciudad muy rica y una de las más importantes de la antigua Grecia. Con sus dos puertos (uno en el golfo de Corinto y otro en el golfo Sarónico), Corinto se convirtió en una especie de gran centro comercial debido a su situación estratégica. Por aquí transitaban artículos de lujo de Oriente y productos de las colonias occidentales. En el Ágora, el mercado de la ciudad, quedan numerosos restos de puestos.

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