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Rioja y otoño, un maridaje insuperable

El encanto y los viñedos ondulantes de Rioja dibujan el destino ideal para una escapada. Algunas pistas: pasear por bodegas centenarias, volar en globo sobre campos pintados de rojo, descubrir las fiestas locales o brindar con algunos de los mejores vinos de España, mientras se disfruta de su imponente gastronomía

El territorio de la DOCa Rioja aglutina todo el magnetismo del otoño entre sus viñedos. La vista se pierde entre ocres y amarillos, que hacen del campo una tentación para la fotografía viajera.

Hay dos elementos fundamentales a la hora de decidir una escapada en otoño: los colores naturales del entorno y el atractivo gastronómico y cultural. En estas fechas, Rioja aglutina todo ese magnetismo entre sus viñedos, que lucen sus mejores galas cromáticas. Un espectáculo de colores, donde cada tono ocre y rojizo compite por su hueco en Instagram. Visitar la Denominación de Origen Calificada (DOCa) es asistir a un concierto privado de la naturaleza, donde cada hoja que cae marca el ritmo y cada sorbo de vino es un acorde que resuena en el alma.

Con razón el enoturismo en este territorio ha florecido como las viñas en primavera, y bate récords cada año: en 2023 hubo casi 900.000 visitantes (un tercio de ellos, de fuera de España). Además, la creciente apertura de bodegas al público refleja el dinamismo y la pasión que envuelve al mundo del vino en España. Con más de 200 bodegas abiertas a los visitantes ─de las 600 que conforman la Denominación─, Rioja es el destino por antonomasia para los amantes del vino, pero también para quienes buscan relax, senderismo y gastronomía.

Muchas bodegas ofrecen talleres y experiencias que son una invitación a explorar la creatividad, a interactuar con el vino más allá del paladar.

Con sus más de cien kilómetros de contrastes, Rioja es la Denominación que entraña más diversidad de vinos, de climas, de paisajes... y de planes. Múltiples propuestas acercan al viajero al mundo del vino a través de experiencias únicas, con un denominador común: el gusto por sentir la tierra, el entorno, y conectar con las sensaciones, y descubrir los muchos tesoros que esconde. Además, ahora es más fácil que nunca diseñar una escapada con este planificador de viajes digital y gratuito. Aúna todas las experiencias que se pueden vivir en Rioja en una misma plataforma: un viaje en globo sobrevolando bodegas, practicar yoga al amanecer con vistas a los viñedos y una buena sesión de spa, por ejemplo, no son solo planes exclusivos de la actriz Gwyneth Paltrow.

1. Para los más aventureros

Explorar los viñedos constituye una experiencia enriquecedora. Montar a caballo entre las hileras de vides es una actividad clásica que permite un contacto cercano con la naturaleza y la tradición vinícola. Para aquellos que buscan una experiencia más dinámica, recorrer los viñedos en bici, segway o en 4x4, o contemplarlos desde otra perspectiva Ebro abajo (por sus meandros, a bordo de un kayak), son opciones más que atractivas. Pero hay otras, de esas de “una vez en la vida”: la contemplación de los viñedos desde un globo aerostático proporciona una perspectiva única y eleva la experiencia a un nivel literalmente superior, desde una vista panorámica impresionante.

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La creciente apertura de bodegas al público refleja el dinamismo y pasión que envuelven al vino en España.

2. Para los amantes de la cultura (incluidos los más pequeños)

Rioja es una oda viviente a la cultura del vino. Ya sea en bodegas que resguardan secretos de siglos en kilómetros calados ─pasillos subterráneos para albergar y criar el vino─ o en aquellas que desafían el tiempo con su arquitectura futurista, los visitantes degustan la saga de la tierra y el esmero humano a través de catas verticales, sensoriales e históricas. Además de por auténticas catedrales del vino, Rioja está salpicada de museos dedicados a él. Es imperdible la visita al Museo Vivanco de la Cultura del Vino, en la bodega homónima (Briones), considerado el mejor del mundo.

Las bodegas también ofrecen actividades para los más pequeños. Yincanas al aire libre, vendimias en familia para pisar las uvas y elaborar vino propio y talleres creativos invitan a conocer mejor los procesos de elaboración de una de las bebidas más antiguas y consumidas del planeta.

Infinitas cavas subterráneas contrastan y conviven con arquitectora vertiginosa, como bodegas Ysios, en Laguardia.

3. Para quienes solo buscan relajarse

Las bodegas de Rioja, con su centenaria tradición vitivinícola, transforman la experiencia del vino en un viaje sensorial que combina los placeres del paladar con el bienestar corporal. En espacios como los de la Finca de los Arandinos, el diseño vanguardista exprime la tradición para ofrecer una experiencia única de vinoterapia. En Marqués de Riscal, con arquitectura de autor (Frank O. Gehry), el titanio de sus fachadas alberga terapias de vino que prometen una escapada inolvidable. Más allá de las piscinas de contrastes y el spa, la vinoterapia se ha convertido en una tendencia de bienestar que aprovecha las propiedades del vino para ofrecer una experiencia distinta. Cada tratamiento representa un homenaje a la cultura del vino y a la búsqueda del equilibrio perfecto entre el disfrute y la salud.

Diseño vanguardista para disfrutar de una experiencia única de vinoterapia. En la imagen, el spa de Finca Los Arandinos, en Entrena (La Rioja).

4. Para los que escarban en el pasado

Pasear por Rioja es caminar por la historia. Además de municipios con encanto, la región enoturística líder de España cuenta con atractivos patrimoniales y culturales. Desde los antiguos asentamientos romanos, dólmenes y yacimientos arqueológicos de origen celtibérico, cuya historia se remonta hasta la primera Edad de Hierro, pasando por la influencia árabe, palpable en numerosos pueblos con murallas y castillos, hasta leyendas de Reconquista o el legado de la época industrial, del siglo XIX. Pero en Rioja es posible remontarse aún más en el tiempo, y caminar entre las icnitas o huellas de dinosaurios, apreciando el rastro que dejaron a su paso por la Región. Otra excusa para viajar con niños.

Montar a caballo o pasear entre las hileras de vides es una actividad clásica que permite un contacto cercano con la naturaleza y la actividad vinícola. En imagen, Dolmen La Hechicera, en El Villar (Rioja Alavesa).

5. Para muy ‘foodies’

La DOCa Rioja no solo es famosa por sus vinos excepcionales, sino también por su rica gastronomía. Los pinchos, pequeñas obras de arte comestibles, ofrecen una explosión de sabores en cada bocado y constituyen el acompañamiento perfecto para el vino de esta Denominación. Las aclamadas internacionalmente calles Laurel y San Juan, en Logroño, proporcionan una atmósfera vibrante en la que locales y turistas celebran la cocina regional. Pero también Haro y su famosa calle de La Herradura o las callejuelas de Laguardia entrañan manjares populares en forma de pincho.

Por seguir con los contrastes, los restaurantes con estrella Michelín que alberga la Denominación (que no son pocos) elevan la cocina local a la categoría de alta gastronomía, al fusionar técnicas modernas con tradiciones centenarias. Platos como los caparrones (variedad de alubia pinta), las patatas con chorizo y el bacalao a la riojana y, cómo no, las chuletillas de cordero asadas sobre sarmientos de vid son ejemplos de cómo la cocina riojana honra sus raíces agrícolas y vinícolas.

Nada más típico, sencillo y suculento que las chuletillas de cordero asadas sobre sarmientos de vid. Armonizadas con un tinto, claro.

En esta época del año, el vino y su paisaje, con su riqueza y complejidad, complementa a la perfección los sabores robustos y terrosos de la comida local. Es el momento perfecto para venir a Rioja y disfrutar en familia, con amigos o en pareja, de una escapada única.

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