Una primavera rebosante de vida y cultura en las calles de Gijón
Saborear un culín de sidra, bailar a ritmo electrónico, darse el primer chapuzón del año o descubrir los museos de la ciudad son planes ideales para estas fechas
Museos, senderismo, sidrerías, calas y playas, el mar Cantábrico... Los motivos para visitar Gijón esta primavera son muchos. Con más de 2.000 años de historia, la ciudad cuenta con un patrimonio que abarca desde vestigios romanos (como el castro de la Campa Torres y la Villa Romana de Veranes) hasta edificios barrocos (el Palacio de Revillagigedo y el de Campo Valdés, entre otros), modernismo, arte contemporáneo...
Recorrer los barrios de Cimavilla y Baxovilla, acercarse al Muro de San Lorenzo y pasear por el puerto deportivo ayuda a entender la vida y el carácter de este destino que siempre mira al mar y a sus nueve playas. La de San Lorenzo es la más popular, pero hay otras urbanas (Poniente, L’Arbeyal), naturales (Estaño, Serín) e idóneas para ir con mascotas (Rinconín). La localidad también está rodeada de prados, bosques y montes (estamos en Asturias). Algunas sugerencias: el Jardín Botánico Atlántico, el Monte Deva y la red de sendas como la de Peñafrancia, la Fluvial del Piles o la de La Ñora.
Otra de sus señas de identidad es la cultura. La música, con el Gijón Sound Festival, a finales de abril y el L.E.V. Festival, en mayo; la literatura, con la V edición de Poex, dedicada a la poesía, también en mayo, y la Feria del Libro, en junio; el cine, con CortoGijón y DocuXixón, antes del verano y, ya en noviembre, el Festival de Cine. Proliferan los museos: el dedicado al Ferrocarril, la Casa Natal de Jovellanos y el de Evaristo Valle merecen una visita. Sin olvidar el deporte, con el medio maratón (muy llano, ideal para bajar marca personal) el 29 de abril, y la gastronomía, en todas sus variantes (repostería, cocina tradicional y vanguardista, y sidrerías).