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Tesoros naturales muy cerca del mar

Además de sol y muchos kilómetros de playas para disfrutar del verano, en Andalucía es posible contemplar paisajes y rincones que parecen sacados de otros tiempos. El esfuerzo tiene recompensa

La playa de Bolonia (Cádiz) es uno de los arenales magnéticos del área del Estrecho. Su duna móvil fue declarada monumento natural en 2001.

Con el verano doblando la esquina, un plan infalible es combatir el calor en las playas. En Andalucía hay casi 270, todas aptas para el baño. Zambullirse en el mar está muy bien, pero existen multitud de alternativas de naturaleza a las vacaciones de chiringuito y sombrilla. Estas tres propuestas permiten escaparse desde la costa, y cambiar –aunque sea por un día– la toalla, las chancletas y el bañador por el calzado de senderismo y la mochila.

Bajo las estrellas en la Sierra de Cádiz

Andalucía posee, probablemente, los mejores cielos de Europa para contemplar el firmamento. Un dato lo avala: es la zona con más certificaciones Starlight de todo el mundo. Esta distinción está auspiciada por la Unesco y distingue la calidad del cielo nocturno y su idoneidad para la observación de las estrellas en condiciones óptimas. Como apenas hay contaminación lumínica, los espacios naturales de la región se convierten en excelentes miradores. Ocurre en la comarca de la Sierra de Cádiz, un extenso territorio dividido entre campiñas y elevaciones. Tanto en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema –Reserva de la Biosfera– como en el Parque Natural de los Alcornocales es posible admirar la inmensidad del universo. Las noches estrelladas son también un espectáculo en los municipios que salpican esta serranía, incluidos en la Ruta de los Pueblos Blancos. Andalucía cuenta con otros destinos Starlight. Son los de Sierra Morena, Sierra Sur de Jaén, Los Pedroches y Valle del Alto Guadiato. Además, la región tiene una amplia red de puntos para observación astronómica repartidos por todo el territorio. Dos de ellos son una referencia internacional. Se trata del Centro Astronómico Hispanoalemán de Calar Alto (Sierra de los Filabres, Almería) y del Observatorio Astronómico de Sierra Nevada (Granada). Conviene subrayarlos.

Andalucía figura entre los territorios del planeta con mayor número de certificaciones Starlight para observar los cielos.

El geoparque de Cabo de Gata-Níjar

El relieve y el clima han hecho de Andalucía uno de los destinos indiscutibles para practicar de forma sostenible el turismo geológico. Formaciones rocosas y minerales singulares, fósiles de gran valor paleontológico y paisajes espectaculares constituyen el testimonio y la memoria de un territorio que cuenta con cuatro geoparques reconocidos por la Unesco: Granada, Sierra Norte de Sevilla, Sierras Subbéticas y Cabo de Gata-Níjar. Este último es el mayor espacio protegido del litoral mediterráneo, y sobresale por su biodiversidad. Aquí crecen más de mil especies exclusivas de flora y habita una enorme variedad de fauna. Sus fondos marinos, formados por extensas praderas de posidonia oceánica, son uno de los secretos mejor guardados de este enclave. De nuevo en la superficie, se multiplican los tesoros naturales a lo largo de sus 50 kilómetros de costa acantilada. En ella hay desde playas urbanas como la de San José y Aguamarga, a otras más salvajes como Mónsul y Los Genoveses, calas recónditas (Carnaje y de Enmedio, por ejemplo) y espectaculares acantilados volcánicos y arrecifes (Punta de los Muertos y Mesa Roldán). Otra parada obligada son las Salinas del Cabo, referencia para los amantes de las aves.

Una tendencia al alza: recorrer en bici el parque del Cabo de Gata-Níjar (Almería), un espacio natural único.

Doñana, la mayor reserva ecológica de Europa

Andalucía es una de las regiones de mayor biodiversidad del continente europeo. Destaca sobre el resto Doñana, un punto estratégico para miles de aves en sus rutas migratorias entre Europa y África. Un laberinto de tierra y agua que da forma a marismas, lagunas y caños, cotos y pinares, vetas y veras, dunas, playas y acantilados. Algunos espacios son tan vistosos como el sistema de dunas en movimiento entre Matalascañas y la desembocadura del río Guadalquivir, con más de 25 kilómetros de playa virgen, o la duna fósil del Asperillo, que supera los 30 metros de altura. Otra opción es adentrarse en el espacio natural del Estrecho, con rincones como la playa de Los Lances y la duna de Bolonia.

Doñana constituye un enclave estratégico para miles de aves en sus rutas migratorias entre los dos continentes.

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