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Recorriendo el corazón de los Alpes austriacos por la carretera del Grossglockner

La famosa vía de montaña es una invitación a disfrutar de cumbres nevadas, glaciares, cuevas de hielo, cascadas y lagos conforme se van negociando sus cerradísimos giros

Salzburgo es el punto de partida, y también mucho más que Mozart. Su casco antiguo (Altstadt), laberinto de patios escondidos, plazas medievales y casas burguesas, es un ejemplo de cómo modernizar una ciudad conservando su esplendor barroco (es patrimonio mundial de la Unesco). Porque también es una urbe de floreciente panorama artístico, gastronomía maravillosa y parques impecables. La visita debe pasar también por Festung Hohensalzburg, fortaleza con 900 años de historia elevada sobre un acantilado; Freibad Leopoldskron, la piscina exterior más grande de la ciudad, con trampolines y toboganes, y, por supuesto, una ascensión a las cumbres circundantes que compiten en belleza con la propia urbe —Mönchsberg (540 metros) y el Kapuzinerberg (640 metros)—, cubiertas por densos bosques, senderos y magníficos miradores.getty images
A unos 55 kilómetros de Salzburgo, la carretera del Grossglockner pasa por Werfen, famosa por las Eisriesenwelt, unas grutas de hielo ubicadas a más de mil metros de altitud en los montes Tennengebirge, a las que se accede por una enorme boca en plena montaña (en la foto). Un gélido espectáculo que reabrirá el próximo 30 de abril y abarca 30.000 metros cuadrados y 42 kilómetros de estrechos pasadizos que se adentran en la montaña. Su original belleza natural no ha pasado desapercibida para los productores de Hollywood, que lo convirtieron en escenario de películas bélicas como ‘El desafío de las águilas’ o de la famosa escena del pícnic de ‘Sonrisas y lágrimas’.Riekkinen (getty images)
Antes de llegar a las curvas del Grossglockner, los Dolomitas se alzan cual anfiteatro natural en torno a Lienz, ubicada a 40 kilómetros de la frontera con Italia. Este antiguo enclave romano es hoy una estación de esquí (Zettersfeld y Hochstein) famosa por su circuito de esquí de fondo (100 kilómetros de senderos). Su legado histórico pasa por el el hotel alpino Tauernstern, inmerso en las montañas, con balcones de madera, sauna, 'spa' y un restaurante 'gourmet' que se nutre de las granjas cercanas.Christoph Oberschneider (getty images)
El parque nacional de Hohe Tauern es una de las reservas naturales más amplias de Europa —se extiende por el Tirol, Carintia y el estado de Salzburgo—, a la sombra de la mole del Grossglockner. Ninguna hipérbole sobre montañas nevadas, glaciares relucientes, lagos turquesas y cascadas atronadoras llega a hacerle justicia. Un paraíso para escaladores y excursionistas que invitan a recorrer las rutas guiadas por los ‘rangers’ del parque para todos los públicos; desde paseos suaves de un día hasta expediciones a cumbres y crestas. En la foto, un senderista en la Glocknerrunde, ruta de siete etapas entre Kaprun y Kals que, pernoctando en refugios alpinos, permite rodear el macizo del Grossglockner.Menno Boermans (getty images)
Llegamos a la parte complicada: los 48 kilómetros emblemáticos de esta escenográfica carretera en su ascenso a la cima del Glossglockner (en la imagen), con 36 curvas estrechas dispuestas sobre laderas cubiertas de bosques y glaciares, en pleno corazón del parque nacional Hohe Tauern. De camino, el Kaiser-Franz-Josefs-Höhe (2.369 metros) ofrece vistas increíbles del macizo y del glaciar Pasterze, que se otea también desde los senderos Gamsgrubenweg y Gletscherweg. Conviene reservar un tiempo para la exposición del centro de visitantes (sobre el glaciar) y el observatorio Wilhelm Swarovski. El cercano Fuscher Törl (2.428 metros) ofrece asombrosas vistas alpinas, que incluyen el lago Fuscher (2.262 metros), mientras que una carretera secundaria asciende en dos kilómetros hasta el Edelweiss Spitze (2.571 metros), un mirador de 360 grados que abarca una treintena de tresmiles.getty images
Los chalés de colores del turístico pueblo de Zell am See rodean la acuática pletina azul del Zeller See, lago envuelto por los picos nevados de Hohe Tauern. Más de un millón de variopintos visitantes buscan aquí cada año el sueño austriaco. Se puede nadar o practicar windsurf, montar en bici por su orilla arbolada y caminar en las montañas cercanas. Una de las atracciones imprescindibles es el glaciar Kitzsteinhorn, sobre el que se puede esquiar todo el año. Un teleférico sube hasta la estación de Gipfelwelt 3000 (en la foto), con miradores de soberbias panorámicas hacia el parque nacional de Hohe Tauern y el inconfundible perfil del Grossglockner.Kitzsteinhorn
Desde Zeller See hay 54 kilómetros hasta el atronador salto de la gerlosstrasse.at) serpentea 12 kilómetros entre altos páramos y abetales hasta los 1.630 metros. Por encima del embalse turquesa Stausee hay un mirador ideal para un pícnic de impresionantes vistas alpinas.Sander Van wuytswinckel (alamy)
Ubicado a los pies del afilado Reichenspitze (3.303 metros), Zell am Ziller es un antiguo poblado minero de oro y, actualmente, una popular base de esquí en el valle de Zillertal donde la diversión está garantizada. Porque se puede descender en trineo todo el año por los bucles del Arena Coaster, y en verano practicar parapente, rafting en aguas bravas por río el Ziller, vías ferratas (en la imagen) y senderismo (el hotel Englhof, un alojamiento 'boutique' de habitaciones forradas en madera y (su gran reclamo) un restaurante de prestigiosa coctelería y con más de 1.400 referencias espiritosas. Una sugerencia: bloody mary con tomates cherry congelados y aliño de pimienta negra a la barbacoa.Zillertal Arena
Tras 60 kilómetros hacia el oeste llegaremos a funicular Nordkettenbahnen.alamy
Montafon es todavía uno de los valles alpinos más serenos e intactos de Austria, trufado de glaciares y coronado por el puntiagudo Piz Buin (3.312 metros). La carretera alpina de Silvretta, de 23 kilómetros, es la joya de este trayecto entre Innsbruck y Bregenz: se retuerce bajo cumbres que superan los 2.500 metros antes de superar el puerto de Bielerhöhe (2.036 metros) con 34 aterradoras curvas. Arriba aguarda el Silvretta Stausee, un embalse de color aguamarina que refleja los picos circundantes en las mañanas despejadas. De camino pasaremos por la aromática Bludenz, sede de la fábrica Milka, y por otro hito de estas montañas: rolls-royce-museum.at) con la mayor colección de automóviles de la prestigiosa firma en el mundo.getty images
Bregenz es el punto y final de la ruta, a orillas del lago Constanza (Bodensee), cuyo casco antiguo, aún cercado por las murallas y la robusta Martinstor (puerta de San Martín), es un compendio de calles tortuosas, casas de color caramelo y jardines floridos. Pese a su escueto tamaño, esta ciudad concentra arquitectura vanguardista, arte y noches de ópera bajo las estrellas. Entre sus edificios modernos destaca el teleférico al Pfänder, cuyas laderas cubiertas de bosques se elevan sobre Bregenz en un panorama espléndido del Constanza y las cumbres nevadas de los Alpes.alamy