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Así son los Tatras, los montes eslovacos que Lonely Planet ha elegido mejor destino europeo

La editorial de viajes propone descubrir la zona norte del macizo

Creada en 1949, la reserva natural más antigua de Eslovaquia ha sido elegida por Lonely Planet como el destino que hay que descubrir este año en Europa, encabezando su lista ‘Best in Europe 2019’ (cuyo segundo lugar ocupa Madrid). El parque, que celebra su 70º aniversario, se extiende por gran parte de las Montañas Tatras, macizo integrado en la cordillera de los Cárpatos que comparte, hacia el norte, con Polonia. Este concentrado paraíso alpino reúne hasta 25 cimas que superan los 2.500 metros –algunas con nieves perpetuas– en una extensión de 25 kilómetros de ancho y 78 de largo, está declarado reserva de la biosfera por la Unesco y ofrece a sus visitantes muchas y variadas experiencias al aire libre, entre verdes y frondosos valles, lagos de origen glaciar, hayedos y extensiones de ‘kosodreviny’ (pino enano), elegantes cascadas y espectaculares miradores accesibles en aéreos teleféricos. Más información: spravatanap.skAlexander Fortelny (Getty Images)
Entre las sendas que discurren por estas montañas, la Tatranská Magistrala es la opción más clásica. 42 kilómetros (tres días) desde la villa alpina de Podbanské (accesible desde Pribylina) hasta el pueblo de Zdiar (y sus casitas de colores) o viceversa, pues esta localidad cuenta con mejores opciones de alojamiento. La ruta requiere cierta preparación: en el camino aguardan empinados repechos de hasta medio kilómetro en varias ocasiones y crestas que superan los 2.000 metros de altitud, y que hacen factible encontrar tramos con hielo y nieve incluso dentro de las fechas oficiales para realizar la ruta: de mediados de junio a finales de octubre. El camino atraviesa lagos alpinos y espectaculares valles, contempla las principales cumbres del Alto Atlas eslovaco y pasa los refugios de montaña de Starý Smokovec y Štrbské Pleso.Alamy
El Alto Tatras eslovaco ha permanecido a la sombra de la vecina vertiente polaca (más conocida por las ascensiones de alpinistas tan reputados como Jerzy Kukuczka, Wanda Rutkiewicz, Wojciech Kurtyka o Krzysztof Wielicki, ganador del Premio Princesa de Asturias de Deportes en 2018 junto a Reinhold Messner). Por ello, este refugio de naturaleza casi intacta alberga la posibilidad de observar, con relativa facilidad, especies en peligro de extinción como el lobo europeo, el lince eurasiático y el oso pardo. Si no tenemos tanta fortuna, siempre podremos toparnos con algún zorro o con la icónica gamuza de Tatra (en la foto), símbolo del parque nacional.Getty Images
Hasta un centenar de lagos de montaña salpican el paisaje del Alto Tatras. Desde las azules aguas de los ‘tarns’, lagunas de origen glaciar que encontramos en el ‘tatry’ (franja de terreno rocoso por encima de los 2.000 metros que, se cree, da nombre al macizo), como el Modré (el más alto, a 2.192 metros), hasta idílicos espejos acuáticos en el lecho de frondosos valles, como los lagos de Popradske (en la foto) y Strebske, los más conocidos y visitados del parque nacional, unidos por una ruta senderista.Peter Mocsonoky (Getty Images)
Ubicada en la estación invernal de la cima del Lomnicky (el segundo pico más alto del Alto Tatras por detrás del Gerlachovský), esta pasarela se asoma al vacío desde 2.634 metros de altitud. Lo mejor es que no hace falta caminar demasiado para disfrutar de la panorámica: se encuentra apenas a unos pasos del final del teleférico que conecta esta cumbre con la localidad de Tatranská Lomnica. El ascenso cuenta con dos estaciones intermedias –Start y Skalnaté Pleso– y reserva el plato fuerte para el final: un espectacular vuelo de 855 metros hacia arriba (unos nueve minutos de duración) a bordo de una cabina suspendida en el vacío.lvenks (Getty Images)
Elevado en lo alto de una colina entre los actuales pueblos de Spišské Podhradie y Zehra, el castillo de Spis fue construido en el siglo XII sobre los restos de una antigua fortaleza, cuando la región pertenecía al Reino de Hungría. En 1780 un devastador incendio arrasó la ciudadela, cuyas ruinas se pueden visitar actualmente entre abril y septiembre, incluyendo visitas guiadas e incluso nocturnas, en julio y agosto. Más información: spisskyhrad.comJean-Philippe Tournut (Getty Images)
Encajonado entre cimas que sobrepasan los 2.300 metros de altura, el estrecho y verde valle de Velka Studena dibuja la forma de una hoja visto desde el aire. Una ruta senderista bien señalizada lo recorre desde la localidad de Hrebienok, en el verde y angosto inicio del valle, hasta el refugio de Zbojnícka (1.960 metros), ubicado en las rocosas terrazas superiores (en la foto), que albergan hasta 22 lagos alpinos, como el de Vareškovo, Starolesnianske y Dlhé.Anna i Jacek Bieniek (Getty Images)
Sin movernos del valle de Velka Studena, un sencillo y corto sendero conduce desde el cruce (y punto de información) de Rainerovou, en la parte baja de la garganta, hasta la hermosa sucesión de cascadas de Vodopády Studeného (también llamadas Cold Creek waterfalls, en la imagen), entre cuyos saltos destaca el de Obrovský, con 20 metros de elegante caída.Tom Roche (Getty Images)
Visitar Zdiar es como trasladarse a los Alpes (sin salir de los Cárpatos). Este pequeño pueblo de montaña, ubicado en pleno Alto Tatras eslovaco, está repleto de casas rurales con encanto (como la de la foto), donde los dueños se encargan de que la estancia sea perfecta a base de buen trato y excelente comida nutritiva (sopas, mucha carne, guisos calóricos o quesos ahumados) para excursionistas en verano y esquiadores en invierno.PAWEL KAZMIERCZAK (getty)
En Eslovaquia existen miles de cuevas, aunque solo 13 están abiertas al público. Una de ellas es Belianska Jaskyňa, la más grande del Alto Tatras, en la región de Prešovský Kraj, y conocida sobre todo por sus grandes coladas de calcita, sus estalagmitas en forma de pagoda y sus lagos subterráneos. La gruta acoge conciertos durante el mes de agosto y también tratamientos de espeleoterapia. Más información: ssj.skAlamy