Tanka 2005, un haiku especiado

El vino es poesía (o música) líquida, y toda cata lúdica, o descripción sensorial de un vino, a diferencia de la técnica, necesita recurrir a sugerentes metáforas para transmitir la emoción que provoca un buen trago. Sin ese recurso literario, todas las catas serían muy parecidas (y aburridas). Por eso parece un acierto la idea de Florentino Martínez de organizar un concurso de haiku (poema japonés de tres versos, breve y conciso, que refleja las sensaciones contemplativas de la naturaleza) para incorporarlo a la contraetiqueta de Tanka. En esta ocasión, Susana Benet habla de la bodega y su se...

El vino es poesía (o música) líquida, y toda cata lúdica, o descripción sensorial de un vino, a diferencia de la técnica, necesita recurrir a sugerentes metáforas para transmitir la emoción que provoca un buen trago. Sin ese recurso literario, todas las catas serían muy parecidas (y aburridas). Por eso parece un acierto la idea de Florentino Martínez de organizar un concurso de haiku (poema japonés de tres versos, breve y conciso, que refleja las sensaciones contemplativas de la naturaleza) para incorporarlo a la contraetiqueta de Tanka. En esta ocasión, Susana Benet habla de la bodega y su serena percepción. Merece la pena leerlo antes de beber el vino.

En cualquier caso, lo importante es la experiencia sensorial que provoca este tinto de original etiqueta, diseñada por Alberto Palomera y elaborado con tempranillo procedente de un viñedo con más de 50 años.

A la nobleza de la materia prima se une una crianza poco habitual en Rioja: barricas de roble ruso durante tres años, que aportan un especiado singular. Elegante marco aromático que resalta la abundante fruta silvestre, roja y negra, bien madura, guarnecida con notas de tabaco, cacao y humo. Sabroso y fresco, llena la boca de una frutosidad limpia y equilibrada, como un buen poema.