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El cierre de las pistas de Navacerrada, en imágenes

Tres de las bajadas de la estación de esquí dejarán de funcionar el 3 de abril, cuando acaben los 25 años de permiso de explotación

Jonay, Georgina y su hija Nayeli, de 12 años, se han topado con la “terrible noticia” del cierre de tres pistas de la estación de esquí del puerto de Navacerrada, entre Madrid y Segovia, al inicio de su escapada anual desde Tenerife. “Ya pensábamos que este año no íbamos a poder venir por la pandemia”, cuenta la madre, segura de que a pesar de todo van a poder repetir el año que viene porque “Navacerrada no se cierra”.SANTI BURGOS
Cuatro profesores de la Escuela Sierra de Madrid esperan a los alumnos de un colegio de la capital. Todos los años, miles de niños pasan por la estación, subvencionados por la Comunidad de Madrid. Les cuesta 14 euros por tres horas de esquí gracias al plan Madrid Blan, del que este viernes 5 de abril se beneficiarán un total de 250 niños.SANTI BURGOS
Las tres pistas que se clausurarán están situadas en la vertiente segoviana del Parque Nacional del Guadarrama. Son las de ‘Escaparate’, ‘Telégrafo’ y ‘El Bosque’, cuya concesión no ha renovado el Ministerio para la Transición Ecológica. El ministerio no las considera “viables” a causa del cambio climático, al tiempo que afirma querer reducir las aglomeraciones que se producen los fines de semana. Dejarán de funcionar el 3 de abril, cuando acaben los 25 años de permiso de explotación. En la imagen, esquiadores bajando el ‘Telégrafo’.SANTI BURGOS
“No saben lo que hacen. La estación solo abre entre 60 y 90 días al año y cuando la desmantelen, los domingueros van a seguir subiendo, que son los que dejan esto hecho un estercolero y los que, cuando las pistas dejen de estar balizadas, tendrán más pradera para hacer sus 'picnics”, lamenta el instructor de la Escuela Sierra de Madrid Rodrigo del Pozo, que lleva 23 años ejerciendo.SANTI BURGOS
“Han usado la estación como chivo expiatorio cuando los vertidos incontrolados, los edificios ruinosos y la falta de limpieza del puerto deterioran mucho más el entorno. Lo bueno para la conservación sería quitar toda la infraestructura, incluida la carretera, los bares, el tren..., pero solo se cierra lo que da trabajo, fomenta la salud a través del deporte y permite el acceso de personas humildes a una práctica cara y elitista como es el esquí”, defiende el aficionado a los deportes de nieve y meteorólogo Daniel Santos Muñoz. En la imagen, un negocio del puerto.SANTI BURGOS
La estación ocupa 7,6 hectáreas de las 33.960 que tiene el Parque Nacional del Guadarrama. Tiene 5,1 kilómetros esquiables, con una pista verde, tres azules y cuatro rojas. Aunque su capacidad máxima es de 1.200 personas, su afluencia media diaria es de 300/400. En la imagen, una niña con su tabla de 'snow', en el telesilla de la pista del ‘Escaparate’.SANTI BURGOS
Otro instructor, Jorge Pérez Aubá, declara su “amor” por la estación, en la que lleva esquiando 22 de sus 25 años. Ha trabajado en Sierra Nevada, Francia, Valdesquí, Cataluña... y “no hay otra igual para enseñar a esquiar”. “Es una pena horrible. Si quieren proteger el parque, que cierren abajo y pongan lanzaderas con un número limitado de visitantes, pero que no jodan la economía de todos los pueblos de la sierra”. Solo en la estación trabajan 25 personas, a las que se suman más de cien en el resto de negocios.SANTI BURGOS
Si muere Navacerrada, a Madrid solo le quedará Valdesquí, que suele estar llena y que es más cara. Ubicada en la misma sierra, en el término municipal de Rascafría, tiene 22 kilómetros esquiables y 21 remontes. En la imagen, unos niños, en la zona de la estación conocida como ‘la pradera’SANTI BURGOS
José Fernández, ‘Josito’, es el jefe de pista, a quien todos consideran “el rey del puerto”, el que “controla el cotarro”. Posa con su amigo Daniel Santos Muñoz (a la izquierda), meteorólogo y enamorado de Navacerrada, y con José Luis Mazuelos, toda una institución en el lugar, pionero del esquí en España, escalador, montañero y expresidente de la Asociación de Snowboard.SANTI BURGOS
Las pistas que deben ser desmontadas están en la parte baja de la estación, pero aún quedarían, del lado madrileño y en la parte alta, otras tres, ‘Pala de Montañeros’ (en la foto), y ‘Guarramillas 1’ y ‘Guarramillas 2’. El problema es que no cuentan con cañones de nieve y apenas si se abren unos días al año, a diferencia de las de la parte baja, por lo que están también abocadas a cerrar.SANTI BURGOS
Paco Moreno, el dueño del Club de Esquí Sierra de Madrid, es de los pocos que admite que “se veía venir”. “Desde hace unos 10 años, las temporadas se van acortando. Antes duraban desde el puente de diciembre a Semana Santa y ahora, de mitad de enero a mitad de marzo. Cada año hay menos nieve y yo sabía que en cinco o diez años se iba a cerrar, pero no me esperaba que fuera ya”, añade. En la imagen, esquiadores en las pistas.SANTI BURGOS
Juan Yánez, venezolano de 40 años que lleva 20 viviendo en Madrid, ha llevado por primera vez a esquiar a su hijo Rodrigo, de seis. Quería haberlo hecho antes, pero la pandemia se lo ha impedido hasta hoy y espera que no sea la última vez. Tímido, el niño asiente con la cabeza y sonríe cuando se le pregunta si le hace ilusión. “Se despertó solito por primera vez y vino a llamarme”, cuenta el padre.SANTI BURGOS
“Las pistas ya están integradas con el entorno y quitándolas no se va a solucionar nada. Los que ensucian el puerto y lo saturan son los que vienen a tirarse con los plásticos y los trineos, no los deportistas, que somos minoría”, se queja Alfonso Álvarez, un esquiador de 40 años. En la foto, remonte de la pista del ‘Telégrafo’.SANTI BURGOS
Manuel trabaja en una caseta de alquiler de trineos y esquís de venta de guantes y gorros en el puerto, al lado del bar ‘Dos Castillas’, cuya barra atiende sonriente entre otros muchos camareros Antolín desde hace casi 40 años. “Y espero hacerme viejito aquí”, dice a sus 56.SANTI BURGOS
La estación, que data de los años cuarenta, es la segunda más antigua de España tras La Molina, en el Pirineo catalán. La idea original era recrear una Suiza madrileña, pero nunca llegó a cuajar. En el puerto, languidecen desde hace décadas varios edificios en ruinas.SANTI BURGOS