Exilio
Cada mañana, más de cien solicitantes de asilo se congregan en el comedor de uno de los centros de acogida de CEAR en Málaga. Soy uno de ellos. Miro alrededor y encuentro allí el resumen de la problemática mundial del exilio. Provenientes de todos los continentes y hablando lenguas diversas, en el comedor, cosa curiosa, pocos hablan de sus dramas personales. Se habla de esperanza, de futuro, del día en que llegue la tarjeta de trabajo, de la residencia en España. Bajo la mirada y me siento optimista; el apoyo recibido de la institución es un buen motivo.
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Cada mañana, más de cien solicitantes de asilo se congregan en el comedor de uno de los centros de acogida de CEAR en Málaga. Soy uno de ellos. Miro alrededor y encuentro allí el resumen de la problemática mundial del exilio. Provenientes de todos los continentes y hablando lenguas diversas, en el comedor, cosa curiosa, pocos hablan de sus dramas personales. Se habla de esperanza, de futuro, del día en que llegue la tarjeta de trabajo, de la residencia en España. Bajo la mirada y me siento optimista; el apoyo recibido de la institución es un buen motivo.
Julio Forero Flórez
Málaga