EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación
los artistas de el país

Malagón: “Me interesa que el espectador reciba un puñetazo visual”

El dibujante establece un juego conceptual entre la imagen y el texto al que invita al lector a participar

El dibujante José Rubio Malagón, en EL PAÍS.Vídeo: DAVID G. FOLGUEIRAS
Madrid -

El País que hacemos realiza una serie de artículos sobre quienes añaden arte e ingenio a las páginas del diario: los ilustradores y viñetistas, que someten la realidad a su particular óptica.

Sus estudios en Historia del Arte proporcionaron a José Rubio Malagón (Alcalá de Henares, 1972) recursos indispensables, tanto gráficos como de relato, sobre todo cuando se trabaja con la actualidad como principal material de creación. “La historia es importante para conocer y dar una opinión contrastada y que no nos dejemos llevar por las ‘fake news”, explica. El ilustrador cautiva a los lectores de EL PAÍS con viñetas donde el ingenio se mezcla con la denuncia social.

La tecnología le permite trabajar casi en cualquier parte. Acude a la entrevista en la redacción del diario con una mochila de la que saca lápices, goma, hojas, un portátil y un escáner. En cuestión de 10 minutos ha confeccionado una ilustración para el dominical Ideas: una hamburguesa que en lugar de carne tiene el muro que divide México y EEE UU como ingrediente principal. “Lo que más tiempo me lleva es pensar la idea”, se excusa modesto ante la sorpresa de la velocidad.

Su jornada es bastante rutinaria. Comienza el día con la lectura de la prensa, de donde van explotando ideas que apunta en una libreta. Dedica la mañana a la reflexión, a elegir entre tanto fuego artificial la mejor propuesta. Por la tarde ya puede sentarse a estampar en la hoja lo que la actualidad le ha inspirado.

Sus creaciones suelen combinar el dibujo con un texto mínimo, de tal manera que ambos elementos establecen un juego conceptual. Claro que el estilo Malagón lleva 15 años desarrollándose. Comenzó con marices gordas, influido por Peridis y Forges, reconoce confesando su admiración. “Poco a poco vas madurando tu estilo y utilizando recursos propios”, añade. En EL PAÍS se estrenó hace menos de un año con un hombre que intentaba no caer en el oscuro agujero de la factura de la luz.

Huye de lo que denomina “viñetas de jaja” y apuesta por la reflexión: “Me interesa mucho que el espectador, cuando vea la ilustración, o bien piense, o bien reciba un puñetazo visual con algo que yo diga o con algo que exprese el dibujo”. A veces, comparte su rabia hacia un tema; otras, juega con la frustración, aunque siempre, asegura, con un toque de humor.

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