Columna

Líneas negras

Siempre en vanguardia, Rocío Monasterio, portavoz de Vox en la Asamblea, ha exigido la derogación de varios artículos de las leyes LGTBI madrileñas para dar su necesario apoyo a un gobierno de derechas

Rocío Monasterio, en la Asamblea de Madrid, el pasado 26 de mayo. Victor J Blanco (GTRES)

No es por dármelas de pionera, ni de picassiana, pero hace ya tres lustros que una tuvo su época rosa. Arcoíris, mejor dicho. Por natural querencia a los charcos y porque el aroma a revolución saturaba el aire para quien quisiera olerlo, firmé varios reportajes sobre la lucha por sus derechos civiles de las personas gays, lesbianas y transexuales en España. Tanto escribí y peroré sobre ellas y ellos, viniera o no al caso, que algún querido e ilustre compañero llegó a preguntarme a voces en medio de la Redacción, en broma, pero no tanto, si no podía hablar de gente normal y corriente, entre las...

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No es por dármelas de pionera, ni de picassiana, pero hace ya tres lustros que una tuvo su época rosa. Arcoíris, mejor dicho. Por natural querencia a los charcos y porque el aroma a revolución saturaba el aire para quien quisiera olerlo, firmé varios reportajes sobre la lucha por sus derechos civiles de las personas gays, lesbianas y transexuales en España. Tanto escribí y peroré sobre ellas y ellos, viniera o no al caso, que algún querido e ilustre compañero llegó a preguntarme a voces en medio de la Redacción, en broma, pero no tanto, si no podía hablar de gente normal y corriente, entre las risas de casi todos los compañeros, las mías las primeras. Desde entonces, algo hemos avanzado ahí fuera. El matrimonio homosexual y las leyes de identidad de género son un hecho, y una generación de españoles ha nacido y crecido sin más armario que el ropero.

Siempre en vanguardia, Rocío Monasterio, portavoz de Vox en la Asamblea, ha exigido la derogación de varios artículos de las leyes LGTBI madrileñas para dar su necesario apoyo a un Gobierno de derechas. Justo los que tienen que ver con la asistencia sanitaria a menores transgénero, la educación en diversidad en la escuela y la visibilización de las distintas identidades sexuales en los medios públicos. O sea, los que hacen normal a la gente normal con orientaciones o identidades sexuales distintas a la suya. Mientras el ciudadano Aguado ha rechazado el chantaje, la popular Díaz Ayuso se ha limitado a ofrecerse de mediadora con el fin de ser elegida presidenta. Ayuso es joven y quizá no sepa que esas no son líneas rojas, sino negras, porque afectan a la dignidad de sus potenciales presididos, sean LGTBI o heterazos de toda la vida. Por cierto, hoy día, mi ilustre y amado compañero enrojece hasta la raíz de su ya níveo pelo cuando le recuerdo lo de la gente normal y corriente, y va a matarme cuando lea esto. Algo hemos avanzado intramuros.

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