Columna

Abascal o el monopolio de la libertad

Ni Casado ni Rivera pueden permitirse que el líder de Vox ocupe su espacio simbólico

Fotografía publicada por Albert Rivera en su cuenta de Instagram (Ángel Nieto).

Libertad e igualdad son los dos discursos que están peleando a brazo partido en estas elecciones. El discurso de la igualdad (PSOE y Podemos) lucha para que todos tengamos el mismo punto de partida. El de la libertad (PP, Ciudadanos y Vox) para que cada uno pueda actuar como le dé la gana. Una dicotomía tan real como antigua. Hace mucho que Tocqueville predijo lo duro que tendríamos que batallar en democracia para elegir entre igualdad y libertad.

Visto así es de cajón que PP, Ciudadanos y Vox pactarán llegado el caso para defender su idea de democracia. Sobra decir que la libertad así ...

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Libertad e igualdad son los dos discursos que están peleando a brazo partido en estas elecciones. El discurso de la igualdad (PSOE y Podemos) lucha para que todos tengamos el mismo punto de partida. El de la libertad (PP, Ciudadanos y Vox) para que cada uno pueda actuar como le dé la gana. Una dicotomía tan real como antigua. Hace mucho que Tocqueville predijo lo duro que tendríamos que batallar en democracia para elegir entre igualdad y libertad.

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Visto así es de cajón que PP, Ciudadanos y Vox pactarán llegado el caso para defender su idea de democracia. Sobra decir que la libertad así entendida va ligada a la acción, a entrar a saco en todo. A actuar por encima de todas las cosas, incluso de la igualdad (¡claro que sí!). Y aquí tenemos un número uno, Abascal. El hombre que ha sabido monopolizar el discurso de la libertad. ¿Acaso conocen un candidato más decidido a hacer y decir lo que le dé la gana?

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Cuatro hombres se disputan la presidencia, pero sólo uno presume de espíritu de legionario en sus redes, se fotografía con un casco a lo Hernán Cortés o galopa con rancio estilo Putin en nombre de la Reconquista. Podría parecer que no son más que machadas populistas de quien ni siquiera tiene plaza en los debates electorales. Podría. Pero resulta que ni Casado ni Rivera pueden permitirse que Abascal ocupe su espacio simbólico. Así que estamos ante una paradoja electoral: PP y Ciudadanos peleándose por los votos de Vox. Increíble pero cierto.

La respuesta de Casado no admite matices. Ha decidido monopolizar la acción desde la tarima. Habla el que más, acude a todos los actos que puede, concede más entrevistas que nadie, opina sobre todas las cosas y, en consecuencia, se equivocará el que más en esta campaña. Errado pero audaz.

Rivera era, por su parte, el gallo más peleón del corral catalán, el que siempre sabía lo que haría si pudiera… Hasta que llegó Abascal y le arrebató el discurso de la acción, no solo ante la cuestión catalana, sino ante todas las cuestiones posibles. Y eso no se consigue con ideas políticas sino con imágenes de superhéroe. Baratas pero eficaces, al más puro Trump Style, no olvidemos que comparten asesor. Igual por eso esta Semana Santa Rivera se ha enfundado su traje de cuero y se ha fotografiado a lo Ángel Nieto para Instagram. “Quien se sube a una moto y se enamora de esa sensación de libertad, lo lleva en la sangre para siempre”. Sangre y libertad, lo ha escrito él.

Dicen que Sánchez no acude al debate de Atresmedia porque no irá Vox. Cree que necesita otra foto como la de Colón. Quizás se equivoque. Abascal se ha pegado a los discursos de Casado y Rivera. Hasta cuando no le vemos, le sentimos.

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