Cartas al director

Barcelona me aprieta

Barcelona me aprieta. Llego a casa y automáticamente enciendo la radio. El juicio al independentismo catalán ocupa no solo medios de comunicación. Inunda horas de café en nuestros lugares de trabajo, mata horas de espera en aeropuertos y hasta puede que esté presente en alguna conversación entre sábanas. Los catalanes, independentistas o no, vivimos en una sociedad que convive con esa losa. Hace tiempo que dejé de culpar a los políticos. No culpo a Sánchez por no haber cedido al chantaje independentista pero tampoco creo que los de aquí acertasen en su postura. Coixet apelaba ayer, desde Berlí...

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Barcelona me aprieta. Llego a casa y automáticamente enciendo la radio. El juicio al independentismo catalán ocupa no solo medios de comunicación. Inunda horas de café en nuestros lugares de trabajo, mata horas de espera en aeropuertos y hasta puede que esté presente en alguna conversación entre sábanas. Los catalanes, independentistas o no, vivimos en una sociedad que convive con esa losa. Hace tiempo que dejé de culpar a los políticos. No culpo a Sánchez por no haber cedido al chantaje independentista pero tampoco creo que los de aquí acertasen en su postura. Coixet apelaba ayer, desde Berlín, a la absolución de los presos catalanes. Lo hacía pese a estar en desacuerdo con todo el procedimiento catalán y para que nuestros políticos pudieran empezar a preocuparse de “cosas serias”. Hace ya mucho tiempo que descuidamos las “cosas serias”, y eso habla por sí solo.

María Vilella Ribas

Barcelona

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