Cartas al director

Ponerse en su lugar

Voy solo por la calle y una mujer se acerca a mí con la intención de tocarme el culo. En la empresa, cobro el 20% menos que las chicas por hacer el mismo trabajo. La jefa de mi departamento no deja de hacerme proposiciones sexuales que rechazo sistemáticamente, lo que da lugar a continuas represalias. Cuando llego a casa, mientras mi mujer se sienta a tomar una cerveza, yo preparo la comida para todos. Por la tarde debo ocuparme de mis hijos porque ella se presenta a la hora de cenar; unas veces porque tiene reunión y otras porque ha quedado con sus amigas para hablar sobre asuntos que no me c...

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Voy solo por la calle y una mujer se acerca a mí con la intención de tocarme el culo. En la empresa, cobro el 20% menos que las chicas por hacer el mismo trabajo. La jefa de mi departamento no deja de hacerme proposiciones sexuales que rechazo sistemáticamente, lo que da lugar a continuas represalias. Cuando llego a casa, mientras mi mujer se sienta a tomar una cerveza, yo preparo la comida para todos. Por la tarde debo ocuparme de mis hijos porque ella se presenta a la hora de cenar; unas veces porque tiene reunión y otras porque ha quedado con sus amigas para hablar sobre asuntos que no me cuenta porque llega cansada. Los sábados, mientras ella se va con los críos al parque, yo me quedo en casa limpiando. Todo esto no es cierto, pero si lo fuese y nos ocurriera a muchos hombres, ¿no hubiéramos dictado hace tiempo normas para impedirlo? ¿No es lógico que la mujer se rebele contra ello? Pongámonos en su lugar.

Enrique Chicote Serna

Arganda del Rey (Madrid)

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