El peligro de caminar por nuestras calles
Admiro las nuevas modalidades vehiculares pero, a la vez, nunca me he sentido en tanto peligro de atropello.
El peatón nunca gana: durante cuánto tiempo ha sufrido la prevalencia del coche, la ocupación sumaria de las superficies viales. Pero, ahora que se “domestica” el transporte a combustible fósil, el espacio liberado no lo hereda el peatón, sino el coche eléctrico —ocupa lo que el de gasolina y gasoil—, las bicicletas o los patinetes eléctricos sin reglamentar, sin seguro, con peso y potencia más que suficientes para herir de gravedad o incluso matar.
El que debería ser tran...
Admiro las nuevas modalidades vehiculares pero, a la vez, nunca me he sentido en tanto peligro de atropello.
El peatón nunca gana: durante cuánto tiempo ha sufrido la prevalencia del coche, la ocupación sumaria de las superficies viales. Pero, ahora que se “domestica” el transporte a combustible fósil, el espacio liberado no lo hereda el peatón, sino el coche eléctrico —ocupa lo que el de gasolina y gasoil—, las bicicletas o los patinetes eléctricos sin reglamentar, sin seguro, con peso y potencia más que suficientes para herir de gravedad o incluso matar.
El que debería ser tranquilo caminar del peatón se ha vuelto una práctica azarosa e insegura. Y a aguantar (o mejor dicho, a arriesgarse). Porque de los políticos, ni noticia. Se camina peor que antes.
Francisco Agudo. Madrid