Fantasmas de verano

En la pequeña localidad riojana de Viniegra de Arriba, la población se dispara durante la temporada estival: pasa de 15 habitantes a 200

Vecinos y visitantes de Viniegra de Arriba posan en la plaza del pueblo durante las fiestas de agosto.Víctor Sainz

Cuenta el periodista y escritor madrileño Sergio del Molino que en la España vacía, interior y despoblada, ya no quedan ni los fantasmas. La vida, los recuerdos de los habitantes que poblaron este paisaje abandonado se han marchado a un país que, dice el autor, a menudo parece extranjero: la España urbana y europea. En esos pueblos solo queda el sentimiento de abandono, en algunos casos el resentimiento, y la añoranza de un pasado mitificado “lleno de vida y de gente”. Sin embargo, hay una época del año en la que el mito se convierte en realidad.

Vuelve el verano y, con él, regresan los...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuenta el periodista y escritor madrileño Sergio del Molino que en la España vacía, interior y despoblada, ya no quedan ni los fantasmas. La vida, los recuerdos de los habitantes que poblaron este paisaje abandonado se han marchado a un país que, dice el autor, a menudo parece extranjero: la España urbana y europea. En esos pueblos solo queda el sentimiento de abandono, en algunos casos el resentimiento, y la añoranza de un pasado mitificado “lleno de vida y de gente”. Sin embargo, hay una época del año en la que el mito se convierte en realidad.

Vuelve el verano y, con él, regresan los hijos del pueblo. En Viniegra de Arriba, una localidad de La Rioja en la que la población pasa de 15 habitantes a cerca de 200 en el periodo estival, la soledad de los lugareños se hace más llevadera con el retorno efímero de los hijos, nietos y bisnietos de los que una vez vivieron o siguen viviendo allí. Un reencuentro que tiene su momento culminante el 16 de agosto con la celebración de las fiestas de San Roque, durante las cuales pequeños y grandes participan en procesiones, comidas populares y bailes.

Víctor Sainz, nacido en Madrid pero cuya familia paterna es originaria del pequeño pueblo de piedra ocre riojano, ha sido el fotógrafo encargado de inmortalizar este momento excepcional que, asegura, “llena el pueblo de vida y de alegría”. Para Sainz, así como para muchos españoles que cada verano regresan a sus raíces, volver al pueblo significa reencontrarse con sus recuerdos de infancia y con una libertad que ya no es capaz de propiciar la vida urbana a la que, sin embargo, no pueden renunciar el resto del año.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En septiembre, estos veraneantes volverán a formar parte del 84,4% de españoles que viven, en palabras de Del Molino, “apretados en el 48% del territorio”. Atrás dejarán a su suerte esos pequeños mundos rurales de otro siglo que perviven en Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y La Rioja, y que siempre partieron con desventaja. Un desequilibrio que, según el autor de La España vacía. Viaje por un país que nunca fue, “es ahora insalvable”.

Sobre la firma

Archivado En