La segregación social
Venimos asistiendo en los últimos años a avances formidables, aunque insuficientes, en la segregación por sexo o raza; pero permanecemos estancados, cuando no en franco retroceso, en lo que concierne a la segregación social. La única herramienta de que disponemos para tratar de paliar —en la medida de lo posible— las diferencias al nacer, pasan por el desarrollo de un sistema educativo público donde se potencie el pensamiento crítico, plural, razonado y científico.
Bajo las invocaciones a la libertad que esgrimen los abanderados del statu quo y del inmovilismo social se esconde...
Venimos asistiendo en los últimos años a avances formidables, aunque insuficientes, en la segregación por sexo o raza; pero permanecemos estancados, cuando no en franco retroceso, en lo que concierne a la segregación social. La única herramienta de que disponemos para tratar de paliar —en la medida de lo posible— las diferencias al nacer, pasan por el desarrollo de un sistema educativo público donde se potencie el pensamiento crítico, plural, razonado y científico.
Bajo las invocaciones a la libertad que esgrimen los abanderados del statu quo y del inmovilismo social se esconde el intento perverso de mantener inalterables las desigualdades sociales. A nadie en su sano juicio se le ocurriría defender una justicia concertada, donde bajo el paraguas de la libertad uno pudiera escoger a sus jueces. Le pido a este nuevo Gobierno, en materia educativa, el mismo coraje que está mostrando en otros asuntos.— Juan Fernández Sánchez. Madrid.