Historias de médicos

Roberto, además de síndrome de Down, tiene daltonismo. El pobre no distingue el rojo del verde y, si está cansado, tampoco distingue el marrón del gris. Sin embargo, él cree que es una bendición, pues tampoco distingue etnia, sexo o clase social. Él ve a todas las personas iguales y, por tanto, las trata de la misma forma. ¡Ojo!, que también le pasa con algunos animales, cuidaría y mimaría a un toro del mismo modo que hace en casa con perros, gatos y loro. Roberto no lo entiende, pero el daltonismo no causa su comportamiento, simplemente es empático, respetuoso y considerado, lo que se conoce ...

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Roberto, además de síndrome de Down, tiene daltonismo. El pobre no distingue el rojo del verde y, si está cansado, tampoco distingue el marrón del gris. Sin embargo, él cree que es una bendición, pues tampoco distingue etnia, sexo o clase social. Él ve a todas las personas iguales y, por tanto, las trata de la misma forma. ¡Ojo!, que también le pasa con algunos animales, cuidaría y mimaría a un toro del mismo modo que hace en casa con perros, gatos y loro. Roberto no lo entiende, pero el daltonismo no causa su comportamiento, simplemente es empático, respetuoso y considerado, lo que se conoce popularmente como buena persona. Aun así, he decidido dar a conocer su nueva y ficticia enfermedad, esta alteración del estado fisiológico indolente y descortés que nos rodea en nuestros días. Yo lo llamo daltonismo social. Y si la OMS me dejara, el síndrome de Roberto.— Nicolás Umpiérrez Mayor. Alella (Barcelona).

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