Borregos con piel de plástico
Éramos gentes de bolsas de telas y cueros, en ellas guardábamos nuestras compras: alimentos, jabones y vestimentas. Gentes de papeles y maderas: las legumbres nos las servían en bolsas de papel, los fideos en cartuchos de estraza, los fiambres y carnes en parafinados y los pescados en periódicos caducos. Los frutos y mazapanes se mostraban en cajas de madera, los membrillos en latas como las conservas y la camisería en papeles de seda. Los líquidos, alcoholes y refrescos, se acristalaban y en bares y hogares esa cristalería era lo imprescindible. Luego los grandes almacenes nos dijeron que era...
Éramos gentes de bolsas de telas y cueros, en ellas guardábamos nuestras compras: alimentos, jabones y vestimentas. Gentes de papeles y maderas: las legumbres nos las servían en bolsas de papel, los fideos en cartuchos de estraza, los fiambres y carnes en parafinados y los pescados en periódicos caducos. Los frutos y mazapanes se mostraban en cajas de madera, los membrillos en latas como las conservas y la camisería en papeles de seda. Los líquidos, alcoholes y refrescos, se acristalaban y en bares y hogares esa cristalería era lo imprescindible. Luego los grandes almacenes nos dijeron que era más cómodo dejar nuestras telas y cueros en casa, que ellos nos embolsarían las viandas en plasticidad. Hicieron que nos olvidáramos de nuestras telas y nuestros cueros como quien se olvida de sus orígenes, y llenamos nuestras vidas y las vidas de nuestros mares, ríos y campos de esa piel fría, maloliente e incombustible. Hoy nos cobran las bolsas para intentar que volvamos a nuestros orígenes. Ahora que nos han convertido en borregos con piel de plástico.— José Antonio Martínez Lamoca. Madrid.