Cartas al director

Hay que erradicar, de verdad, el machismo

El pasado viernes, después de haber superado los exámenes de selectividad, un grupo de amigos y amigas fuimos a celebrarlo saliendo de fiesta a una discoteca badalonesa. El lugar estaba abarrotado, no éramos los únicos que celebrábamos el fin de las PAU, y la cola para entrar era considerable. Sin embargo, había una segunda cola mucho más corta solo para chicas. El portero de la discoteca solo permitía la entrada a mujeres, quedándonos los chicos en la calle sin posibilidad de entrar. Esta discriminación no despertó la alarma de mis amigas, que entraron sin ningún remordimiento. Las mismas que...

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El pasado viernes, después de haber superado los exámenes de selectividad, un grupo de amigos y amigas fuimos a celebrarlo saliendo de fiesta a una discoteca badalonesa. El lugar estaba abarrotado, no éramos los únicos que celebrábamos el fin de las PAU, y la cola para entrar era considerable. Sin embargo, había una segunda cola mucho más corta solo para chicas. El portero de la discoteca solo permitía la entrada a mujeres, quedándonos los chicos en la calle sin posibilidad de entrar. Esta discriminación no despertó la alarma de mis amigas, que entraron sin ningún remordimiento. Las mismas que el 8 de marzo habían salido a la calle para reivindicar que no se las cosificara, aquel viernes entraron por la cola rápida de la discoteca sin plantearse nada más.

Nuestra Constitución de 1978 recoge la no discriminación por razón de sexo, pero se privilegia la entrada de chicas para usarlas como un reclamo. Además, si ellas aceptan ser tratadas así, ¿cómo va a erradicarse de verdad el machismo? Queda patente que aún falta mucho por avanzar en estos temas.— Javier Fernández Carrera. Barcelona.

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