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Mogarraz, ‘el pueblo de las caras’

Más de 700 retratos cuelgan de las fachadas de un municipio salamantino en la Sierra de Francia para recordar a los vecinos que decidieron quedarse y no emigrar

Mogarraz es un pueblo salamantino levantado en la Sierra de Francia. En 1967 fueron fotografiados los vecinos mayores de edad para en nuevo DNI. Medio siglo después, el artista Florencio Maíllo reprodujo a gran escala las fotografías y las colgó en las fachadas de la localidad para recordar sus vidas.Jaime Villanueva
Cada cuadro de la obra Retrata2/388 fue colocado en la casa donde vivía el protagonista cuando fue fotografiado o donde vive actualmente. En algunas fachadas pueden verse familias enteras.Jaime Villanueva
En la iglesia del pueblo cuelgan los retratos de aquellos vecinos que no tenían casa propia, decidieron venderla o emigraron años después.Jaime Villanueva
El pintor regaló los retratos a las familias para que hicieran con ellos lo que quisieran cuando finalizase el la exposición. Seis años después, los vecinos se niegan a descolgarlos y las pinturas se han vuelto un símbolo de identidad del municipio.Jaime Villanueva
La obra Retrata2 comenzó con las 388 instantáneas que se realizaron en los años sesenta, pero con el tiempo, los vecinos que no fueron fotografiados le han pedido al artista que les retratase a ellos también. En la imagen,la alcaldesa de Mogarraz, Concha Hernández, se asoma a la ventana donde está colocado su cuadro.Jaime Villanueva
Un vecino sentado bajo una fachada con los retratos de una de las familias de Mogarraz.Jaime Villanueva
El fotógrafo, Alejandro Martín, era un aviador del Ejército que años después se convirtió en el primer alcalde de la democracia de la localidad. Aquel día de 1967, colocó su cámara frente a una sábana blanca en la bodega de sus padres para que los vecinos fueran pasando para ser fotografiados.Jaime Villanueva
Torre de la iglesia de Mogarraz con decenas de retratos de sus vecinos.Jaime Villanueva
“Ese día fueron fotografiados todas las clases sociales del pueblo. Ricos y pobres. Es un homenaje a la gente que decidió quedarse. En esa época, muchos decidieron salir del pueblo para buscar una vida mejor”, dice el pintor.Jaime Villanueva
“Con Retrata2, ha habido un antes y un después. Han venido interesándose por el pueblo hasta de EE UU”, explica Concha Hernández, alcaldesa del municipio. En la imagen, dos turistas observan un retrato.Jaime Villanueva
A pesar de que la lluvia y los rayos del sol ha palidecido algunos de los rostros, la técnica de la encáustica —óleo mezclado con cera de abeja caliente— ha ayudado a que conservar las pinturas.Jaime Villanueva
Una de las calles de Mogarraz con varios retratos de sus vecinos.Jaime Villanueva
Francisco Maillo Calama, de 84 años, nació sin audición y, a diferencia de otros decidió quedarse junto en Mogarraz. Ahora, con la ayuda de un bastón de senderismo, se pasea por las calles empedradas y recuerda, con el lenguaje de signos, las vidas de cada retratado. En la imagen, Maillo Calama posa bajo su pintura.Jaime Villanueva
Según el autor de la obra, las pinturas están realizadas en chapas metálicas reutilizadas con las que los vecinos protegían sus casas de las condiciones climáticas en la primera mitad del siglo pasado.Jaime Villanueva
Sobre las imágenes, el artista escribió los nombres de los vecinos retratados y algunas frases descriptivas de los protagonistas.Jaime Villanueva
Sebastián posa frente a su casa. Al fondo puede verse su retrato, 51 años más joven, junto al de sus familiares. Actualmente, continúa trabajando la madera para hacer, entre otras muchas cosas, bastones y herramientas.Jaime Villanueva
Parte de la historia de Mogarraz no está escrita, parece silenciosa, como Maíllo Calama, pero sigue viva en los mogarreños y en el millar y medio de los cuadros que recubren sus casas.Jaime Villanueva