Cartas al director

Churras con merinas

Amo la ópera y amo la zarzuela, pero por desgracia los precios prohibitivos del Teatro Real hacen que mi corazón y mi bolsillo se decanten la mayoría de las veces por las fantásticas programaciones del teatro de la Zarzuela —en donde, entre otras figuras y producciones, he disfrutado de La villana, Las golondrinas, El gato montés, La tabernera del puerto, </CF>Elina Garanca, Piotr Beczala, Diana Damrau, Leo Nucci, Anna Caterina Antonacci...— a unos precios totalmente asequibles y que fomentan el acceso a la cultura musical sin sombras de codicia ni manejos políticos. Por estas r...

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Amo la ópera y amo la zarzuela, pero por desgracia los precios prohibitivos del Teatro Real hacen que mi corazón y mi bolsillo se decanten la mayoría de las veces por las fantásticas programaciones del teatro de la Zarzuela —en donde, entre otras figuras y producciones, he disfrutado de La villana, Las golondrinas, El gato montés, La tabernera del puerto, </CF>Elina Garanca, Piotr Beczala, Diana Damrau, Leo Nucci, Anna Caterina Antonacci...— a unos precios totalmente asequibles y que fomentan el acceso a la cultura musical sin sombras de codicia ni manejos políticos. Por estas razones creo que es un grave error que el Real absorba a la Zarzuela, ya que son entidades totalmente distintas. No se parecen en la gestión, no se parecen en las producciones, no se parecen en la música y ni mucho menos se parecen en el precio de las entradas. Con esa forzada unión mezclarán las churras con las merinas y perderemos todos: perderemos un teatro público, perderá la cultura en general y perderá la zarzuela en particular.— Joaquín Fernández Sánchez. Pozorrubio de Santiago (Cuenca).

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