Columna

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Cebrián y Caño, en un acto en Madrid en 2015.C. ALVAREZ

El final de la etapa de Juan Luis Cebrián como ejecutivo del Grupo PRISA y, especialmente, de EL PAÍS constituye un momento de gran trascendencia en la vida de este periódico y de los lectores que nos han acompañado a lo largo de 42 años.

Juan Luis continuará escribiendo en nuestras páginas y estoy seguro de que quienes trabajamos aquí seguiremos contando con su ayuda y su consejo durante mucho tiempo todavía. No es momento, por tanto, de despedidas. Pero sí es justo aprovechar su salida de los cargos que ocupaba hasta ahora para reconocer la aportación de Cebrián a EL PAÍS, al periodis...

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El final de la etapa de Juan Luis Cebrián como ejecutivo del Grupo PRISA y, especialmente, de EL PAÍS constituye un momento de gran trascendencia en la vida de este periódico y de los lectores que nos han acompañado a lo largo de 42 años.

Juan Luis continuará escribiendo en nuestras páginas y estoy seguro de que quienes trabajamos aquí seguiremos contando con su ayuda y su consejo durante mucho tiempo todavía. No es momento, por tanto, de despedidas. Pero sí es justo aprovechar su salida de los cargos que ocupaba hasta ahora para reconocer la aportación de Cebrián a EL PAÍS, al periodismo y a la sociedad española. Es difícil imaginar este periódico sin Cebrián y es difícil imaginar la formidable obra de la Transición y consolidación de la democracia en España sin este periódico.

Aunque siempre se ha asociado a EL PAÍS con el éxito, no fue la gestión de Juan Luis Cebrián al frente de este diario una labor fácil. Quienes la conocen mejor, recordarán que hubo incertidumbre financiera, obstáculos políticos y dificultades empresariales de todo tipo.

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Aunque yo no fui un testigo directo de aquellos tiempos, me consta que se requirió mucho aplomo y firmeza en la dirección de EL PAÍS para mantener a flote este proyecto y, sobre todo, para reivindicar a diario su razón de ser: la defensa de la libertad y de la convivencia pacífica en una España reformada y estrechamente vinculada a Europa.

Si EL PAÍS es hoy una marca tan acreditada e influyente en España, América Latina y Europa, si es hoy una garantía de independencia y credibilidad, es porque Cebrián creó, no sin resistencias en su día, las estructuras y los instrumentos que aseguran la misión profesional del director y de la redacción frente a cualquier amenaza.

No se puede en este breve espacio detallar los éxitos del periódico que Cebrián dirigió y protegió cuando ya no lo dirigía. Pero es obligatorio que todos los que trabajamos con él, aprendimos de él, mucho más quien hoy tiene la enorme responsabilidad de ocupar su puesto, hagamos un público reconocimiento de sus méritos profesionales y de su inmenso legado.

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