Se lleva el pudor chic

La boutique 'online' The Modist ofrece prendas de vocación recatada firmadas por marcas de lujo

Modelos del catálogo de The Modist.

Cualquiera que haya prestado un poco de atención a las pasarelas o a las alfombras rojas habrá percibido que un número creciente de firmas, como el Céline de la diseñadora Phoebe Philo, y de celebridades, como Frances McDormand o Sally Hawkins, están apostando por una nueva premisa estética: revelar lo mínimo de la figura de la mujer y apenas dejar piel a la vista. ¿Cómo lo consiguen? pues mediante la superposición de capas o con prendas opacas.

El modest dressing (o vesti...

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Cualquiera que haya prestado un poco de atención a las pasarelas o a las alfombras rojas habrá percibido que un número creciente de firmas, como el Céline de la diseñadora Phoebe Philo, y de celebridades, como Frances McDormand o Sally Hawkins, están apostando por una nueva premisa estética: revelar lo mínimo de la figura de la mujer y apenas dejar piel a la vista. ¿Cómo lo consiguen? pues mediante la superposición de capas o con prendas opacas.

El modest dressing (o vestir recatado), como se ha bautizado este nuevo estilo, ya se considera una de las tendencias más definitorias de esta década. Y, desde marzo de 2017 este fenómeno cuenta con su propia plataforma de shopping de lujo: la web multimarca The Modist. Fundada por Ghizlan Guenez —una emprendedora argelina que trabajó más de una década en el sector de las finanzas en Dubái— esta start up realiza envíos a 120 países y ha atraído a más de 150 marcas de alta gama, entre ellas Erdem, Lanvin, Marc Jacobs o la española Delpozo.

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Aunque estas firmas no necesariamente se definan como decorosas, pueden llegar a alinearse con el ADN de la clienta de The Modist: una mujer sedienta de creaciones bellas, a la que hasta ahora le resultaba muy complicado vestir a la vez de forma pudorosa y chic. “The Modist proporciona una solución a un tipo de mujer que estaba desatendida en el sector del lujo y que además se sentía frustrada a la hora de comprar porque el proceso le requería mucho tiempo y no se veía representada en la oferta”, afirma Ghizlan Guenez.

Todo lo que aquí se vende se considera estéticamente comedido, o puede llegar a serlo, por obra y gracia del estilismo. “Por ejemplo, puedes combinar un vestido de tirantes con un jersey de cuello vuelto y el resultado es modesto”, apunta la empresaria. Además, los diseñadores se han mostrado abiertos a adaptar algunas de sus piezas (alargando mangas o bajos, subiendo escotes, cubriendo transparencias...), y tienen previsto desarrollar con algunos de ellos colecciones cápsula exclusivas que sigan la estela de la línea de caftanes que lanzaron el pasado Ramadán.

Derribar ideas preconcebidas fue uno de los principales retos a los que se enfrentó Guenez al poner en marcha su negocio. “Cuando hablas de ropa modesta la gente suele tener una única imagen en la cabeza. Y no es que esa imagen sea errónea, pero es solo una de las muchas representaciones de lo que significa el concepto. Siempre ha habido mujeres que han vestido de forma recatada, ya sea por razones religiosas, culturales o estéticas”, apunta Guenez, “el problema es que aun hay personas que relacionan esta tendencia con una región concreta, como Oriente Medio; o con una religión en particular, como la musulmana”. Guenez asegura que esta tendencia no está necesariamente reñida con la moda rompedora. “Vestir recatado no es solo el hiyab, ni tiene que ser necesariamente una estética aburrida”.

Ghizlan Guenez, CEO de The Modist.

A su juicio, una mujer puede ser muy conservadora en su atuendo y muy moderna en su forma de pensar: “Es el ejemplo claro de no juzgar un libro por su portada. A las personas nos definen muchas más cosas que nuestro guardarropa”. The Modist tiene su cuartel general en Dubai y está formado por un equipo de unas 40 personas, de las cuales el 95% son mujeres. A las que Guenez, como CEO de la empresa, anima a llevar ropa modesta en el entorno laboral .“Para entender mejor cómo viste, piensa y vive nuestra clienta”, explica.

Para esta diseñadora es importante recalcar que el objetivo de su plataforma no es dictar o prescribir. “En absoluto pretendemos decir que una forma de vestir es mejor que otra”, sino que lo que pretenden es inspirar, dar opciones y, en última instancia, contribuir al debate que ha situado la moda —y su poderosa capacidad para comunicar mensajes— en el centro de la conversación global. “A veces me preguntan: '¿Ir cubierta no te hace sentir oprimida?” Pero esto no trata de tapar o revelar, sino de tener la posibilidad de elegir, y la libertad de ejercer esa elección”.

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